domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Mitómano o simplemente mentiroso?



La mitomanía es una enfermedad psicológica que se presenta principalmente en personas con muy baja autoestima y tienen que recurrir a miles de mentiras acerca de su vida para hacerla más interesante ante las personas y así ser mas populares.

Se vuelve tan habitual mentir que hasta en las cosas más absurdas se lo hace, como por ejemplo: la edad, la profesión de los padres, las salidas de los fines de semana, se vuelve una rutina mentir.

Cuando alguien tiene un impulso por mentir que no se puede frenar es un síntoma de que algo no anda bien en su desarrollo psíquico. La mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en los trastornos de personalidad y es que los mitómanos mienten para construir una mejor imagen de sí mismos frente a la sociedad, sus amigos o para conseguir lo que desean sin importar cuál sea el objetivo.

La palabra mitomanía la comenzó a utilizar el profesor francés Ernest Dupré, alrededor del 1900, viene del griego “mythos” (mentira) y “manía” (compulsión); es un trastorno psicológico que consiste en mentir de forma patológica, falseando la realidad.

Mitómano o simple mentiroso
Lo que diferencia al mitómano de una persona mentirosa es que el mentiroso inventa mentiras para defenderse o protegerse, es decir, con una finalidad, pero en el mitómano prevalece el carácter compulsivo de la mentira y sin una fuente de motivación.

Los mitómanos también se diferencian de los psicóticos porque si bien se dejan llevar por sus fantasías, mantienen un juicio de la realidad suficiente como para darse cuenta de que están mintiendo.

Se dice que se da con mayor frecuencia entre los hombres que en las mujeres.

"Todo mitómano siempre quiere mejorar su autoimágen, es narcisista por naturaleza y tiene una co-morbilidad con un trastorno sociopático de personalidad con talento histriónico, miente porque en el fondo tienen un problema serio de autoestima".

Esto forma parte de las características de los mitómanos, "son manipuladores, convencen y suenan creíbles. En el fondo sufren de frustración, son egoístas y narcisos, no tienen control de sus impulsos y pueden presentar adicciones (sexo, juego, drogas)”.En casos severos, "pueden tener problemas legales, de suicidio y rompimientos familiares (separación, divorcio de su pareja, aislamiento de sus hijos) debido al sentimiento de fracaso". Por lo general, este problema comienza en la infancia y se denota con inseguridad frente a los compañeros del colegio. Las mentiras son un medio para poder pertenecer a un determinado grupo social. Es necesario como recomendación final que asista a un buen psiquiatra o psicólogo,  tanto el individuo como los familiares y allegados.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Depresión y Estrés



Por las fiestas de final de año

Muchas personas se deprimen y se sienten estresadas durante las fiestas de fin de año. Escuchamos que aumentan el número de suicidios y las muertes en asilos y geriátricos para ancianos y enfermos.

¿Qué lleva a una persona a deprimirse?
Por lo general son aquellas que presentan un carácter con alguna cualidad extrema como inseguridad, dependencia, hipocondría, perfeccionismo, autoexigencia, entre otros. Los factores ambientales, como el sufrir algún problema económico, familiar o de salud también predisponen a padecer un trastorno depresivo.

Hay que saber diferenciar la tristeza y la melancolía de la depresión, no son lo mismo. La depresión es un estado de tristeza agudizado del cual la persona no puede salir espontáneamente.

Esta situación anímica puede ser pasajera o prolongarse por varios meses y en ese lapso de tiempo puede perder interés por su cuidado personal, trabajo, estudio o alimentación. En el caso de la pérdida de un familiar cercano o la pareja, el periodo de luto puede durar hasta seis meses; si este se prolonga, ya estamos ingresando en depresión. En ese caso, deberá acudir a un especialista en psiquiatría y/o psicología.

