miércoles, 28 de diciembre de 2011

La Soledad


Los psicólogos consideran que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.

Tres características definen la soledad:
Es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.
El tema ha cobrado enorme importancia, ya que tiene una alta incidencia, tanto en la población en general como en personas que presentan algún grado de desajuste. La población de entre 25 y 40 años vive sola.

La soledad también se considera como uno de los posibles factores que causan otros desórdenes. Entre ellos depresión, suicidio y graves problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares.
Según los últimos estudios el sistema inmunológico se ven afectado por situaciones prolongadas de soledad.

Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males. O no quieren reconocerse como solos, debido a que experimentan vergüenza de sus sentimientos o de su inadecuación para superar el aislamiento.

La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a sus relaciones sociales, bien porque esta es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial. Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. La soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.

Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas. En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo. La soledad esta muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular. La definición más común de soledad es la de carencia de compañía y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.

Como se identifica la soledad
Sufren de soledad los individuos que tiene carencia de:
Una persona cariñosa de quien depender, alguien que lo atienda, oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona, un grupo de amigos del cual sentirse parte, alguien que necesite de su amor, que lo desee físicamente, personas con quienes compartir valores e intereses, amigos para compartir actividades recreativas, relaciones en el trabajo, un sentido de confianza en los amigos íntimos,
Intimidad física en forma regular.

Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias por un período de varios años y por lo menos a través de dos etapas de su vida, como podrían ser la adolescencia y la adultez joven; o la adultez joven y la edad madura.
También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

La ausencia de un ser querido
Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio importante en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza. Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de orfandad, de ausencia de una persona insustituible. Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.

Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.

La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedarán ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado. Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones.

Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados. Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos por venir.

lunes, 26 de diciembre de 2011

La Resiliencia

La Resiliencia Definición:
Capacidad de una masa de resistir al choque contra otra superficie, sin destruirse en el evento. El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos (Rutter, 1993).

Resiliencia Individual:
Es ese potencial humano que permite emerger de una experiencia aplastante con cicatrices pero fortalecidos/as. Es la capacidad del ser humano de sobreponerse a sus dificultades y al mismo tiempo aprender de sus errores.

Resiliencia Familiar:
La habilidad de una familia de resistir y rebotar de crisis y problemas persistentes. Surge de tres áreas interrelacionadas: individual, familiar y un contexto social amplio.
Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas, algunos psicólogos indican que esto se debería a una capacidad que desarrollan algunas personas; la resiliencia, es esa facultad de ser fuerte, de crecer e incluso triunfar a pesar de las adversidades y/o problemas, superar el stress, depresión, ansiedad, tensión, etc.

Todas las personas van a tener que enfrentar en su vida situaciones adversas, pero cuando han sido muy significativas en la infancia, pueden dejar cicatrices y dejar a los niños en un estado de vulnerabilidad.

Las personas resilientes tienen la capacidad de enfrentar las situaciones adversas, superarlas y, lo que es más positivo, aprender de ellas en cambio, las personas vulnerables se quiebran, se derrumban, no saben cómo enfrentarlas y, por supuesto, disminuyen su capacidad de respuesta.

Características de personas resilientes:
Sienten que pueden controlar o influir sobre sus experiencias.
Son hábiles para involucrarse profundamente o comprometerse en actividades
Se anticipan al cambio como un desafío hacia nuevos desarrollos.

Pilares de la Resiliencia:
Introspección: arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. Independencia: Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; capacidad de mantener pilares de la resiliencia.
Capacidad de Relacionarse: Habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
Iniciativa: Gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.
Humor: Encontrar lo cómico en la propia tragedia.
Creatividad: Capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
Moralidad: Consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores.
Autoestima Consistente: Base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte de un adulto significativo.
¿Soy una persona resiliente??
Cuando se sufre una derrota, examino mis limitaciones para que no vuelva a suceder, Cuando tengo un problema serio, yo lucho,
Cuando tengo éxito, siento que comparto el mérito con todos los que participaron conmigo,
Cuando vienen cambios los veo como un desafío interesante.
Con esto, la resiliencia impacta en la posibilidad de ser efectivo, proactivo y autogestionarse, dejar de pensar que la respuesta a los problemas está en lo externo y buscar la forma de superarse usando las habilidades y destrezas personales.

Freud, decía “Que si desde pequeño se crea el vínculo de la autoconfianza, de mayor se afronta mucho mejor cualquier situación”.
Así formaríamos a adolescentes responsables, comunicativos y con buenos modales. Hoy en día, los adolescentes viven sumergidos en un individualismo que supone un gran riesgo para la sociedad. Son egoístas, no les falta nada y no se comunican con los demás. Los más jóvenes son los más proclives a caer en el síndrome del aislamiento voluntario. Y un proyecto educativo del siglo XXI pendiente es rescatar la cultura del esfuerzo como valor y como garantía de crecimiento individual y colectivo.

Se puede entrenar en técnicas de modificación del pensamiento, aprender a interpretar los acontecimientos de otra manera, recuperar la capacidad de reflexionar sobre sí mismo, trabajar la valoración de la propia personalidad, adquirir habilidades sociales, aprender a hablar de forma positiva.  Para ello se puede acudir a profesionales de la psicología a los que se debe pedir ayuda no sólo cuando se padece una crisis emocional o psicopatológica, sino cuando alguien quiere entrenarse para vivir adecuadamente cada acontecimiento de su vida. Al final, lo importante para las personas es vivir. Depende de nosotros, vivir una buena vida.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Navidad


Paz y Amor
Donde hay amor, hay paz. Donde hay paz, hay verdad. Donde hay verdad, hay bienaventuranza. Donde hay bienaventuranza, está Dios.
Mensajes de: Sathya Sai Baba

“¡Si quieren paz y quieren felicidad, deben vivir en el amor! ¡Sólo a través del amor hallarán la paz interior! ¡Sólo a través del amor hallarán la verdadera felicidad! El amor florece a través de dar y perdonar. ¡Desarrollen su amor! ¡Sumérjanse en el amor!”

“El amor es la base de todo. ¡Es la cualidad principal que debe ser desarrollada! Todos sus pensamientos deben ser sumergidos en esta cualidad del amor... Y entonces la verdad se establecerá naturalmente en su corazón”.
Del libro Sai Baba Gita

A todos mis lectores amigos, los mejores deseos para esta navidad, que los encuentre rodeado de sus seres amados, tranquilos, armónicos, disfrutando de estar juntos, no es necesario grandes festejos, ropas para la ocasión, regalos caros, solo agradecer estar, mirar, escuchar y saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
¡¡¡Feliz Navidad!!!!  

jueves, 22 de diciembre de 2011

Violencia

La violencia se ha convertido en un problema para la salud pública a nivel mundial. De ella se reconocen varios tipos: la violencia física, la psicológica y la sexual, sus causas pueden variar en dependencia del contexto sociocultural. El presente trabajo se realiza con el objetivo de identificar la violencia como un problema de salud, así como describir los tipos de violencia según las características de quienes cometen el acto violento y la naturaleza de los mismos.

