sábado, 30 de junio de 2012

La Depresión


La depresión es un término con un significado que varía desde las bajadas transitorias del estado de ánimo que son características de la vida misma, hasta el síndrome clínico, de gravedad y duración importante con signos y síntomas asociados, marcadamente distintos a la normalidad. En la depresión existe una pérdida general de vitalidad, el enfermo expresa falta de interés y energía. El paciente se muestra cansado y triste. Puede rehuir de las actividades sociales y su rendimiento decrece en todas las esferas. Una totalidad de desesperanza y pesimismo invadirá sus fantasías y sus ideas.

Las depresiones pueden ser endógenas, exógenas o somatógenas. Todas ellas se caracterizan por una serie de alteraciones en el área psíquica y en la orgánica.

En el área psíquica estar deprimido produce tristeza, desmoralización y pérdida de autoestima. En la orgánica da astenia, abatimiento, hipoactividad, pérdida de apetito, pérdida de peso, alteraciones del sueño, disminución de la lívido y en casos graves, incluso ideas delirantes.

Depresión Endógena: Este tipo de depresión tiene una causa fundamentalmente biológica. No existe continuidad con la historia vital de la persona, no hay motivos para estar triste o melancólico, no existen causas externas. Estas personas tienden a encontrarse mejor por las tarde y su patología se relaciona con el cambio de estación (hay un aumento de síntomas depresivos en primavera y otoño). Frecuentemente su iniciación y curso se asocia a ritmos biológicos. Suelen ser hereditarias.

Depresión Exógena: Depresión fundamentalmente causada por factores ambientales externos. También se denomina depresión reactiva, pues se producen como respuesta a una pérdida, un desengaño, una tensión u otros acontecimientos externos recientes. Se supone que las depresiones sin una historia de tensión externa se deben a algún proceso biológico intrínseco o endógeno.

Los factores exógenos son inespecíficos, además se dan diferencias intraindividuales según el momento evolutivo, influyendo la persistencia de los factores, la profundidad de la experiencia vivida y si son inesperados o no, en la depresión que producirán.
Pay Kel (1979) afirma que "existe un riesgo seis veces mayor de desarrollar una depresión en los seis meses siguientes a la aparición de acontecimientos vitales estresantes", como por ejemplo la independencia y el abandono del hogar por parte de los hijos. Toda la fisiología y la patología del estrés son inseparables de la emoción, de la angustia y de la depresión, sobretodo en cuanto representan los esfuerzos adaptativos del organismo para afrontar una situación de alarma.

Depresión Somatógena: Este tipo de depresión es secundaria a causas físicas específicas y patologías orgánicas demostrables. También se llaman depresiones orgánicas, las causas más frecuentes son:
Trastornos tiroideos
Anemias
Infecciones víricas
Lupus
Cáncer
Parkinson
Causas yatrógenas: fármacos como anticonceptivos orales, corticoides, antihipertensivos, psicolépticos y otros.
  
Síntomas del deprimido: Se aprecia en el deprimido una apariencia general de abatimiento. Arrinconado, abúlico.
El rostro serio, o con una expresión que revela preocupación y sufrimiento, la mirada perdida, con los ojos abiertos, como buscando apoyo y mostrando a veces ansiedad. El ceño fruncido, en ocasiones la boca entreabierta, otras dibujando una triste, una desoladora y a veces trágica sonrisa.
Son característicos "gestos hacia abajo": la cabeza caída, los hombros vencidos, los brazos y las manos en el regazo, el torso encorvado.
La respiración suele ser profunda, con los largos suspiros que desde siempre se relacionaron con la desventura y el sufrimiento. Suele haber tendencia a las posiciones estáticas. En los casos graves, llantos convulsivos dominan el cuadro. Se toman la cabeza con las manos, o se cruzan de brazos, con un rictus doloroso que deforma el rostro. Otros están impasibles, con lágrimas que, silenciosamente, bajan de sus ojos.

