lunes, 28 de febrero de 2011

La memoria


Tipos de memoria:La memoria se relaciona, fundamentalmente, con el procesamiento de la información que recibimos del medio. Esto ocurre a través de un proceso que se da en varios pasos: imput o entrada de información, procesamiento central y output o salida.

La entrada de información que luego será "almacenada" en la memoria proviene de nuestros sentidos. El procesamiento central es el almacenamiento en la memoria y la clasificación de esta información en el cerebro.La salida se refiere a las ideas y acciones que resultan del procesamiento central.

El primer proceso importante de la memoria consiste en en retener la informacion que nos llega, todo el funcionamiento de la memoria que nos lleva a ser lo que somos, identidad.dado que en ella se basa nuestra identidad.

Memoria sensorial: Registra la información que nos llegadel medio externo durante un período de tiempo muy breve; uno o dos segundos. Trascurrido ese lapso de tiempo, la información se pierde si no es procesada en la memoria de corto plazo. No podría ser de otro modo, porque si todos esos estímulos perduraran, nos veríamos invadidos de información que no podríamos procesar.

Memoria a corto plazo: La información retenida en la memoria sensorial es trasferida, en parte, a la memoria a corto plazo, que la retiene durante un lapso de 15 a 20 segundos, antes de trasferirla a la memoria a largo plazo.

Las características:
Decae rápidamente.
Su capacidad de retención es reducida.
Se puede aumentar su capacidad repasando la información.
Puede ser alterada facilmente.
Se recuerda más fácilmente si se fracciona los elementos.

Se distinguen dos tipos de memoria a largo plazo:
La memoria episódica
La memoria semántica
La memoria episódica; guarda información sobre hechos concretos, ordenándolos en una sucesión temporal.
La memoria semántica; guarda información relacionada con el lenguaje, las fórmulas, las reglas,etc, es información ordenada conceptualmente.

Retencion de la información:Para que la información sea retenida es necesario que sea organizada de algún modo.Cuanto más estructurada sea la información , más fácilmente será recordada.
La recuperaración de la información: La recuperación puede ser espontánea o voluntaria.No siempre tenemos éxito cuando nos proponemos recordar algo. Ocurre cuando tratamos de recordar un nombre propio y éste surge en forma espontánea cuando ya no pensamos más en él.

Según la teoría psicoanalítica olvidarnos para librarnos de los sentimientos desagradables que podrían producirnos ciertos recuerdos. El olvido motivado es un instrumento de la represión como mecanismo de defensa.

Todos los recuerdo no están disponibles del mismo modo. Existe un pasado activo y un pasado que se vuelve inaccesible, al que sólo llegamos exepcionalmente. Podemos entender cómo funciona nuestro mecanismo de recuperación de recuerdos cuando buscamos indicios que nos ayuden a recordar algo. Por ejemplo queremos recordar algo del primer cumpleaños de nuestro hijo, pensar que tenia puesto, que personas estaban, se trata de establecer una relación entre el hecho que se quier recordar y otros que si recordamos, con la esperanza de que a través de estas asociaciones podamos recuperar información que buscamos.

La memoria y la identidad: La memoria es un recurso fundamental en la construcción de la identidad personal. No podríamos tener una idea de la continuidad de nosotros mismos como personas si no tuviéramos memoria de nuestra propia historia. A su vez, la historia personal, la biografía, se enlaza con los acontecimientos sociales que ocurren durante el transcurso de nuestra existencia. Por lo tanto la memoria de los individuos está indisolublemente ligada a la historia colectiva y a su recuerdo.

Técnicas para mejorar la memoria: Las reglas mnemotécnicas son recursos para potenciar la organización de la información con el objetivo de que pueda ser guardada de forma significativa, para tener más posibilidades de recuperarlas.

Algunas de las reglas son:
Método de los lugares; Funciona asociando lo que queremos recordar con los lugares de un camino que recorremos mentalmente. Ejemplo; si queremos recordar algo de nuestro trabajo, debemos elegir un camino que nos sea familiar, como el recorrido que hacemos para ir a nuestro lugar de trabajo, y asociar cada lugar por el que pasamos, con nuestro trabajo para no olvidarnos lo que tenemos que hacer al llegar.