En cuanto a la alimentación, se incrementa el deseo por lo dulce, como los chocolates o golosinas. Consumir 30 g de chocolate negro por día, puede ayudar a mejorar el estado anímico de la persona, ya que libera serotonina, neurotransmisor importante para el control de la depresión.

Igualmente, la depresión puede afectar el sistema inmunológico y volverse vulnerable o susceptible a padecer diversas enfermedades, especialmente de tipo viral. Las personas depresivas pueden sufrir de enfermedades cardiovasculares, pérdida de calcio por posible osteoporosis y malas funciones cerebrales.

Una forma de evitar deprimirse en estas fechas de Navidad o fin de año es escuchar temas alegres, disfrutar las canciones, los colores. Al momento de compartir con la familia, será reconfortante recordar al ser querido ausente en esta Navidad.

Características de una persona deprimida:
Menor capacidad para manejar las responsabilidades.
Malos hábitos de estilo de vida.
Se refugia en el alcohol, el cigarrillo, la cafeína.
No tienen actividad física.
Malos hábitos alimenticios: aumento o falta de apetito.

La navidad está tan cerca del fin de año, crea un ambiente de reflexión. Meditamos sobre los eventos de los últimos doce meses y recordamos fiestas del pasado. Es importante recordar que esta época del año puede ser estresante y hacernos más vulnerables a sentirnos tristes o deprimidos. El estar concientes nos ayuda a estar preparados.

Memoria de Navidades pasadas: Generalmente, se tiende a idealizar las Navidades del pasado con parejas, amigos o seres queridos.
Altas expectativas: Los anuncios de la televisión y la representación de la Navidad "perfecta" crean un ideal difícil de alcanzar por la mayoría. La planeación realista no crea la expectativa de que ésta será la mejor temporada de nuestras vidas.

Dinámicas familiares: No establecer falsas expectativas de que todo será mejor esta vez. Viejos patrones familiares tienden a repetirse. Si nos molestaron en el pasado, lo harán en el presente, a menos que toleremos concientemente estas situaciones sin tratar de cambiar a la familia.

Navidades deprimentes: Identificar y evitar lo que nos provoca tristeza de las fiestas. No dejarse llevar por la inercia de las Navidades y probar algo diferente esta vez. Si la depresión ha sido un problema serio en el pasado, nos preparamos buscamos ayuda profesional con anticipación.

Recomendaciones:
Menor capacidad para manejar las responsabilidades.
Orden y regularidad.
Dieta saludable.
Descanso adecuado
Ejercicio diario

La mejor forma de vencer a la depresión es evitar la dependencia ya que la profundiza. Mejor que los medicamentos es realizar actividad física y cuidar las horas de sueño.

Finalmente, vivir en armonía el presente, evitar los hubiera y disfrutar las cosas bellas que la vida nos ofrece.

La distancia es la causa de estrés y depresión en las Navidades. La distancia geográfica, cuando vivimos lejos de los seres queridos; la emocional, si hay situaciones familiares o con la pareja y amigos que nos impide acercarnos; la edad, esa distancia entre el día en que nacimos y el momento presente, ya que mientras más vivimos y almacenamos memorias, mas melancólicos nos ponemos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Parálisis del sueño



Los sucesos paranormales que algunas personas aseguran haber sufrido (ataques diabólicos, visitas de espíritus y abducciones por extraterrestres) probablemente encubren episodios de la llamada parálisis del sueño.

La parálisis del sueño es una incapacidad momentánea de mover miembros, tronco y cabeza pese a gozar de plena consciencia. Puede aparecer durante un estado flotante de la mente o, con menos frecuencia, al despertarse. Durante la fase de movimiento ocular rápido (REM), los músculos del cuerpo están paralizados, supuestamente para impedir la realización física de lo que se está soñando. No se sabe bien por qué esta parálisis normal se produce en estado consciente en las víctimas de la parálisis del sueño, pero los estudios psicofisiológicos han confirmado la especial propensión a estos ataques cuando la persona entra en la fase REM muy poco después de caer en la cama, sin pasar por las fases de sueño normal que suelen precederla.
 