Todo en él es pobreza de movimientos. Si se mueve será despacio, como cansadamente, penosamente y aún torpemente.
No tiene deseos de vivir y su agobio surge de toda su apariencia.
La palabra es bradilálica, apagada, fuertemente impregnada emotivamente en sentido negativo. Contesta parcamente las preguntas con un dejo de desinterés y de simple condescendencia al médico.
Ciertamente el cuadro es definidamente ansioso: hay agitación, inquietud variable, desesperación. El paciente pide ayuda, aunque está convencido que ésta es inútil. La palabra es ahora entrecortada, sollozos convulsivos y angustia intolerable. La temática del dificultoso discurso es ese sentir triste que nace de su propio y muy profundo dolor.

Tratamiento
De cualquier depresión, según su severidad es abordado con fármacos antidepresivos, como pueden ser estabilizadores del ánimo o tranquilizantes mayores, y con apoyo psicoterapéutico.  
Es fundamental tener una mayor comprensión de esta enfermedad para presentar batalla cuanto antes a sentimientos negativos o autodestructivos. Si hay una mínima sospecha de padecer un cuadro de depresión debemos acudir a un especialista, él sabrá como guiarnos para salir adelante.

lunes, 25 de junio de 2012

Enfermedades mentales


Las enfermedades mentales más complejas del ser humano, son la Psicosis y la Neurosis.
Definimos la primera de ellas, la Psicosis: Ésta es una enfermedad mental en la que el individuo pierde el contacto con la realidad sin poder distinguir en su mente que es real y que no lo es. La personalidad de estos individuos suele ser desorganizada, incapaz de relacionarse socialmente e incluso en algunas ocasiones es necesaria su internación en un hospital. Esta enfermedad está caracterizada por la incapacidad de controlar voluntariamente los pensamientos, impulsos y emociones.
Hace siglos era muy frecuente la utilización del término locura, cualquier persona podía ser tildada de loca por cualquier actuación indebida que se saliera de lo estrictamente normal. En esta época a los psicóticos solían vincularlos con individuos que sufrían la posesión demoníaca.


Con el paso del tiempo y el cambio de pensamiento hacia uno más liberal y científico está enfermedad pasó a ser analizada por la medicina y por tanto considerada como una enfermedad más. Pero los individuos afectados por dicha enfermedad, por miedo al contagio, eran rechazados y por consiguiente aislados de la sociedad. Con el tiempo, la psiquiatría intentó transformar los síntomas de dicha enfermedad en signos objetivos, dando lugar a la investigación, tanto por parte de la neurofisiología como de la psicofarmacología. Es a partir del siglo XX con el psicoanálisis cuando se produce el acercamiento con el paciente y se le empieza a escuchar y a tratar.

Existen dos tipos de reacciones psicóticas: las funcionales y las orgánicas.
Trastornos funcionales mentales: no existe ningún daño en el cerebro que explique los síntomas psicóticos.
Trastornos orgánicos mentales: existen lesiones en el cerebro que explican los síntomas psicóticos.
Los síntomas más frecuentes son alucinaciones, delirios y graves alteraciones afectivas que le impiden relacionarse con las personas con normalidad. El trastorno por excelencia será la esquizofrenia. A continuación vamos a profundizar en los trastornos más importantes:
Trastorno psicótico breve: se producen cuando están presentes uno o más de los siguientes síntomas: ideas delirantes, lenguaje alterado o desordenado, comportamiento catatónico (ausencia de voluntad y movilidad) o alucinaciones.
Trastorno psicótico compartido: se produce cuando el trastorno psicótico breve se da entre dos personas con una estrecha relación.
Trastorno bipolar: se trata de episodios hipomaníacos o depresivos que provocan un gran malestar y deterioro en las relaciones sociales del individuo.
Trastorno delirante: se caracteriza por ideas delirantes en las que la actividad social y el comportamiento del individuo no se ven afectados.