La violencia se ha convertido en un problema para la salud pública debido a la magnitud que ha alcanzado en las últimas décadas. Millones de personas mueren cada año por causas atribuibles a la violencia, y la mortalidad representa solo la parte más visible, ya que por cada muerte violenta se producen decenas o cientos de lesiones de diversa gravedad. Cuando se ejerce presión psíquica o abuso de la fuerza contra una persona, con el propósito de obtener fines en contra la voluntad de la víctima, estamos en presencia de un acto de violencia.

Existe la violencia física, la psicológica y la sexual. Sus causas pueden variar, y dependen de diferentes condiciones, como las situaciones graves e insoportables en la vida de la persona, la falta de responsabilidad por parte de los padres, la presión del grupo al que pertenece (lo cual es muy común en las escuelas), así como el resultado de no poder distinguir entre la realidad y la fantasía, entre otras muchas causas.

De todos los cambios del estado de salud debido a las variaciones de las condiciones del medio ambiente que se produjeron a lo largo del siglo XX, uno de los más complejos y profundos ha sido el aumento de la violencia. Tanto desde el punto de vista individual, como desde la perspectiva de la salud pública, su carga ha experimentado un incremento espectacular, que afecta no solo el bienestar de los perjudicados, sino también a los servicios de la atención sanitaria que deben prestar cuidados y tratamientos.

La violencia, a pesar de no constituir una enfermedad en el sentido tradicional de su comprensión, donde el elemento etiológico-biológico desempeña como regla un papel fundamental, en sentido social, constituye un problema de salud y un importante factor de riesgo psicosocial, dada la magnitud del daño, invalidez y muerte que provoca, con consecuencias múltiples y diversificadas en el nivel social, psicológico y biológico.

El término violencia proviene del latín violentilla, y es un comportamiento deliberado que provoca, o puede provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.

Existen múltiples definiciones de violencia, en especial las que se relacionan con la imposición de fuerza física. Sin embargo, la violencia es un concepto mucho más global y complejo, que se refiere a: cualquier acto de comisión u omisión y cualquier condición que resulte de dichos actos, que prive a los sujetos de igualdad de derechos y libertades e interfiera con su máximo desarrollo y libertad de elegir.

El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Esta definición vincula la intención con la comisión del acto mismo, independientemente de las consecuencias que se producen. Se excluyen de la definición los incidentes no intencionales, como son, la mayor parte de los accidentes de tráfico y las quemaduras.
La inclusión de la palabra "poder", además de la frase "uso intencional de la fuerza física", amplía la naturaleza de un acto de violencia, así como la comprensión convencional de la violencia para dar cabida a los actos que son el resultado de una relación de poder, incluidas las amenazas y la intimidación. Decir "uso del poder" también sirve para incluir el descuido o los actos por omisión, además de los actos de violencia por acción, más evidentes. Por lo tanto, debe entenderse que "el uso intencional de la fuerza o el poder físico" incluye el descuido y todos los tipos de maltrato físico, sexual y psíquico, así como el suicidio y otros actos de autoagresión. Esta definición cubre una gama amplia de consecuencias, entre ellas los daños psíquicos, las privaciones y las deficiencias del desarrollo.
Teorías explicativas acerca de la violencia
Existen teorías explicativas acerca de la violencia:
La teoría del instinto agresivo (innato).
La teoría de la frustración/agresión.
La teoría del aprendizaje social,
La teoría del condicionamiento operante de Skinner.

Sin embargo, ninguna teoría por sí sola puede explicar la violencia, y caen entonces en un reduccionismo al intentar establecer relaciones lineales entre factores, tornándose en teorías abstractas. La violencia no es universal ni inevitable, ni es instintiva, de hecho hay individuos y grupos que muestran un alto grado de violencia, mientras otros individuos y grupos muestran muy poca.

Otros factores que pueden favorecerla son las condiciones de frustración. Así por ejemplo, se ha visto que los casos de violencia doméstica, aumentan con la presencia de la miseria, el desempleo y otras condiciones sociales desfavorables.

En 1996 la Asamblea Mundial de la Salud, declaró que la violencia es un importante problema de salud pública en todo el mundo, y pidió a las autoridades correspondientes que elaborara una tipología de la violencia para caracterizar los diferentes tipos y los vínculos entre ellos.

Tipos de violencia
La clasificación propuesta divide la violencia en 3 categorías generales, según las características de los que cometen el acto de violencia:
La violencia autoinfligida.
La violencia interpersonal.
La violencia colectiva.

Esta categorización inicial distingue entre la violencia que una persona se inflige a sí misma, la violencia impuesta por otro individuo o un número pequeño de individuos, y la violencia infligida por grupos más grandes, como el Estado, contingentes políticos organizados, tropas irregulares y organizaciones terroristas. Esta nos muestra una tipología de la violencia y la naturaleza de estos actos, en sentido horizontal quiénes son afectados, y en el vertical, de qué manera lo son. Estas 3 categorías generales se subdividen, a su vez, para reflejar tipos de violencia más específicos.

La violencia autoinfligida: El comportamiento suicida, que incluye pensamientos suicidas, intentos de suicidio, también llamados "parasuicidio" o "intento deliberado de matarse" y suicidio consumado.
Las autolesiones o el automaltrato, que incluye actos como la automutilación.
La violencia interpersonal. Se divide en 2 subcategorías:
Violencia familiar o de pareja: es la que se produce, sobre todo, entre los miembros de la familia o de la pareja, y que por lo general sucede, aunque no siempre, en el hogar. Incluye el maltrato de los menores, la violencia contra la pareja y el maltrato de las personas mayores.
Violencia comunitaria: es la que se produce entre personas que no guardan parentesco y que pueden conocerse o no, y sucede, por lo general, fuera del hogar. Abarca la violencia juvenil, los actos fortuitos de violencia, la violación o ataque sexual por parte de extraños, y la violencia en establecimientos como escuelas, lugares de trabajo, prisiones y hogares de ancianos.
La violencia colectiva: Indica los posibles motivos de la violencia cometida por grupos más grandes de personas o por el Estado, y se subdivide en:
Violencia social: son los actos delictivos de odio cometidos por grupos organizados, las acciones terroristas y la violencia de masas.
Violencia política: incluye la guerra y otros conflictos violentos afines, la violencia del Estado y actos similares llevados a cabo por grupos más grandes.
Violencia económica: comprende los ataques por parte de grupos más grandes motivados por el afán de lucro económico, tales como, los llevados a cabo con la finalidad de trastornar las actividades económicas, negar el acceso a servicios esenciales, o crear división económica y fragmentación.
Evidentemente, los actos cometidos por grupos más grandes pueden tener motivos múltiples.
Naturaleza de los actos de
Física.
Sexual.
Psíquica.