Situaciones que aumentan la probabilidad del fenómeno podrían ser tumbarse de espaldas dejando vagar la mente, sufrir estrés o alterar las pautas de sueño normales por el trabajo en turnos, largos viajes en avión, consumo de cafeína o alcohol.
 
Aunque la parálisis del sueño sea un síntoma de narcolepsia, no resulta infrecuente en personas sanas. Las encuestas en diferentes países presentan un amplio abanico de estimaciones: del 20 al 60 por ciento de la población adulta normal ha experimentado parálisis del sueño una vez al menos. Alrededor del 5 por ciento de la población han acusado varios otros síntomas de alteración asociados con este trastorno. Los efectos más corrientes incluyen las alucinaciones visuales luces, sombras, una figura humana o de animal en la habitación y las alucinaciones auditivas, como escuchar ruido de voces o de pasos. También puede ocurrir que la persona sienta opresión en el pecho y le cueste trabajo respirar.
 
La parálisis del sueño podría explicar los relatos de fantasmas y extraterrestres; durante el ataque las víctimas perciben con intensidad esa presencia, habitualmente dañina. Asimismo, dan cuenta de sensaciones cinestésicas inusitadas: ser arrastrado fuera de la cama, vibrar, volar o caer. Tales episodios pueden conducir a experiencias extracorpóreas en toda su extensión. La parálisis del sueño tal vez aterrorice, pero nunca será peligrosa. Afortunadamente sus episodios sólo duran unos pocos segundos.

Narcolepsia: La narcolepsia es un trastorno que se caracteriza por tendencias del sueño anormales en las que se incluye una excesiva somnolencia durante el día, la alteración del sueño nocturno y manifestaciones alteradas de la fase REM del sueño. La narcolepsia también se caracteriza por las alucinaciones durante el periodo de sueño-vigilia.


lunes, 10 de diciembre de 2012

TOC



Trastorno Obsesivo Compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno de ansiedad.      
Caracterizado por pensamientos repetitivos y rituales que incapacitan a las personas. Puede llevar a un importante deterioro y complicarse con depresión, abuso de alcohol y/o ansiolíticos. Las compulsiones y obsesiones repetidas producen un intenso malestar, pérdida de tiempo e interferencia en la rutina y en las actividades sociales y profesionales. La intervención psicológica sirve para mejorar la calidad de vida.

Las obsesiones son pensamientos, ideas, imágenes o impulsos de carácter resistente y perturbador que el individuo considera intrusivos y producto de su mente que no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
Las compulsiones son actos mentales o comportamientos de carácter recurrente que casi siempre aparecen en respuesta a las obsesiones con el propósito de neutralizar la ansiedad. Los propios actos compulsivos pueden no guardar una clara relación con las obsesiones o son claramente excesivos.

Las personas con TOC suelen tener un alto sentido de la responsabilidad, las preocupaciones tienen que ver con el temor a ser culpables de no haber previsto una situación nociva. Si a una persona no obsesiva se le da una responsabilidad y se le aumenta la sensación de que no va a estar a la altura, las obsesiones aumentarán. Hay correlación entre la culpa y el TOC, no la hay entre la culpa y la depresión.

El trastorno obsesivo compulsivo también afecta a la familia del paciente. Interfiere significativamente en la dinámica familiar y tiene un impacto significativo en el funcionamiento familiar. Las familias juegan un rol crítico en la disposición y cumplimiento del tratamiento, tasa de recuperación y recaídas. Por ejemplo, una familia apaciguadora puede mejorar el resultado del tratamiento del TOC mientras que una familia excesivamente crítica y sobre implicado puede exacerbar los síntomas en el paciente.

Tratamiento:
El modelo conductual sostiene que las obsesiones provocan ansiedad y malestar y que las compulsiones y la evitación son formas desadaptativas de reducir o evitar estas sensaciones.