En la actualidad, el tratamiento de este trastorno posee un carácter integrativo y multidisciplinario. En primer lugar se le administra al paciente fármacos como método para paliar o disminuir los síntomas de dicha enfermedad para más tarde y gracias a la intervención psicológica  intentar generar un estado de mayor bienestar en el paciente.

Visto todo lo anterior, vamos a pasar a la otra enfermedad: La Neurosis. 
Ésta es una enfermedad mental, sin evidencia de lesión orgánica, caracterizada por la presencia de profundos estados de culpa, miedo o ansiedad. Esto se produce cuando el individuo intenta proteger al yo ideal del choque contra el mundo real ya que éste le produciría un gran malestar. Según Freud “las neurosis son trastornos mentales que surgen de la ansiedad y cuyos síntomas interfieren la actividad normal, pero no la bloquean completamente”. Estas personas suelen tener conductas repetitivas. Un buen ejemplo de ello sería el lavarse las manos repentinamente. A diferencia de la Psicosis, el neurótico no presenta síntomas de alejamiento con la realidad y por lo tanto puede llevar una vida social aparentemente normal.

Desde el psicoanálisis se toma por causas los siguientes elementos:
Un conflicto interno entre los impulsos del ello y los temores del súper-yo.
La presencia de impulsos sexuales.
La incapacidad del yo para ayudar a la persona a superar el conflicto.
Los impulsos de la mente que al no ser negados buscan su expresión a través de la ansiedad neurótica.
Existen distintos tipos de Neurosis, los más importantes son los siguientes: Trastornos por ansiedad: fobias, crisis de angustia, trastorno obsesivo-compulsivo.
Trastornos somatoformes: hipocondría, dolor somatoforme, trastorno de somatización.
Trastornos disociativos: trastorno de identidad disociativo, amnesia psicógenas, trance y posesión.
Trastornos afectivos.
En conclusión, la Psicosis y la Neurosis son enfermedades mentales que afectan a gran parte de la población sin que nos percatemos de ello. Su diferencia principal es que mientras que en la Psicosis el individuo se exilia de la realidad y se construye una propia, el enfermo neurótico no, acepta la realidad aunque esto suele provocarle angustia y ansiedad.

martes, 19 de junio de 2012

Neuropsicología


La neuropsicología la podemos definir como una ciencia de unión de diversas ramas de investigación, como la lingüística, la antropología, la psicología y las neurociencias en su afán de establecer vínculos entre mecanismos neurológicos, actividades motrices, perceptuales y mentales. También es parte activa de los adelantos de la psicología y las ciencias cognitivas en cuanto a comprensión de las operaciones mentales que es capaz de realizar el sistema nervioso.

La neuropsicología es el área de la psicología que se ocupa de las relaciones cerebro-conducta, representando una aplicación genuina del enfoque biopsicosocial a la comprensión de la mente humana. Se diferencia de otras especialidades básicamente en tres aspectos:

En el tipo de población atendida: personas con disfunciones cognitivas, trastornos de la conducta o problemas funcionales en las que se sospecha la afectación del sistema nervioso central. Por ejemplo, esquizofrenia, demencia, lesión cerebral adquirida, enfermedades genéticas y neurológicas, intoxicaciones, hiperactividad, SIDA, cáncer, toxicomanías, etc.
En los problemas tratados: lesiones o disfunciones del cerebro.
En los procedimientos y técnicas empleadas: tests neuropsicológicos, pruebas de neuroimagen y terapias psicológicas (modificación de conducta, neurorrehabilitación, terapia familiar, etc.).

Funciones del neuropsicólogo
El diagnóstico clínico del funcionamiento cognitivo, conductual y emocional mediante pruebas estandarizadas.
Tratamiento: mediante técnicas psicoterapéuticas y procedimientos de rehabilitación, ayudando al paciente a que retorne a un nivel de funcionamiento normal después de la enfermedad o lesión o, en su caso, para que disfrute de una calidad de vida adecuada.
Consejo y asesoría: orientando a enfermos, familiares, personal sanitario y asistencial.