Métodos de las imágenes: si Se debe recordar una serie de nombres propios , se pueden asociar a cada nombre imágenes que se vinculen a ellos.

Método del encadenamiento narrativo: se inventa una historia en la que intervienen los elementos que debemos recordar.

Método de la asociación : Se debe recordar con nombres conocidos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Mi Nueva direccion

Les queria contar de mi nueva direccion, los espero para seguir compartiendo temas de psicología.
Saludos a todos los amigos de esta casa y los espero en la nueva. Tomson

http://psicologia-viva.blogspot.com/

miércoles, 9 de febrero de 2011

Autismo


El origen del autismo está bastante cuestionado, y se habla de 3 tipos de autismo según su origen sea hereditario o genético, traumático y adquirido, por falta de afecto. Últimamente, se ha llegado a establecer una relación esperanzadora, la existente entre la alimentación exenta de gliadina y caseína y las mejoras de la calidad de vida del autista.

Los niños autistas miran pero no ven, los bebés no se conectan con el entorno ni con la madre. En una primera etapa escolar el niño se caracteriza por la falta de habla, no es capaz de distinguirse como persona y no muestra necesidades de contacto de ningún tipo. Suelen ser agresivos y, en muchas ocasiones, tienen tendencia a autoagredirse.
Es muy común que alrededor de un tercio de los niños autistas sean adolescentes con episodios epilépticos, provocados por un descontrol de su sistema nervioso.

Síntomas:
No reconoce su existencia
No entiende de sentimientos
No busca consuelo ni afecto
No es capaz de imitar conductas
No le gusta estar en sociedad
No se expresa verbalmente
No tiene imaginación
Sus movimientos corporales son torpes y nada evolutivos
No es capaz de seguir rutinas
No logra concentra su interés en nada concreto

Tratamiento:
Lamentablemente no existe cura para este trastorno, si bien el tratamiento integral y continuado, basado en una educación especializada, el apoyo familiar constante y las terapias psicológicas pueden mejorar su capacidad de comunicación y relación con su entorno.
Es muy habitual que los niños con este trastorno deban seguir un tratamiento farmacológico constante. Últimamente ha dejado al menos abiertas las puertas de la esperanza el tratamiento alimenticio en base a prohibiciones de gluten, caseína, colorantes y otras sustancias.

Los padres:
Asumir la situación en la que se encuentran y trabajar en conjunto para optimizar los puntos fuertes, minimizando las limitaciones son las tareas claves de los padres de niños autistas. Deben ser capaces de ponerse a disposición de psicólogos y psiquiatras que les ayuden a vivir con el problema y, deben tener muy presente que, tener un hijo autista es un problema familiar integral que no puede ser tratado aisladamente con el niño, sino que requiere de una terapia constante para todo el entorno de la persona autista.

Con independencia de las causas reales que desencadenen un cuadro de autismo en un niño, hay que tener presente que los esfuerzos deben centrase en la optimización de sus cualidades, la mejora de su calidad de vida y la posibilidad de integración social autosuficiente. Ponerse en manos de los especialistas para eliminar cuanto antes sentimientos negativos de culpa y dolor, son las claves que deben seguir los padres de un niño autista si quiere minimizar el impacto de esta enfermedad.

Gallega amiga es por vos este post, te dejo este enlace a otro artículo de autismo.

http://tomson-wwwlocaporlapsico.blogspot.com/2009/03/autismo.html

lunes, 7 de febrero de 2011

Crisis de la mediana edad


Aproximadamente entre los 40 y los 50 años es frecuente que aparezca lo que se ha dado en llamar la crisis de la mediana edad. Llegado este momento se puede intentar escapar de una realidad que no nos gusta, de ahí que los divorcios aumenten. A las mujeres se les agota el tiempo de ser madres y sueñan con tener un hijo formar una familia.

El reloj biológico señala que el tiempo de la fertilidad se acaba. Se llega a la madurez y aparece la necesidad de evaluar lo que tenemos y lo que queremos, lo que soñábamos en la adolescencia y lo que hemos conseguido en la madurez. Tenemos ante nosotros la segunda mitad de la vida. La primera ya la hemos recorrido. Comenzamos a sentir los límites del tiempo, y esto nos conduce a evaluar lo que hemos hecho y lo que queremos hacer. Según el psicoanalista Erik Erikson, en esta crisis el ser humano necesita aceptarse a sí mismo. Si lo consigue, la segunda mitad de su vida será creativa y placentera; en caso contrario, los problemas le provocarán una neurosis en la que los síntomas de la insatisfacción se llevarán gran parte de sus energías.