Los rituales se prolongan a través de un proceso llamado reforzamiento negativo (se repetirá la conducta en situaciones similares para disminuir la ansiedad). Si la persona se expone a las situaciones temidas y ve que los estados emocionales negativos no ocurren la ansiedad disminuirá con el tiempo. A este hecho se le llama habituación.

El tratamiento consiste en registrar y describir qué rituales hace la persona, cuándo los pone en marcha y qué hace para evitarlos. Después se ordenan las situaciones de las que menos ansiedad produce a las que más para posteriormente enfrentarse a ellas.

El objetivo de estas técnicas es que el sujeto compruebe que aquello que teme no ocurre y que una exposición prolongada al estímulo temido, o la no realización de la respuesta de neutralización, produce un descenso importante de la ansiedad
 Cabe destacar que primero desaparecerán los rituales y luego las obsesiones.

La terapia cognitiva: interviene en la evaluación de pensamientos, ayudando a identificar y cuestionar los pensamientos distorsionados que alimentan el ciclo TOC. A medida que el paciente genera interpretaciones alternativas, más exactas y favorables, se reduce el malestar así como el impulso de neutralizarlo. Una distorsión cognitiva frecuente es que pensar es tan negativo como actuar, es como si por el mero hecho de imaginarlo fuera a cumplirse. Cuando aparece un pensamiento intrusivo las personas con TOC lo experimentan como algo muy negativo que les genera malestar. Intentan neutralizarlo a través de las compulsiones y como la ansiedad se reduce y se evita el resultado temido, la compulsión queda reforzada.

Terapia integradora: Desde el modelo integrador se promueve un tratamiento que englobe diferentes áreas. Por una parte se trabaja el aspecto conductual para tratar los rituales, por otra, el aspecto cognitivo para trabajar los pensamientos e ideas intrusivos, también tiene en cuenta el contexto familiar (terapia sistémica) que entiende que el TOC es un síntoma de que algo funciona de una manera no saludable. Se aborda cada temática en función del malestar que presente la persona con TOC en cada momento.

La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.


jueves, 22 de noviembre de 2012

Alzheimer



Es considerado un desorden raro, y un gran problema de salud pública que esta afectando seriamente a millones de ancianos y sus familias en todo el mundo.
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva, irreversible, que se va deteriorando lentamente la memoria y las capacidades de pensamiento.
No obstante el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer se incrementa con la edad. No es parte del envejecimiento normal. Es causada por una enfermedad que afecta al cerebro.

Síntomas de la enfermedad de Alzheimer
· Quejas subjetivas de déficit de memoria
· Olvido de objetos, nombres y citas.
· Es consciente de sus síntomas
· Desorientación espacial
· Evidencia de bajo rendimiento laboral
· Dificultad en recordar nombres
· Retención escasa de la lectura.
· Olvida la ubicación de objetos de valor.
· Ansiedad leve o moderada
· Se inicia la negación como mecanismo de defensa.

Síntomas avanzados:
· Olvido de hechos cotidianos o recientes.
· Deficiencias en memoria de historia personal
· Dificultad de concentración
· Incapacidad para planificar viajes vida, socio-laboral.
· Necesita asistencia en determinadas tareas.
· Incapaz de recordar aspectos de vida cotidiana
· Con frecuencia hay desorientación temporo - espacial
· Dificultad para contar en orden inverso

Síntomas finales:
· Olvida el nombre de la esposa y sucesos recientes
· Retiene datos del pasado
· Hay desorientación temporo - espacial
· Necesita asistencia de Actividades de la vida diaria
· Presenta incontinencia
· Hay trastornos del ritmo diurno
· Cambios en la personalidad y afectividad
· Perdida de todas las capacidades verbales.