Ámbitos de actuación del neuropsicólogo
Centros geriátricos: centros de día y residencias.
Departamentos de neurología, unidades de memoria y de demencias.
Empresas farmacéuticas: determinación de niveles de neurotoxicidad de fármacos.
Equipos de salud mental.
Psicología forense: determinación de daño corporal (lesiones cerebrales).
Psicología infantil.

lunes, 11 de junio de 2012

¿Que es el odio?


Se suele decir que el odio es la otra cara del amor, aunque no siempre es así. El odio tiene muchas caras y muchas causas.

La capacidad de odiar es una característica humana; un sentimiento de raíces profundas que se define, desde la perspectiva psicológica, como una emoción intensa de ira y hostilidad hacia una persona, grupo u objeto.

Definiciones del odio
Para Charles Darwin, las raíces del odio estaban en la venganza y en la defensa de los propios intereses. Desde la psicología, de la mano de Erich Fromm: el odio surge como respuesta ante una amenaza.

La filosofía también ha hecho sus aportes al respecto.
Descartes sitúa al odio entre la conciencia de que algo anda mal combinado con el deseo de apartarse de esa situación.
Spinoza califica el odio como una clase de dolor que obedece a una causa externa.
David Hume observa el sentimiento de odio como una emoción irreducible e imposible de definir, mientras que:
Aristóteles ve el odio como un deseo de aniquilación; visión parecida a la de:
Sigmund Freud, quien definía el odio como un estado del yo que desea destruir la fuente de su infelicidad.

Cada persona tiene en sí misma todas las posibilidades de ser. Por cultura, personalidad y otros factores, muchas de esas posibilidades no se viven por ser incompatibles con la manera de ser. Por lo tanto quedan reprimidas en el inconsciente. El odio, entonces, consiste en una proyección. Lo que se odia en los demás y que es visible es lo mismo que odiamos en nosotros mismos, pero que mantenemos invisible y reprimido en nuestro interior. En cierto modo podría decirse que aquello que se odia en los demás es aquello que uno es inconscientemente.

El odio hacia uno mismo: El odio hacia uno mismo tiene mucho que ver con la ausencia de autoestima, y es fuente de otras muchas características negativas que configuran la personalidad de cada individuo.

El origen del odio hacia uno mismo puede deberse a varios factores. Las personas que han vivido hechos traumáticos en su infancia, como pueden ser malos tratos o abuso sexual, tienden a vivir en un estado de constante autodesprecio. La intolerancia a la crítica y al fracaso son elementos comunes en la persona que se odia a sí misma. La vergüenza, al igual que la culpa, son algunos de los sentimientos más relacionados con el autodesprecio.

Como podemos evitar el sentimiento de odio:
No responder a las agresiones con agresividad.
El odio suele aparecer tras una serie de agresiones mutuas. Si nos sentimos agredido podemos optar por muchos tipos de respuestas pero optar por la agresividad no es la más adecuada pues la violencia genera más violencia. Adoptar una postura empática, mantener la calma, exponer nuestros argumentos manteniendo firme la postura son actitudes correctas.
Si tenemos hijos debemos tener mucho más cuidado con albergar emociones de odio en nuestro interior ya que estos son tan contagiosos como la gripe.

No Instalar un sentimiento de inferioridad.
En la vida muchas personas se sienten como si fueran pequeños y diminutos ratoncitos en un mundo de gigantes. Tienen un profundo sentimiento de inferioridad que los vuelve agresivos cuando se sienten atacados. Las personas que tienen una autoestima baja son más propensas a albergar sentimientos de odio.
La psicología del odio estudia los procesos cognitivos que llevan a una persona a odiar y el sentimiento de inferioridad es uno de ellos.