Esta crisis de la mediana edad es un proceso a lo largo del cual se produce un conflicto interno que hay que resolver. En este momento de la vida, la persona se enfrenta a sus viejas ilusiones para averiguar qué sucedió con lo que había soñado ser y lo que había imaginado que iba a hacer. ¿Qué síntomas son los más habituales? Los más comunes son: aburrimiento, ansiedad, depresión, aislamiento y una relación de pareja distante o llena de malestar. La crisis de la mediana edad se produce, según explican algunos expertos, porque hay que enfrentarse a la idea de que la muerte es inevitable, lo cual nos hace sentir un poco solos.

También es importante, a modo informativo, recordar brevemente algunos de los basamentos biológicos en los que se apoyaría esta llamada crisis de la mediada edad. Algunas características en el hombre y en la mujer. Respecto a la mujer, el fenómeno biológico que acompaña la crisis en estudio es conocido como menopausia. Aparecen cambios endocrinos. El ovario deja de funcionar normalmente y las hormonas sexuales, sobre todo los estrógenos, decrecen. Fisiológicamente hay atrofia genital que dificulta las relaciones sexuales, inestabilidad vasomotora con sofocos y crisis de sudoración, atrofia de los senos y pérdida de la elasticidad en la piel.

A diferencia de la menopausia femenina, que ocurre después de una repentina caída de los niveles de estrógenos, se cree que el cambio entre los hombres se debe a una pérdida gradual de la testosterona, la hormona sexual masculina más potente. En el hombre, este proceso es equivalente al de la menopausia femenina llamada andropausia. La condición puede aparecer en cualquier momento, aunque es más común entre los 45 y 50 años.

Conjuntamente con los procesos antes mencionados, suele darse que en el ámbito familiar los hijos crecen, crean sus propias familias, ambos en la pareja están preocupados cada uno por su propia crisis de la mediana edad y, por si fuera poco, a veces a esto se le suma el convertirse en abuelos. Psicológicamente la mujer reacciona de diferentes maneras: pasiva resignada o hiperactiva contrarrestando las pérdidas. En lo sexual sin embargo, para la mujer pueden darse cambios favorables: desaparece el temor al embarazo, por lo que se puede disfrutar con mayor libertad de las relaciones sexuales. Y además los modernos tratamientos con uso de estrógenos sustitutos favorecen el bienestar general al disminuir problemas vasculares y las alteraciones genitales, elevando a veces también el estado de ánimo.

En un típico caso de hombre en plena crisis de edad media vemos que éste gradualmente pierde su ímpetu, fuerza, energía y entusiasmo para la vida y para el amor. El hombre de acción se ha convertido de repente en el hombre de la inacción. Un cansancio mental y físico que lo envuelve todo desciende sobre él, a menudo sin razón aparente. Él deja de ser una persona positiva y optimista para convertirse en un sujeto negativo, pesimista y depresivo. En la casa, las relaciones familiares tienden a volverse cada vez más restringidas, y la vida y actividades sociales menguan y se marchitan. Y a esto se le suma, en muchos casos, alteraciones sexuales que pueden llegar incluso a la impotencia.

En otras épocas, una mujer de 50 años debía conformarse con el retiro y una apacible vida como abuela protectora. Hoy en día esta situación se ha revertido bastante, en gran medida por el aumento de las perspectivas de vida. Por otra parte, frente a la realidad del aumento del desempleo masculino en el país, muchas mujeres debieron comenzar a salir a la calle para sostener económicamente a la familia, lo que provocó que muchas personas del sexo femenino empezaran a trabajar bien entrada la adultez. Y de igual modo, muchas otras mujeres han decidido empezar carreras universitarias o retomar estudios que habían delegado en el pasado por dedicarse a sus hijos, ahora grandes.