La que incluye privaciones o descuido.
Estos 4 tipos de actos de violencia, con excepción de la autoinfligida, suceden en cada una de las categorías generales y sus subcategorías descritas con anterioridad. Por ejemplo, la violencia contra los niños cometida en el seno del hogar puede incluir abuso físico, sexual y psíquico, así como negligencia o descuido. La violencia comunitaria puede incluir agresiones físicas entre los jóvenes, violencia sexual en el lugar de trabajo, y descuido de las personas mayores en los establecimientos asistenciales de largo plazo. La violencia política puede incluir la violación durante los conflictos armados, la guerra como tal, y la llamada guerra psicológica.

Aunque es imperfecta y dista mucho de gozar de aceptación universal, esta clasificación proporciona un marco útil para comprender los tipos complejos de violencia que acontecen en todo el mundo, así como la violencia en la vida diaria de las personas, las familias y las comunidades. También supera muchas de las limitaciones de otras clasificaciones, porque capta la naturaleza de los actos de violencia, la importancia del entorno, la relación entre el agresor y la víctima, y en el caso de la violencia colectiva, los posibles motivos de la violencia. Sin embargo, tanto en la investigación como en la práctica, no siempre están claras las líneas divisorias entre los diferentes tipos de violencia.

La violencia constituye un problema de salud humano, que además de ser un factor de riesgo de muchas enfermedades y problemas de salud, está determinado por múltiples interacciones sistémicas de carácter biológico, psicológico y social, que se entrelazan en una red de interacciones contenidas en la actividad humana. 

lunes, 19 de diciembre de 2011

Síndrome de Alienación Parental


¿Qué es el Síndrome de Alienación Parental?
El Síndrome de Alienación Parental es la manipulación, verbal o no verbal, y el compartir creencias y acciones del progenitor a cargo de la custodia sobre el propio hijo para ponerlo en contra del otro progenitor. Muchas veces, el progenitor alienador no se da cuenta del daño que está causando, aunque en ocasiones sabe que quiere hacerlo.

¿Existen tipos de alienación?
Podríamos clasificar la alienación en 3 tipos o fases por las que pasan los hijos, dependiendo del grado de alienación a la que están sometidos.

Ligero: La alienación es prácticamente superficial y el comportamiento del menor durante las visitas es normal. El progenitor que tiene la custodia intenta mantener cierta ventaja sobre el otro hablando al hijo como “yo soy mejor padre que él/ella, ¿verdad?”.

Moderado: En el tipo moderado, el alienador interfiere en el régimen de visitas del otro progenitor con su hijo. En muchas ocasiones se intenta ocupar el tiempo establecido como régimen de visitas del progenitor no custodio con actividades sociales que no puedan cancelarse y que comprometan al hijo. Se vuelven oposicionistas e incluso empiezan a comportarse y a hablar del mismo modo que el progenitor custodio.

Grave: Dirigido exclusivamente a dañar la relación entre el menor y el padre no custodio. Las visitas son imposibles. Aparece una manipulación extrema consistente en programar de manera consciente al menor en contra del otro progenitor. Todos los síntomas están presentes en su mayor intensidad. Se hacen referencias al abandono, a tener otra pareja, a hacer insinuaciones de adicción al alcohol o similar, se prohíbe hablar de ello con nadie ni verse, etc.

Signos de alerta:
Durante el proceso de separación o divorcio, hay muchos factores que pueden llevar a un niño a ser víctima del Síndrome de Alienación Parental. El reconocimiento temprano de estos factores es muy importante para intervenir y proteger al menor y la relación mantenida entre padres e hijos, es decir, entender los factores de riesgo y reconocer los síntomas ayudará a prevenir las consecuencias.

Estos son algunos de los síntomas comunes:
Los hijos no son devueltos a tiempo, retrasando al máximo el momento del “intercambio”
Aparece sugestión física o sexual o de maltrato psicológico contra el otro progenitor
El alienador no suele controlar su furia y espera a discutir, especialmente delante de la presencia del hijo/s.
Aparecen comentarios amenazantes, cada vez más frecuentes, sobre el poder agresivo del otro progenitor y de la posibilidad de rapto, sobre la culpabilidad de sus dificultades económicas, etc.
Es el propio menor el que se adjudica las decisiones sobre su comportamiento respecto al progenitor no custodio, afirmando que la decisión de rechazarlo es completamente suya y defiende no estar influenciado por nadie.
El menor empieza a mostrar indiferencia ante los sentimientos del padre/madre alienado. Empieza a huir o a rechazar al otro progenitor y a comportarse del mismo modo que su progenitor alienador. Se acepta todo aquello que diga el padre que tiene la custodia de manera incondicional. Uno de los dos padres es el bueno y el otro el malo, sin término medio.
Verbaliza aspectos legales sobre la separación o el divorcio, impropios de su edad, las conversaciones empiezan a ser con monosílabos o más pobres que lo que solían ser.

Muchos especialistas han advertido sobre las consecuencias determinantes que tiene el excluir a un hijo del contacto de uno de los progenitores, matrimonio roto por separación o divorcio, ahora con intereses de custodia o simplemente por separar al hijo de uno de los padres. Están indefensos y son maleables e inocentes. Son incapaces de comprender un cambio de imagen sobre su propio padre o madre, pero es tal la presión que se ejerce sobre ellos que acaban por convencerse de las intencionadas palabras.

El padre o madre del niño, no quieren darse cuenta que tratan a su hijo como un rehén, como trofeo, etc. Sin pensar el daño que están ocasionando a ese niño, daño psicológico que es muy difícil de revertir, que traerá consecuencias cuando sea un adulto.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Adolescentes


La adolescencia es una época ambigua, a medias entre la infancia y la madures, en la que se definen tanto nuestro cuerpo como nuestra personalidad. Época cruzada de conflictos, puede ser también la más sugerente de la vida. Todo depende de cómo se afronten las diferentes situaciones que la vida va presentando.