Permitirnos dar un toque de color a nuestras vidas.
Las personas que tienen una vida monótona, vacía, sin satisfacciones, que se aferran a vicios tales como drogas, alcohol, etc, para salir de su depresión, son más propensas a sentir odio hacia las personas. Buscar algo bueno y sano que nos motive, que nos guste de verdad y dedicarle tiempo. Hacer deportes, caminar, gym, artesanías, beneficencia, etc. Que lo podamos hacer con amor con pasión, que nos motive cada día.

 El odio, en el peor de los casos, puede llevarnos a cometer actos reprochables, malvados, odiosos sobre los demás; y en el mejor de los casos Seremos  nosotros mismos los que sufriríamos las  consecuencias. Resumiendo: el odio es totalmente Humano, pero nada aconsejable y completamente inútil.

Que no hay amor sin odio, todos los sabemos, solo que es muy difícil de aceptar.

martes, 5 de junio de 2012

Trastornos psicológicos


Los trastornos psicológicos son alteraciones leves de la mente, como la  depresión, los trastornos del sueño, trastornos de conducta, las adicciones, etc.
Afectan el desenvolvimiento normal del individuo en la sociedad. Se manifiestan como anomalías en el razonamiento o en el comportamiento, se dificulta el reconocimiento de la realidad y la adaptación a las condiciones de vida.
Este concepto engloba una cifra importante de patologías, que manifiestan diferentes síntomas según el individuo.

Debido a su naturaleza, se puede decir que integra elementos de origen biológico (genético, neurológico), ambiental (relacional, familiar, psicosocial), y psicológico (cognitivo, emocional). Estos factores influyen en la presentación de la enfermedad, su desarrollo evolutivo, la fenomenología, el tratamiento, las posibilidades de rehabilitación.

Clasificación de trastornos psicológicos
Tradicionalmente la clasificación de trastornos psicológicos se hace en: trastornos orgánicos y trastornos funcionales, según su origen sea fisiológico o psíquico. Actualmente se considera que están ligados ambos factores.
Existen numerosas categorías de trastornos psicológicos, con mayor o menor gravedad, dependiendo de lo vivencial del sujeto y de la repercusión en el funcionamiento social. Aquí podemos encontrar: depresión, trastornos del sueños, trastornos de conducta, drogadicción.

Existe otra división clásica de los trastornos, trastornos neuróticos, trastornos psicóticos. Las neurosis afectan las percepciones del sujeto sobre sí mismo, y su relación con el entorno familiar y social cercano. Pero no los aleja de la realidad, pudiendo funcionar personal y laboralmente.

Las psicosis abarcan manifestaciones asociadas a la enfermedad mental, aparición de alucinaciones, delirios alteraciones afectivas graves. Aquí se encuentran las depresiones, los trastornos bipolares, etc. provocan desconexión con la realidad y bloqueos afectivos.

Trastorno narcisista de la personalidad
El trastorno narcisista de la personalidad, se caracteriza por presentar una gran necesidad de admiración, un sentimiento de grandiosidad, y la incapacidad de experimentar empatía por los demás. Estos sujetos tienen una autoestima muy vulnerable frente a la crítica.

Esquizofrenia
La esquizofrenia, es un trastorno mental que afecta al individuo, impidiéndole la diferenciación entre la realidad y la imaginación, así como una disminución de la capacidad de reflexión. No son capaces de llevar un comportamiento social adecuado, pues no responden de manera normal a las situaciones.

La esquizofrenia, es una enfermedad mental, que impide que los afectados logren distinguir correctamente entre la realidad y la imaginación, y una disminución de la capacidad de reflexión. Presentan dificultades para llevar un comportamiento socialmente adecuado, y no responden de manera normal a las situaciones.