Pero no todas las personas pueden reaccionar así ante una situación de crisis, y lo cierto es que a un gran número de personas estas crisis logran realmente abatirlas, mostrándolas en extremo deprimidas. Así, tienden a recordar constantemente sus fracasos, los aspectos negativos de su vida y se recrean en ellos, los agrandan, exageran y terminan proyectando esos hechos negativos, que pueden ser reales o no, hacia su vida futura. Debido a esto último terminan sintiendo gran temor por su futuro y les asusta cualquier proyecto nuevo. Piensan que volverán a fracasar. Y ante la posibilidad de volver a sufrir prefieren inhibirse, no participar, no ilusionarse. Se sienten, al final, incapaces de dirigir su propia vida.

A los individuos de mediana edad les asalta la duda de si acaso no deberían haber vivido su vida de una manera absolutamente distinta a como lo han hecho hasta hora. Y quizás aquí radique en gran parte el centro mismo del problema en estudio. Esto, claro, puede ser vivido como una apertura de posibilidades liberadoras, pero al mismo tiempo como una presión para que una y otra vez se busque el sentido a las nuevas realidades que asaltan la vida. Y tal vez entonces es ese sentido, ese que no se encuentra, el principal generador de crisis.

Por otro lado, se intenta mirar hacia la mitad de vida ya recorrida y otra mirada hacia aquella otra mitad que aún nos espera, quizá caeríamos inevitablemente en la tarea penosa de comparar aquello que soñamos, con todo el idealismo adolescente con lo que hoy hemos sabido conseguir. Y este hoy, eso que somos en la mediana edad, tal vez también tendría que ajustarse a los modelos exitosos imperantes parecer 20 años menos, tener una suculenta cuenta bancaria, un cuerpo de gimnasio, quizás incluso fama, etc.

Con estos modelos posmodernos imperantes, las posibilidades de salir airosos de un balance semejante no son muchas. Y ni hablar entonces si miramos hacia el futuro, si intentamos proyectarnos hacia el mañana, porque si en algo se caracteriza esta avasallante posmodernidad es en la ausencia de mañana. Sólo se vive el hoy, el aquí y ahora eternamente. Y el cuestionamiento que desata la gran crisis al llegar a la mitad de la vida, tal vez acontezca cuando uno se da cuenta en que sólo le queda, con suerte, otra mitad, y cuando entiende que no quiere vivir esa mitad de la misma manera. Pero el problema esta precisamente en eso: ¿Cómo vivirla entonces sin hacer un proyecto, dado que se vive en una era sin futuro? ¿Cómo encontrar un sentido compatible con esta inconcebible posmodernidad?

jueves, 3 de febrero de 2011

Miedo al ridículo


El temor a que los demás nos juzguen mal, se burlen de nosotros o nos tomen por tontos, no sólo resulta infundado, ya que la mayoría de las veces sólo está en nuestra mente, sino que además puede limitar seriamente nuestra existencia y paralizar lo mejor de nosotros: lo que surge naturalmente de nuestro interior.
Unos tienen temores a hablar con acento, otros a encontrase con gente diferente, preparada intelectualmente, o de otro nivel social, etc.

¿Qué van a pensar de mí? ¿Y si lo que voy a sugerir no tiene sentido? ¿Qué haré, donde me voy a situar, si mis ideas sólo generan risas?
Estas preguntas y este diálogo interior son habituales en quienes viven acomplejados, por el miedo al ridículo: un temor a que se rían de nosotros o a hacer algo fuera de lugar delante de los demás, lo cual genera ansiedad y dificulta las relaciones sociales.

Además de un creciente malestar, la limitación o prohibición auto-impuesta de hacer, decir o proponer cosas que puedan resultar cómicas o inadecuadas para la mentalidad de los demás, termina por cortar las alas a nuestra creatividad y espontaneidad, y en muchos casos nos obliga a renunciar a ser auténticos, a ser nosotros mismos, con nuestros defectos y virtudes.

Por eso hay que aprender a reírse de uno mismo y los demás: En la calle, los restaurante, micros, tren, la oficina, hay que fijarse en las cosas graciosas y ridículas que hace la gente que nos rodea, lo cual también es un buen antídoto contra el sentimiento de ridículo, porque todo el mundo protagoniza situaciones cómicas y extremadamente extrañas.