Las calificaciones escolares, el propio cuerpo, la apariencia externa, la opinión de los demás sobre uno mismo, los amigos, el enamoramiento y las relaciones sexuales son temas centrales en esta época. La información que se tenga sobre ellos puede ser crucial. Ahí está el caso de muchas chicas que dejan de comer para lograr ese cuerpo perfecto, suponiendo que detrás de este logro vendrán muchos éxitos por sí solos. La desilusión, el comprobar que no es así después de tantos sacrificios, resulta difícil de asimilar.

Cuánto dinero gastado, por parte de los padres, para comprar esa ropa onerosa, que está de moda. El no poder llevar este tipo de ropa especial supone muchas cosas, como no pertenecer a ese grupo que uno desea, sentirse fuera, diferente, etc.

Los amigos tienen, también, una importancia especial. Muchos padres cuentan “le importa más la opinión de sus amigos que la nuestra". Tampoco hay que alarmarse, se trata tan sólo de un proceso de identificación e individuación, forma parte de la madurez, uno empieza a tener opiniones propias, pero no confía demasiado y necesita el refuerzo de sus iguales.

Diferentes situaciones, en ésta época, traen de cabeza a padres y adolescentes. Sin embargo, conviene saber que la mayoría de las situaciones que se dan, no tienen mayor importancia, forman parte del proceso evolutivo, y cuando hormonas y demás elementos encuentren su sitio, todo volverá a la normalidad.
Sin embargo, y aunque a mí no me gusta alarmar, también es cierto que puede haber problemas serios.
Tales como:
Ansiedad
El adolescente es una persona nerviosa por naturaleza. Y no es para menos, con tantos cambios en su cuerpo y en su entorno. Sin embargo, la ansiedad  permanecerá siempre entre límites, para no interferir de manera negativa en la vida del adolescente. A mayor ansiedad, por ejemplo, peores resultados académicos.

Los adolescentes con niveles altos de ansiedad, suelen mostrarse inseguros, perfeccionistas, con gran necesidad de recibir la aprobación de los demás para que les aseguren la calidad de lo que hacen. Confían poco en sí mismos, les da miedo cualquier situación y requieren la constante presencia del adulto para enfrentarse a sus temores.

Ansiedad de separación
Un tipo concreto de ansiedad, que experimentan algunos adolescentes ante la posibilidad de tener que separarse de sus padres, o de aquellas personas queridas. Sienten un gran temor a los ladrones. Miedo a que les pase algo a sus padres.
Antes de admitir el verdadero motivo (no querer separarse de sus seres queridos) dan mil justificaciones, incluso pueden presentar un cuadro físico muy espectacular con vértigos, desmayos, dolores de estomago o palpitaciones.

Crisis de ansiedad (ataque de pánico)
Ansiedad en su grado máximo, aparece de forma brusca y suele ser de corta duración (30 minutos). La forma más dramática es la sensación de muerte inminente, el adolescente se pone blanco y presenta un cuadro de lo más llamativo,

Agresividad
En todo comportamiento humano existe un componente químico y otro aprendido. En situaciones parecidas, dos personas pueden reaccionar de maneras muy diferentes. ¿Debido a los genes? quizá. Sabido es, que los niños humillados y maltratados tienden a volverse emocionalmente insensibles a estas situaciones, y aprenden que la agresión, es la respuesta automática ante un conflicto. Los adultos, repetirán este tipo de escenas, siendo ellos los agresores.

¿Es la adolescencia una etapa de especial tendencia a la agresividad?
Es una etapa donde se van dejando atrás los valores de la infancia, y hay una necesidad de encontrar nuevos valores más acordes con los cambios que empiezan a percibir. Puede existir decepción con la sociedad que encuentran, y querer cambiarlo absolutamente todo. Pueden culpar a la familia por lo que no les gusta. Y en definitiva pueden sentirse tremendamente solos, con lo que desarrollarán unos mecanismos de defensa que fácilmente se convierten en agresivos.

Estrés
La cotidianidad ya suma factores de estrés en la etapa de mayor fragilidad de la personalidad. Algunos jóvenes saben adaptarse bien a la llegada del estrés y se sobreponen con facilidad; otros se sienten incapaces de superar estas situaciones, manifestando una serie de conductas desproporcionadas. Estos son los adolescentes con problemas de adaptación.

No se trata de conductas normales ante una situación determinada, como por ejemplo, la lógica reacción de dolor ante la pérdida de un ser querido. Se trata de reacciones, normalmente, con una mezcla de depresión y ansiedad. También pueden manifestarse por alteraciones severas de la conducta, como vandalismo, conducción irresponsable, peleas o incumplimiento de las normas sociales propias de su edad. Las reacciones desadaptativas suelen aparecer a los tres meses de tener lugar dicho acontecimiento estresante; aunque normalmente son un conjunto de factores los que están influyendo sobre el joven.

Depresión
Es común el estado de ánimo deprimido en el adolescente. Son demasiados cambios para tan poco tiempo, y muchos jóvenes reaccionan con aislamiento, actividades reducidas al mínimo y accesos de pesimismo, como defensa ante una situación cambiante, que no entienden.

Sin embargo, existe gran dificultad para diagnosticar depresión en la adolescencia. Una señal de alarma, a tener en cuenta por los padres y educadores, es el cambio de comportamiento repentino, en el chico o la chica. La depresión puede ocultarse tras el consumo de alcohol o drogas.

Síntomas de la depresión
Estado de ánimo decaído o irritable.
Cansancio o falta de energía.
Pérdida del interés para cualquier actividad.
El sueño está aumentado o disminuido.
El peso aumenta o disminuye, de manera significativa sin realizar ningún régimen.
Agitación.
Dificultad para pensar o concentrarse.
Miedo a morir e ideas de suicidio.
¿Qué hacer?
Acudir a un psicólogo para realizar terapia familiar y/o individual con el adolescente.

Al nacer, el bebé es el centro del universo. A medida que avanza la edad, van apareciendo otras personas. Se aprende que los demás, también son importantes. Y que la relación con otras personas es necesaria.
El adolescente, necesita a alguien de su misma edad y sexo, para compartir la pesada carga, de todas las dudas que le surgen constantemente. Debe ser alguien que él vea como un igual, con sus mismos problemas e inquietudes. Por eso no vale como amigo un padre o profesor, ya que éstos están investidos de autoridad aunque no lo pretendan. Además (padres, profesores) tienen otro papel muy importante y necesario en la vida del adolescente.