El Alzheimer y la familia

La preocupación se inicia al presentarse los síntomas y al observar que el paciente cambia su comportamiento habitual. Inicialmente esto puede no considerase anormal, por lo cual pueden provocar incidentes a nivel familiar, personal y social. Así mismo el paciente puede entrar en un estado depresivo o de irritación.
Al presentarse dichas situaciones, la familia y personas cercanas sospechan de una posible enfermedad y se propone una consulta medica.
Durante esta fase, la familia intenta arreglar las cosas a su manera, insistiendo en que la persona debe prestar mas atención en las cosas que realiza y así aminorar los síntomas.
Luego de la consulta medica y comprobar que existe una enfermedad, se crea un sentimiento de culpabilidad en la familia por no haberle prestado ayuda o comprensión cuando este lo necesitaba. Este sentimiento perdurará durante todo el transcurso de la enfermedad.
Luego viene el impacto del diagnóstico o crisis, cada persona reacciona de diferente manera, pero siempre se encuentra el temor de afrontar un futuro incierto, donde no sabe que hacer o como afrontar dicha situación. Aparecen aquí los sentimientos de preocupación y miedo respecto al fututo. Una vez conocía la enfermedad, la familia debe afrontarla, entenderla y aceptarla.

Las actividades dentro de la familia tendrán un cambio gigantesco, cada familiar aportará su colaboración según sus posibilidades y recursos en la atención del enfermo.
Durante el transcurso de la enfermedad, la familia va sufriendo impactos continuados a medida que la enfermedad va empeorando y la persona va desmejorando.
Toda esta crisis va a suponer un aumento de la tensión familiar, y por lo tanto su superación va a caracterizarse por dos aspectos:

La redeficinición y reasignación de los papeles dentro de la familia, las obligaciones, expectativas.
La identificación y movilización de recursos, internos y externos: trabajar nuestra autoestima, alejar los sentimientos de culpa o tristeza, desdramatizar la enfermedad, valorar su aportación, buscar ayuda psicológica.
Si esto no ocurre la crisis podría extenderse por mucho tiempo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Pensamiento mágico



Psicología y psiquiatría

El  pensamiento mágico es una forma de explicar el mundo basada en creencias o interpretaciones erróneas sobre la relación entre causas y efectos. Es típico de las sociedades primitivas, que ante un entorno incomprensible que afecta a sus vidas de forma caprichosa inventan ritos para controlar ese entorno.

Pero el pensamiento mágico no es solo propio de sociedades primitivas. En las sociedades más avanzadas la mayor parte de la gente practica de una u otra manera esta forma de pensar.

Cada vez que probamos una nueva dieta que va a hacernos adelgazar sin esfuerzo en pocas semanas, estamos practicando el pensamiento mágico. Cada vez que confiamos en la lotería para cambiar nuestro futuro económico, estamos practicando el pensamiento mágico.

El pensamiento mágico es muy atractivo, porque disocia nuestro esfuerzo de las consecuencias en nuestra vida. Es más satisfactorio, a corto plazo, probar una nueva dieta que cambiar nuestro hábitos de alimentación. Es más fácil gastar dinero en la lotería que buscar y conseguir un trabajo mejor.

El problema es que creer en la magia nos impide asumir que nuestra vida depende de nuestras decisiones y de lo que hacemos cada día, todos los días. Si estás probando dietas milagrosas, no cambias tus hábitos de vida. Y si estás jugando a la lotería no asumes que el dinero que vas a tener es el que seas capaz de ganar y ahorrar.

Pero hay más. Pensamiento mágico es enviar decenas de curriculum todos los días creyendo que así conseguirás un trabajo. Pensamiento mágico es seguir haciendo las cosas como en años anteriores, pensando que en algún momento todo volverá a ser como antes. Pensamiento mágico es soñar con promociones en una empresa en la que no tienes futuro, sin hacer nada práctico para mejorar tus posibilidades. Pensamiento mágico es creer que un título de ingeniero te va a conseguir un trabajo al terminar la carrera.