En lugar de sufrir un atascamiento del tráfico, hay que observar cómo los conductores se meten el dedo en la nariz, fuman como enloquecidos, gesticulan de manera extraña, hablan a los gritos con su teléfono móvil. También podemos observarnos a nosotros mismos: si nos disociamos y vemos desde fuera, podemos llegar a reírnos de situaciones que antes nos agobiaban.

El mundo sigue su curso. Todo pasa y se olvida rápidamente. La mayoría de la gente vive inmersa en su propio mundo, vida y preocupaciones, y sólo fugazmente se fija en los de los demás, retornado pronto a su propia realidad. Así que quién va a ocuparse y preocuparse por nuestras peripecias.

Lo verdaderamente ridículo, o en todo caso triste y lamentable, es vivir obsesionado por la opinión de los demás, o que nos preocupe más nuestra imagen o lo que piensan de nosotros, que lo que en realidad somos y sentimos. Hay que aprender a vivir con naturalidad y disfrutar de la vida con las personas que nos rodean.

martes, 1 de febrero de 2011

Los cambios de humor que modifican nuestras vidas


El trastorno bipolar se caracteriza por la repetición, alternancia, o la coexistencia de estados de excitación, manía o de depresión, melancolía

El elemento del que se componen los estados depresivos es la melancolía y se caracteriza por la presencia de un sentimiento continuo de desesperanza, fracaso, tristeza e incapacidad de disfrutar cualquier actividad.

Por otro lado, el elemento del que se componen los estados maniacos es la manía y se caracteriza por un estado de alegría y exuberancia, aunque su manifestación más notoria es la cólera y la violencia.

La manía es lo opuesto a la depresión aunque, en el fondo, la personalidad es esencialmente depresiva, ya que trata de negar constantemente la depresión.
Entre estas personas existe una gran tendencia hacia el consumo de drogas, alcohol o sustancias que alteran el sistema nervioso; pueden ser incapaces de obtener la satisfacción deseada y a la vez se intensifica la adicción.

Enfermedad maníaco-depresiva es la alternancia de ambos estados manía-depresión a lo largo de la vida de una persona.
En las depresiones la persona expresa un sentimiento hostil hacia su persona y en la manía expresa un extremado amor hacia sí mismo.

Tipos de trastorno bipolar:
Trastorno bipolar I:
se da en aquellos individuos que han experimentado uno o más episodios maníacos con o sin episodios de depresión mayor, la característica esencial de un episodio depresivo mayor es un período de al menos 2 semanas durante el que hay un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades.

Trastorno bipolar II: se caracteriza por episodios de hipomanía así como al menos un episodio de depresión mayor. Los episodios hipomaníacos no llegan a los extremos de la manía, por lo que no provocan alteraciones sociales u ocupacionales.

Ciclotimia: implica la presencia o historial de episodios hipomaníacos con periodos de depresión que no cumplen los criterios de depresión mayor, y que ocurren según un patrón cíclico. Los síntomas aparecen según un protocolo o modo conductual.

Trastorno bipolar no especificado: es un diagnóstico que se utiliza para indicar afecciones bipolares que no encajan en otras categorías diagnósticas.

El tratamiento
Para esta enfermedad la debe realizar un psiquiatra y un psicoterapeuta. El tratamiento más utilizado es con psicofármacos, que consigue regular el estado anímico de la persona de forma que pueda llevar una vida más o menos normal. En la actualidad existen nuevos tratamientos que también son efectivos para este trastorno.


Se necesita de un seguimiento tanto para el ajuste de la medicación, como por la necesidad psicoterapéutica que requiere la persona para enfrentarse a ciertos contratiempos.

El crecimiento postraumático hace referencia a la posibilidad de aprender y crecer a partir de experiencias adversas, y es un fenómeno más común de lo que en principio solía creerse. Muchas personas que han de luchar en circunstancias muy duras, logran sacar beneficios de esa lucha y hacerse más fuertes. A pesar de estar experimentando emociones negativas, como ansiedad, tristeza, etc., también experimentan emociones positivas que les ayudan a reducir sus niveles de angustia.

El crecimiento postraumático
puede reflejarse a varios niveles: cambios en uno mismo, cambios en las relaciones interpersonales y cambios en la espiritualidad y filosofía de vida. Muchas personas que afrontan una situación traumática ven aumentada la confianza en su capacidad para resistir las adversidades que puedan ocurrir en el futuro.