G. Stanley Hall describió a la adolescencia como un período característico de “Tormenta e ímpetu”, lleno de idealismo, de reacciones contra lo viejo, de expresión de pasiones y sentimientos y de sufrimientos. Se asemeja a un segundo nacimiento cuando la vida emotiva del adolescente se debate entre varias tendencias contradictorias, desde la exaltación extrema hasta la indiferencia y el desgano.
El adolescente desea la soledad y el aislamiento pero a su vez necesita al grupo, el cual ejerce una gran influencia en él.

martes, 13 de diciembre de 2011

Perfil del Hombre Violento


En la antigüedad el hombre tuvo que volverse guerrero para proteger sus bienes, la mujer a cambio de ser cuidada cedió su relación de igualdad, dedicándose al ámbito del hogar y los hijos.
En la actualidad la violencia se ha diversificado y ya no sólo sirve para proteger sino para fines que se han distorsionado provocando daños, maltratos, agresión física y verbal hasta llegar a  homicidios.

Partiremos desde la perspectiva psicológica del hombre violento para entender su conducta que surge desde su infancia, en un contexto familiar.

Principalmente ha sido un niño maltratado que sufrió abusos fiscos y/o sexuales en su familia de origen.
Fue testigo del maltrato que su padre dirigía a la madre.
Proviene de una estructura patriarcal rígida, con roles estereotipados.
Recibió exigencias severas de adaptarse al modelo masculino tradicional.
Su familia lo alentó a resolver problemas por medio de la fuerza.
Fue objeto de una crianza con sobre protección con una madre que, asumiendo un papel servil, lo liberó de toda responsabilidad y colaboración en el hogar estimulando su egocentrismo.
Fue rechazado con brutalidad o burlas cada vez que buscó afecto o cercanía física.

Estas son sólo algunas de las características que se han encontrado en la historias de hombres violentos, hasta aquí podríamos pensar en una victima más de una serie de penosos acontecimientos.
Desde el campo psicoanalítico la agresión es una pulsión que puede ser alterada y modificada para funcionalidad y beneficio del hombre y no es sólo un instinto irreprimible sin posibilidades de modificación, hay que resaltar que siempre que se explora un afecto se encuentra un aspecto cognitivo, entendamos entonces que es algo previamente aprendido.
Existen formas y características en estos roles rígidos y formularios para ejercer la violencia.

El juego de poder y deseo de control:
Un marido abusivo aspira a ejercer un poder y control total sobre la esposa, no sólo en lo que hace o deja de hacer.
Tenerla así dominada es una forma de alimentar una precaria seguridad en un hombre que en el fondo se siente inepto y vulnerable.

Baja autoestima
El hombre violento tiene una imagen muy negativa de sí mismo. Se siente como desvalido, miserable y fracasado como persona aunque pueda ser un profesional exitoso. Está siempre a la defensiva, no pudiendo manejar su ansiedad y apurándose a acusar antes de que lo acusen.

Posesivo celoso.
Esta violencia se dirige a buscar la exclusividad queriendo ser el primero y el único en la atención de su pareja. Cuanto más fiel y reservada, más celos le tiene.

Dependencia emocional.
No ha logrado la separación e individuación desde el punto de vista del desarrollo psicológico, en consecuencia se le dificulta los límites entre él y su pareja. Y cada intento de separación es una catástrofe para él.

Aislamiento emocional y monólogo interior.
El hombre violento no tiene contacto auténtico con el mundo, se manejan con códigos repetidos o diplomáticos. No es abierto, se muestra cauteloso, prefiere hablar sobre otros, por lo general de manera acusatoria, que sobre si mismo.

Intuición negativa.
El hombre violento esta muy atento de su esposa, sabiendo sus puntos débiles y sus miedos. Este punto le sirve como astucia ya que va variando sus actitudes según sopla el viento para él, pudiendo desconcertar a propios y extraños provocando confusión.

Represión muda.
Esta es la más terrible de las armas que puede utilizar el hombre violento, complicándose la forma de probar lo que él hizo ya que la agresión la realiza con miradas, voz baja, actitudes que son percibidas y sufridas sólo por su mujer.
Esta situación provoca la confusión en los hijos ya que pueden sospechar de la veracidad de la agresión provocada por el padre.

Estrategias para evitar la realidad.
Se presenta una actitud de hostilidad y brusquedad que genera temor.
Elude la mirada de sufrimiento de su mujer e hijos y no quiere enterarse de las consecuencias de su violencia.
Argumenta y racionaliza para asilarse emocionalmente del deterioro que provoca a la familia, se le observa amargado, fanfarrón o tortuoso.

La violencia familiar no es un problema psicológico. La violencia doméstica es un problema que supera lo psicológico para enmarcarse en la esfera más amplia de lo social. Por ello, los tratamientos psicológicos no deben ofrecerse como solución al problema de la violencia doméstica sino como un componente más de un abordaje que ha de ser multidisciplinar y que debe implicar una respuesta comunitaria coordinada.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Tentación y autocontrol


No es un secreto para nadie que comprometerse con cualquier situación, reto, relación o régimen (matrimonio, dejar de fumar, inicio de plan de ejercicio o dieta para perder peso entre otros) representará la aparición, en cualquier momento de esa dinámica, de fuertes deseos o anhelos para volver al patrón de conducta previo y abandonar esta  estructura de compromiso de vida que hemos asumido.

Estos estímulos que aparecen casi inmediatamente iniciados los nuevos retos  o durante los momentos más fuertes de los mismos se asumen como tentaciones, que en todas las dimensiones y en sus diversas intensidades representan una perturbación al equilibrio de la persona, sumándola en un espacio complejo de angustia, que de no saber controlarse puede generar sentimientos de culpa y vergüenza.

Frases comunes como: “Basta que tengas novia para que todas quieran estar con vos” “justo cuando todo anda mal en mi relación aparece esta nueva persona”, “ahora todo se hace a la hora del gimnasio”, “cuando quiero dejar de fumar todos regalan cigarros” y “todo el mundo cumpleaños cuando yo estoy a dieta”, son unas de las frases más comunes asociadas a la aparición de estos impulsos repentinos que nos invitan a abandonar nuestras elecciones de vida.

Entendido esto, ¿Cómo negociar la necesidad de buscar otras experiencias o de caer en viejos patrones sin poner en peligro el compromiso asumido?, ¿No sería genial tener el control sobre nuestros deseos e impulsos sin tener esa sensación de conflicto? La clave del éxito en estas situaciones es entrenarnos en el manejo del autocontrol.

