
El amor no es un flechazo accidental que nos atraviesa el corazón de lado a lado, sino que es algo que se puede aprender. No se trata de encontrar a la persona ideal sino de una habilidad que hay que adquirir.
El amor no es un sentimiento fácil porque requiere previamente un desarrollo personal que permita una disposición desinteresada hacia los demás solamente por amor, con una actitud de humildad, confianza y férrea voluntad.
Dicen que quien es capaz de comprender a otro también lo ama y comprender significa conocer.
El amor verdadero y maduro significa unión, pero conservando ambos la propia individualidad. El amor es posible sólo en libertad, la envidia, los celos, la ambición, son pasiones y el amor no es una pasión es una actitud, una capacidad humana, no compulsiva. No es un arrebato súbito sino una disposición permanente que consiste más en dar que en recibir.
Y dar no significa renunciar o privarse de algo, sacrificarse ni empobrecerse, sino que constituye la más una bella expresión de poder que produce felicidad y vitalidad.
Aunque no se trata de darse mutuamente cosas materiales solamente sino de darse también la propia vitalidad, lo que está vivo en cada uno, su alegría, su interés, su comprensión, su conocimiento, su humor, su tristeza y todas las expresiones propias de cada uno.
Algo se produce en el acto de dar amor y es más amor.
El amor no es un sentimiento fácil porque requiere previamente un desarrollo personal que permita una disposición desinteresada hacia los demás solamente por amor, con una actitud de humildad, confianza y férrea voluntad.
Dicen que quien es capaz de comprender a otro también lo ama y comprender significa conocer.
El amor verdadero y maduro significa unión, pero conservando ambos la propia individualidad. El amor es posible sólo en libertad, la envidia, los celos, la ambición, son pasiones y el amor no es una pasión es una actitud, una capacidad humana, no compulsiva. No es un arrebato súbito sino una disposición permanente que consiste más en dar que en recibir.
Y dar no significa renunciar o privarse de algo, sacrificarse ni empobrecerse, sino que constituye la más una bella expresión de poder que produce felicidad y vitalidad.
Aunque no se trata de darse mutuamente cosas materiales solamente sino de darse también la propia vitalidad, lo que está vivo en cada uno, su alegría, su interés, su comprensión, su conocimiento, su humor, su tristeza y todas las expresiones propias de cada uno.
Algo se produce en el acto de dar amor y es más amor.