El mundo es un sitio muy complejo. Prácticamente todo lo que hay ahí fuera es caótico y no lo podemos controlar. Pero de nada sirve buscar fórmulas mágicas para hacerlo racional y predecible.

Lo que sí podemos hacer es controlar lo que depende de nosotros. Podemos elegir una alimentación saludable en lugar de una dieta milagro. Elegir cambiar de empresa, o de ciudad, o de país si eso mejora las posibilidades de conseguir el trabajo que se quiere. Elegir gastar menos y ahorrar cada mes para vivir mejor en el futuro. Crear una empresa y no depender de un empleo que no satisface.

Pensamiento mágico en la psicología y en la psiquiatría:

En psicología y ciencia cognitiva
, el pensamiento mágico es un raciocinio causal no científico; por ejemplo: la superstición.

El pensamiento mágico es una forma de pensar y razonar que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta.

La magia a diferencia de la ciencia, no distingue la correlación de la causalidad. Por ejemplo, alguien puede acreditar que una remera da suerte si vistiéndose con ella ha ganado un torneo deportivo. Continuará usando la misma remera y, aunque gane algunas competiciones y pierda otras, continuará acreditando sus victorias a la remera de la suerte. Suele estar basado en prejuicios o percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo. Quizá por haber sido precondicionado por otras personas que haya conocido o aceptando de algún modo las teorías de dichos individuos con esas percepciones.

Ante percepciones de: espejismos, realidad de los sueños, predicción de comportamientos en pequeños o grandes entornos, los sentidos del ser humano, pueden carecer de fundamentación objetiva.

Un prejuicio cognitivo predisposiciones cognitivas, es una distorsión cognitiva, en el modo en el que los humanos percibimos la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.

En psicología, algunos tipos de personalidad, están influidas en mayor o menor grado por el razonamiento mágico, y ciertas enfermedades mentales, como la esquizofrenia, pueden tener conclusiones ideadas a partir del pensamiento mágico, como la telepatía o el control de la mente.

Para la psiquiatría, este tipo de pensamiento, que por definición se opone al pensamiento lógico, es más frecuente entre los niños, y en las personas pertenecientes a sociedades primitivas contemporáneas que se guían por la costumbre ralentizando el desarrollo socio-cultural. El pensamiento mágico también suele estar presente, en las personas con trastornos de tipo obsesivo-compulsivo. Estas personas realizan una serie de rituales estereotipados, para librarse de algunas ideas extrañas que las asaltan de forma repetitiva e insistente, a pesar de que ellas mismas las consideran con poco fundamento o completamente absurdas: ideas obsesivas.

El pensamiento mágico desde sus inicios y, aún actualmente, en todas las culturas primitivas contemporáneas cumple un papel fundamental para afianzar la supervivencia del ser humano y en numerosos casos, impulsar su desarrollo cultural. Sin la aparición del pensamiento mágico, el ser humano aún permanecería anclado en sus primeros estadios de evolución.

Estudios sobre el pensamiento mágico
El pensamiento mágico, estudiado en psicología y antropología, es la razón de ser de muchas obras científicas, que tratan aspectos como:

La magia designa las creencias metafísicas, cuyo elemento central y diferenciador es la capacidad humana de modificar la realidad sin medios estrictamente causales. La magia en general es también designada a menudo como brujería. Muchos inventos modernos son magia para las sociedades primitivas, y suplen las capacidades buscadas por los antiguos magos.

La religión, a veces usada como sinónimo de fe o sistema de creencias, se define como creencia sobre todo lo que concierne a lo sobrenatural, sagrado o divino, y a los códigos morales, prácticas, rituales, valores e instituciones relacionadas a dicha creencia. En ocasiones, la palabra religión se usa para designar lo que debería ser llamado religión organizada u organización religiosa, es decir, organizaciones que dirigen la práctica de ciertas religiones, frecuentemente bajo la forma de entidades legales.