Pequeñas claves para entrenarnos en el autocontrol de nuestros impulsos y conducirnos de manera positiva por el camino de la realización y del alcance de metas, de manera cada vez más clara y concisa:

1) En un primer lugar, tratar de  separarse físicamente de las tentaciones en los momentos en que estas aparezcan. A veces acercarnos a estás con la convicción de que saldremos ilesos resulta un acto fallido a nuestra integridad y resistencia emocional, puesto que no hemos reconocido de manera genuina nuestras debilidades. Por ende, aunque no lo creas, ponerte a prueba la mayoría de las veces no resulta, así que hay que despedirse de los cigarrillos, las cenas con amigos, los postres de la tarde, o inclusive de esa persona que te resulta tan tentadora.

2) Establecer un Pre-Compromiso, es decir, fijar fechas límite para el alcance de pequeños objetivos. En oportunidades, las metas difíciles o que ameritan muchas renuncias o sacrificios traen consigo situaciones altamente tentadoras, de allí que ponernos pequeños retos  harán impulsarnos más ávidamente al percibir que los alcances a las metas están más cerca de lo que no imaginamos, de este modo, en lugar de: prohibirnos fumar, inscribirnos a una hora de aeróbicos y una de pesas en el gimnasio, decir que bajaremos 30 kilogramos en un mes, es ya condicionarnos debemos plantearnos metas iniciales más pequeñas como: bajar el número de cigarrillos al día, iniciar con rutinas sencillas en el gimnasio, proponernos una dieta que ayude a  disminuir kilogramos en un tiempo.

3) Otro aspecto importante es auto imponerse recompensas por los éxitos alcanzados, esto hará que la curva de la motivación se mantenga, en especial si el beneficio es a largo plazo. A veces, mantenernos guardada esa última caja de cigarrillos que compramos, nuestro pantalón favorito (con esos kilitos de más) todo esto en caso de que algo de nuestro plan de cambio falle. En lugar de ello, invertir en estímulos positivos asociados a esa nueva meta que adquiere, ejemplo: Renovar nuestro vestidor, Regalarse la compra de algo nuevo con el dinero ahorrado por no comprar  cigarrillos, invertir en la adquisición de un par de artículos para el gimnasio, los cuales pueden motivarnos a seguir y finalmente dedicarnos a buscar una actividad nueva y excitante para uno o la pareja.

4) Reconocer la falla, y plantearse metas de reajuste en caso de que sedas a la tentación. Es claro que cuando los compromisos son a largo plazo, la aparición de situaciones tentadoras será cada vez más frecuente, esta premisa incluye que se pudiese llegar a fallar cayendo en la tentación. Entendido esto, es importante que recordemos que la clave no está en detenerse ante la falla, sino avanzar pese a esta, garantizando el logro de la meta planteada. Así que, si prendimos un cigarrillo una vez más, nos comimos un postre, faltamos un par de días al gimnasio, reconocer que se falló es el primer paso y el segundo es volver, lo más pronto posible, a lo planteado.

5) El último eslabón nos invita a definir una serie de afirmaciones positivas o autoafirmaciones que con el tiempo logren condicionar nuestro inconsciente, fortaleciendo el autoestima evitando la aparición de reacciones negativas automáticas. Bajo esta idea, queda claro que si uno siente que tiene esperanzas se moviliza a  hacer  que las cosas sucedan, intentar con todas sus fuerzas lograr los objetivos y luchar constantemente por mejorar. Todo esto, en contraposición con mensajes negativos asociados a la tentación, ejemplo de ello lo representan estas frases: “un cigarrillo más”, “un día que no asista al gimnasio no quiere decir”“hoy como postre y mañana no ceno” u “ojos que no ven corazón que no siente”.

Dicho estos elementos la invitación es a asumir nuevos retos con la convicción de alcanzar el éxito aunque las tentaciones aparezcan en el camino. Recordemos que nuestra voz interna nos puede ayudar a mantenernos focalizados en las metas, dirigiendo nuestra  atención y desempeñando un rol esencial en la autorregulación del  comportamiento, ya que representa una especie de retroalimentación constante en el  control de  lo que estamos haciendo o sintiendo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La Personalidad


Las Terapias Psicológicas, tal como se practica en el mundo hoy en día, están orientadas a resolver problemas concretos a un paciente. Un episodio depresivo, o maníaco, una crisis de angustia o mucha ansiedad son abordadas mediante técnicas cognitivas y conductuales variadas. La mayoría de los pacientes mejoran con este tipo de métodos. Pero no todo es tan sencillo, hay veces que los tratamientos de las técnicas mencionadas anteriormente no resultan con ciertos pacientes.

El sujeto adulto tiene determinadas características, una forma de ser, una personalidad. ¿Que es la personalidad?

Hoy en día se sostiene que la personalidad es un sistema de pautas duraderas de percibir, pensar y relacionarse con el mundo y con uno mismo.
El creador de la Terapia Cognitiva, Aaron Beck, diría que el sujeto tiene unos determinados esquemas o creencias básicas, son el cristal por donde se interpretan todos los hechos de la realidad. Estos esquemas fueron desarrollados desde la niñez, y aquí coincide con Freud en que la niñez es la etapa fundamental del ser humano.

Como decíamos, la terapia se propone cambiar problemas concretos. Ahora, ¿qué pasa si el problema concreto pasa por la personalidad y no por un episodio aislado? ¿Qué pasa si los problemas de una persona vienen como consecuencia de una personalidad, digamos, conflictiva?

Bueno, aquí nos encontraremos con un tratamiento más global, y por supuesto, más difícil. No se puede cambiar la personalidad de un día para el otro. Por eso se la aborda paso a paso. Pequeños cambios pueden derivar en grandes avances.

De todos modos, debemos distinguir los rasgos de personalidad de algún trastorno de personalidad. Sólo se diagnostican como trastornos de la personalidad patrones de comportamiento inflexibles, desadaptativos y persistentes, que ocasionan un deterioro funcional o un malestar subjetivo significativos.

¿Cuales son los Trastornos de Personalidad?
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales; Los trastornos elaborados hasta ahora (recordemos que están en constante estudio) son 10 y una categoría residual:

Grupo A:
Trastorno Paranoide
Trastorno Esquizoide
Trastorno Esquizotípico

Grupo B:
Trastorno Antisocial
Trastorno Límite
Trastorno Histriónico
Trastorno Narcisista

Grupo C:
Trastorno de la personalidad por Evitación
Trastorno de la personalidad por Dependencia
Trastorno obsesivo compulsivo de la Personalidad

Trastorno de la Personalidad no especificado (no entra en ninguna categoría de las anteriores)

Trastorno de personalidad paranoide: Las personas con personalidad paranoide proyectan su propio conflicto y hostilidad hacia los otros. En general son frías y distantes. Encuentran intenciones hostiles y malévolas detrás de actos triviales, inocentes o incluso positivos y reaccionan con suspicacia a los cambios.