Esta enfermedad afecta a un gran número de personas en el mundo.
La edad de aparición es diferente para hombres y mujeres. Para hombres es al final de la pubertad (18-25 años). Mientras que para las mujeres se inicia más tarde, entre los 23-35 años.

Este trastorno a diferencia de los mencionados anteriormente no tiene carácter de leve, es un trastorno severo, que impide a quien lo sufre su libertad de acción.


viernes, 1 de junio de 2012

Oración de la Gestalt




Yo soy Yo
Tú eres Tú.

Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.

Tú eres Tú.
Yo soy Yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
será maravilloso.
Si no, no puede remediarse.

Falto de amor a Mí mismo
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
cuando intento que seas como yo quiero
en vez de aceptarte como realmente eres.

Tú eres Tú y Yo soy Yo.
Fritz Perls


La terapia Gestalt es una terapia perteneciente a la psicología humanista
(o Tercera Fuerza), la cual se caracteriza por no estar hecha exclusivamente para tratar enfermos, sino también para desarrollar el potencial humano.
La terapia Gestalt se enfoca más en los procesos que en los contenidos. Pone énfasis sobre lo que está sucediendo, se está pensado y sintiendo en el momento, por encima de lo que fue, pudo haber sido, podría ser o debería de estar sucediendo.

Utiliza el método del darse cuenta ("awareness") predominando el percibir, sentir y actuar. El cliente aprende a hacerse más consciente de lo que hace. De este modo, va desarrollando su habilidad para aceptarse y para experimentar el "aquí y ahora" sin tanta interferencia de las respuestas fijadas del pasado.
Se prefiere usar el término cliente que paciente, ya que un paciente es alguien enfermo que va a que otro lo cure, mientras que cliente es un término más neutro, el cual sólo indica que es alguien que acude a la consulta del terapeuta. En esta terapia, el paciente es quien tiene que "autocurarse", el terapeuta sólo lo guía y ayuda para que lo consiga, haciendo más bien una función de observador externo y no tanto de "el que cura".
El objetivo de la terapia Gestalt, además de ayudar al cliente a sobreponerse a síntomas, es permitirle llegar a ser más completa y creativamente vivo y liberarse de los bloqueos y asuntos inconclusos que disminuyen la satisfacción óptima, autorrealización y crecimiento. Por tanto, se ubica en la categoría de las terapias humanistas.

Se basa en:
El aquí y ahora: vivir y sentir el presente. Vivir y sentir la realidad.
El darse cuenta es el cliente quien debe darse cuenta de lo que le pasa. Sólo se necesita ser consciente para cambiar (si se quiere) una conducta.
Aceptar lo que uno es: no buscar ídolos, no aceptar los "deberías", ser responsable de los propios actos.
Enfatizar en el cómo o en el para qué más que en el porqué: ¿Cómo me siento?, ¿Cómo me siento en esta situación?, ¿Cómo me siento ahora?, ¿Para qué estoy haciendo esto?, ¿Para qué me sirve sentirme de este modo?
También es importante el uso de la primera persona, puesto que una de las fortalezas de la terapia Gestalt es, como se menciona, el asumir la responsabilidad de nuestros propios pensamientos, sentimientos y acciones: el cliente no tiene que ocultarse usando un sujeto colectivo. Por ejemplo: "los jóvenes bebemos mucho" en vez de "yo bebo mucho" se hace uso del plural, y por lo tanto se desvía la responsabilidad personal.

El terapeuta gestalt tiene la función de guiar al cliente para que se haga consciente de su situación (el darse cuenta). Hay una interacción de yo, tú, nosotros; se rompe la dicotomía médico - paciente. El cliente se expresa tanto verbalmente como con gestos y movimientos.
El término la silla caliente,  ha sido comúnmente asociado con la práctica de la terapia Gestalt, consiste básicamente en crear mentalmente un personaje con el cual se quiere confrontar algún problema, entonces asumir su rol en su lugar y después contestar en el lugar del cliente con el rol que le pertenece a él mismo.