Dos
herramientas valiosas que fortalecen y afianza
las relaciones.
Todos nos
equivocamos y, sin querer, podemos lastimar
a nuestros amigos.
En algún
caso los abrumamos con nuestras exigencias; otros invadimos su territorio, a
otros nos cuesta brindar apoyo o
demostrar afecto.
La buena noticia
es que para paliar esto, contamos con dos recursos de gran valor que reconfortan el ánimo y nos hacen sentir
en paz con nosotros y con los demás.
El agradecimiento: Saber ser agradecido con lo que
tenés como con lo que los demás te valoran como persona y te brinda tranquilidad emocional.
Podes
decir gracias a la vida, como dice
la canción, por gozar de salud, gracias a tus amigos, por el cariño y el apoyo,
gracias a tu familia, por los buenos momentos compartidos, por su constante contención y amor incondicional.
El perdón: Disculparse es el mejor modo de
responsabilizarnos por nuestros actos y aceptar que podemos equivocarnos.
Discúlpate
ante la vida si fuiste negativo, con tus seres queridos, especialmente con tus
amigos, si hiciste algo que los haya perjudicado y estás arrepentido. Siempre
se puede comenzar después de un lo
siento.
La ira, el resentimiento, la
aflicción, la amargura, el rencor y el desengaño provocan estrés
e impactan la salud del ser humano. El sentimiento de culpa también.
Perdonar es
sanarse, una cura tanto psicológica
como físicamente, es hacer las paces con uno mismo.
Los seres
humanos no somos perfectos y tenemos dos opciones: O vivimos asentados en los defectos, el rencor y los errores,
o crecemos fundamentados en los aciertos, el amor y el perdón y el
agradecimiento. Nuestros padres poseen virtudes
y defectos. Si no perdonamos sus errores, no veremos sus bondades y
estaremos frustrados. Igual será con
nuestros hermanos, parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo.
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