Trastorno de personalidad esquizoide: Las personas con trastorno de personalidad esquizoide son introvertidas, ausentes y solitarias. Parecen frías y distantes. Con frecuencia están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos y temen la aproximación y la intimidad con otras personas. Sienten pocas reacciones emocionales, sintiendo indiferencia tanto a la crítica cómo a los halagos, a la vez poco apetito sexual. No hablan demasiado, sueñan despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción. La fantasía es un modo frecuente de enfrentarse a la realidad.

Trastorno de personalidad esquizotípica: Las personas con una personalidad esquizotípica, igual que aquellas con trastorno de personalidad esquizoide, se encuentran emocional y socialmente aisladas. También desarrollan pensamientos, percepciones y comunicaciones extrañas, a la vez que suelen vestirse de una manera nada peculiar. Aunque estas rarezas son parecidas a las de personas con esquizofrenia, y aunque la personalidad esquizotípica se encuentra a veces en la gente con esquizofrenia antes de que la desarrollen, la mayor parte de los adultos con personalidad esquizotípica no desarrolla esquizofrenia. Algunas personas muestran signos de pensamiento mágico (la idea de que una acción particular puede controlar algo que no tiene ninguna relación con esto). En su lenguaje suelen divagar bastante, usando un pensamiento exageradamente elaborado, artificioso y algo estereotipado.

Trastorno de personalidad histriónica: Las personas con personalidad histriónica o histérica buscan llamar la atención y se comportan de modo teatral. Su modo de ser tiene como resultado el establecer relaciones personales con facilidad pero de modo superficial. Las emociones a menudo son exageradas, infantiles e ideadas para provocar simpatía o atención de los otros. Las personas con personalidad histriónica son proclives a los comportamientos sexualmente provocativos o a sexualizar las relaciones que no son sexuales. Pueden no querer realmente una relación sexual; más bien, sus comportamientos seductores frecuentemente encubren un deseo de dependencia y protección. Algunas personas de personalidad histriónica también son hipocondríacas y exageran sus problemas físicos para llamar la atención.

Trastorno de personalidad narcisista: Las personas de personalidad narcisista tienen un sentido de superioridad y una creencia exagerada en su propia importancia. La persona con este tipo de trastorno de personalidad puede ser exageradamente sensible a los fracasos, a la derrota o a la crítica y, cuando se la enfrenta a un fracaso para comprobar la alta opinión de sí mismos, se ponen fácilmente rabiosos o deprimidos. Como creen que son superiores a los demás, esperan ser admirados y, con frecuencia, sospechan que los envidian. Sienten que merecen que sus necesidades sean satisfechas sin demora y por eso explotan a otros, cuyas necesidades son consideradas menos importantes. Su comportamiento es a menudo ofensivo para otros, que les encuentran arrogantes o mezquinos.

Trastorno de personalidad antisocial: Las personas con personalidad antisocial, la mayor parte de las cuales son hombres, muestran insensibilidad por los derechos y sentimientos ajenos. Explotan a otros para obtener beneficios. Característicamente, tales personas expresan sus conflictos de un modo impulsivo e irresponsable. Toleran mal la frustración y, a veces, son hostiles o violentos. A pesar de los problemas o el daño que causen a otros por su comportamiento antisocial, no sienten remordimientos o culpabilidad. Al contrario, racionalizan cínicamente su comportamiento o culpan a otros.

Trastorno de personalidad límite: Las personas con una personalidad límite, mayormente mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su humor, en su comportamiento y en sus relaciones personales (a menudo tormentosas e intensas).La personalidad límite se hace evidente al principio de la edad adulta pero disminuye con la edad.

Trastorno de personalidad obsesivo compulsiva: Las personas de personalidad obsesiva compulsiva son formales, confiables, ordenadas y metódicas pero no se adaptan a los cambios. Son cautos y analizan todos los aspectos de un problema, lo que dificulta tomar decisiones. Aunque estos signos están de acuerdo con los estándares culturales de occidente, los individuos con un trastorno de personalidad obsesiva compulsivo toman sus responsabilidades con tanta seriedad que no soportan los errores y prestan tanta atención a los detalles que no completan sus tareas. En consecuencia, estas personas pueden entretenerse en los medios para realizar una tarea y olvidar su objetivo. Sus responsabilidades les crean ansiedad y raramente encuentran satisfacción en sus logros.

Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos y socialmente desadaptados.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Trastorno de acumulación compulsiva


Este particular trastorno afecta a personas que lo expresan juntando artículos de valor limitado o nulo, tales como diarios o basura, y luego no pueden desprenderse de estos artículos. Así acumulan hasta que todo su espacio vital se llena de objetos y los hogares quedan con pasillos estrechos.

Las personas que sufren del Síndrome de Acumulación Compulsiva ponen en peligro a sus vecinos y a si mismas según expertos.
Sus condiciones de vivienda pueden presentar mayores riesgos de incendio y son a menudo insalubres y peligrosas. Los acumuladores se enfrentan con la posibilidad real de quedar enterrados bajo una avalancha de basura.
El tratamiento de la acumulación compulsiva es difícil porque las personas que lo padecen a menudo no consideran un problema la situación en la viven.

Los acumuladores compulsivos sucumben a fuerzas dentro del cerebro de tal manera que no se considera inquietante el desborde de basura en sus hogares Parece que no les importa lo que ven en cuanto al desorden. Lo que importa es el hecho de que estas cosas tienen importancia para ellos y su pérdida les provoca angustia. Los que más sufren son los familiares de los acumuladores.

La familia también sufre
Los niños sufren porque no pueden invitar amigos a la casa, tienen un sentido de vergüenza, y tienen cierta confusión sobre lo que es y no es comportamiento normal. Actualmente los investigadores, que han estudiado los animales como ardillas que "acumulan" los alimentos para el invierno usan elementos de ese trabajo para estudiar el comportamiento de la acumulación compulsiva y su neurobiología en los seres humanos.

Por qué las personas ahorran hasta el punto en que se vuelven desadaptados es el tipo de pregunta que puede ser aplicada a todos los trastornos psiquiátricos porque todos son exageraciones de los rasgos adaptativos.
No hay medicamentos simples que tengan un impacto. La terapia es útil pero difícil porque requiere que la persona que necesita tratamiento esté muy motivada. 

Básicamente establecer un programa de prácticas para que el paciente pueda ser insensibilizado para reducir la cantidad de dolor que siente cuando deja los objetos. Si el profesional logra un  progreso, un avance, se podría ayudar a limpiar el  hogar, pero es un proceso muy difícil.

Si alguien quiere ayudar a una persona que acumula compulsivamente, hay que primero evaluar si la persona está dispuesta a hablar con un profesional. Si se puede obtener la cooperación es más probable que lleve a un resultado positivo y satisfactorio.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Yo y el espejo


La trascendencia de cuestionarnos acerca de quiénes somos, para qué estamos aquí y cuál es el sentido de nuestra existencia, el autoconocimiento no ha conseguido calar en la vida moderna, quizá porque se ha confundido con la espiritualidad o simplemente porque, como confirman numerosos estudios en psicología, descubrir nuestra vulnerabilidad no es plato de buen gusto para la mayoría de las personas. Sin embargo, hoy sabemos que el autoconocimiento es un aspecto central en el desarrollo de la inteligencia emocional y social, y por lo tanto, una de las llaves para vivir con éxito en la vida.

Pero, ¿qué es conocerse a sí mismo? ¿Cómo descubrimos quienes somos? ¿En qué momento de la vida comenzamos a hacerlo?  Parece ser que conocerse implica, en primer lugar, ser consciente de uno mismo, reconocerse como una entidad única y diferente a todo lo que nos rodea. Esta conciencia ha sido considerada como uno de los grandes hitos de la evolución, ya que en la medida que somos conscientes de nosotros mismos logramos un mayor grado de control y adaptación al ambiente: al reconocernos y reflexionar sobre nosotros mismos, estamos más capacitados para protegernos y mejorarnos. Ser conscientes de quiénes somos nos permite gestionar nuestro proyecto de vida y dirigirnos hacia metas de progreso.

Descubrir cómo esta capacidad va apareciendo a lo largo de la evolución de las especies y en la vida del ser humano es, una de las claves para acceder a uno de los grandes enigmas de la existencia. Los estudios actuales nos van revelando que compartimos con algunos individuos de otras especies como los chimpancés, gorilas, elefantes y delfines, la posibilidad de reconocernos ante un espejo. Pero, ¿hasta qué punto? ¿En qué momento empezamos a despegar y logramos ser más y más conscientes de nosotros mismos y de los demás?

Philippe Rochat en su reciente libro sugiere 6 niveles en la progresión de la consciencia de sí mismo, que describe en términos de las distintas formas que tienen los niños de reaccionar ante un espejo. Se pregunta ¿qué ven los niños cuando se miran al espejo? ¿Se ven a sí mismos o perciben a otra persona? Para averiguarlo estudian a bebés y niños hasta los cinco años, registrando lo que hacen mientras se les sitúa frente a un espejo. Se les coloca previamente una cinta adherente amarilla en la parte izquierda superior de la frente, considerando que si hacen ademán de tocarse e intentar quitársela será una señal de conciencia de sí mismo, ya que la cinta está colocada en una parte no visible directamente, lo que implicaría relacionar la imagen reflejada consigo mismos. Rochat lo describe más o menos así:

Nivel 0: Confusión. El espejo se confunde con el resto del ambiente. No se diferencia como objeto, es una mera extensión del mundo, no un reflejo del mismo. Los pájaros ejemplificarían este nivel chocando contra las ventanas o también los perros, gatos y otros muchos animales, al adoptar actitudes defensivas o de juego ante la imagen que ven reflejada.

Nivel 1: Diferenciación. Lo que se ve en el espejo es algo diferente a lo demás. El espejo comienza a aparecer como una herramienta para reflejar, se percatan de la contingencia entre lo que ven reflejado y las sensaciones procedentes de los propios movimientos. Esto implica según Rochat, una diferenciación perceptual entre la experiencia de los movimientos corporales reflejados en el espejo y la experiencia directa de otras entidades que se mueven en el ambiente.

Nivel 2: Ubicación (Situación). Ahora el niño es capaz de explorar la relación entre los movimientos reflejados y la experiencia propioceptiva. Se trata de un paso más allá: se explora cómo la experiencia del propio cuerpo se relaciona con la imagen reflejada, una imagen que está ahí fuera, una retroalimentación de la experiencia corporal sentida. Aparecen los primeros signos de una actitud contemplativa ante el espejo. Lo que se ve está fuera, situado sobre una superficie distinta en el espacio.

Nivel 3: Identificación. Hacia los 18 meses surge el reconocimiento, la imagen es de mí, no de otro objeto o persona. Explora con su imagen, se da cuenta de que tiene una cinta en la cabeza e intenta tomarla. Explora su cara y su cuerpo. Este nivel es considerado por los psicólogos evolutivos como un índice de emergencia de un concepto del self. Pero durante los tres primeros años, el yo que identifican en el espejo sigue siendo un enigma: oscilan entre una conciencia de sí mismos y la conciencia de ver a alguien que se les parece. Pueden usar el genérico nene o decir su propio nombre ante el espejo y, a la vez, extrañarse de que la imagen reflejada lleve su misma ropa.

Nivel 4: Permanencia. Entre los 3 y 4 años de edad, la mayoría de los niños se identifican superando el aquí y ahora. Se reconocen frente al espejo y también en distintas imágenes en películas o fografías, aunque aparezcan con ropa distinta o en contextos variados. Cuando se ven pueden decir yo, además de su propio nombre, sugiriendo el punto de vista de la primera persona. Se ha superado la contingencia temporal y espacial del movimiento imagen, está emergiendo un self estable, una entidad que se representa permanente frente a los cambios de apariencia.
      
Nivel 5: Autoconciencia o meta autoconocimiento. Sobre los cuatro años pueden verse no sólo desde su propia perspectiva sino también desde la de los otros. No sólo son conscientes de quiénes son sino de cómo se presentan ante los demás. Aparece una nueva evaluación: la social. En esta etapa aparecen los sentimientos de vergüenza y orgullo. Emerge un self autoconsciente.

El autoconocimieto se desarrolla  de forma paralela e interdependiente al conocimiento de los otros. La primera y tercera perspectiva estará presente toda la vida, constituyendo los anclajes de la identidad. El ser humano tendrá que lidiar con dos fuentes de información sobre sí mismo: la que procede de sus propias percepciones, sensaciones y emociones y la de los otros, acerca de sí mismo. Esas dos fuentes estarán siempre en conflicto, ésa es nuestra naturaleza. Los humanos tendremos que ir construyendo una identidad, una imagen social, que será resultado de una negociación entre dos necesidades básicas: mantener el vínculo con los demás y poder expresarnos tal como somos, asegurando así nuestra autonomía, el progreso y la diversidad en nuestra especie. Shakespeare lo resumió con gran belleza y clarividencia en Hamlet:

“Ser o no ser… esa es la cuestión”.