El ocultismo es el estudio de las doctrinas ocultas de las diversas religiones y filosofías, haciendo hincapié en los fenómenos paranormales y los poderes ocultos del ser humano.

El esoterismo es el estudio y la práctica de tradiciones esotéricas, es decir, vinculadas a corrientes religiosas y filosóficas, desconocidas o secretas para el gran público.

La pseudociencia (del latín pseudo falso y scientia conocimiento: falsa ciencia) es el conjunto de metodologías, prácticas o creencias no científicas pero que reclaman dicho carácter. Este concepto es utilizado por los enfoques epistemológicos ocupados en el criterio de demarcación de la ciencia. El término se usa para establecer una clara diferencia con las ciencias exactas y naturales. Por ejemplo, muchos estudiosos del fenómeno paranormal se dedican a catalogar evidencias anecdóticas, como recuentos de supuestos testigos que afirman haber presenciado un fenómeno paranormal.

La superstición es la creencia, no fundamentada, o irracional, de que ciertas prácticas (como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales), o determinados acontecimientos (como la caída de sal al suelo o la llegada de un martes 13), pueden alterar el destino o la suerte de una persona. Se incluyen entre las supersticiones la adivinación y sus distintas disciplinas astrología, quiromancia, cartomancia o tarot, geomancia o feng shui, espiritismo etc.

Una creencia es un modelo creado por la mente para satisfacer un deseo, generalmente sobre un hecho (real o imaginario) del cual se desconoce o no se acepta una explicación racional. Los individuos que comparten una creencia, darán por buena dicha proposición y actuarán como si fuese verdadera, recopilando dogmas y/o estableciendo normas morales que suelen ser necesarias para poder sustentar los dogmas.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Celotipia



La celotipia o celos enfermizos configuran dentro de la terminología clínica una patología que requiere de la consulta profesional.
La celotipia se vincula con la necesidad permanente de introducir un tercero en la relación de pareja, la mayoría de las veces fantaseado. Ese tercero es visto como rival sobre el cual se proyectan sentimientos negativos, odio, resentimiento, generando una situación de competencia.

La celotipia hace imposible el poder controlar los celos, generando sentimientos negativos, impulsos, reaccionando en ocasiones con agresividad o ira La celotipia hacen que el celoso se mantenga alerta, de desbaratar el supuesto engaño, se mantiene en un estado de vigilancia constante que puede ir desde revisar las propiedades personales de su pareja, controlar llamadas telefónicas sospechas ante una llegada tarde, ante un gesto o una mirada, visitas inesperadas, en definitiva hechos cotidianos que son percibidos e interpretados en función de sus celos enfermizos generando a la vez en quien la padece, ira, enojo por el supuesto engaño y malestar en su pareja.

En la celotipia el celoso vivencia una situación imaginaria como real. Su vida gira en torno a acusaciones, a generar pruebas de la supuesta infidelidad interpreta erróneamente hechos cotidianos de manera de constatar y fundamentar sospechas
En ese sentido es que en la situación de celotipia, hay un trastorno del pensamiento, pobre control de los impulsos y puede haber falsas percepciones. En ocasiones también se producen falsos recuerdos. No todo lo que percibe mediante sus sentidos es lo que el/ella cree que es.

Sin entrar aquí en discusiones filosóficas que dejaremos para otro momento, en los celos enfermizos, el celoso siempre percibe e interpreta la realidad de una sola forma, como tema recurrente: el del posible engaño.

¿Cómo reconocer la celotipia?
I) Incorporación de un tercero imaginario en la relación de pareja (supuesto amante)
II) El sujeto no puede o no sabe como controlar los celos, porque no tiene conciencia de ello.
III) Está permanentemente vigilante de situaciones cotidianas revisando objetos personales de su pareja, llamadas telefónicas, mensajes de texto
IV) Percibe e interpreta hechos cotidianos de manera errónea, pero siempre relacionado a los celos Es decir, esta percepción e interpretación errónea busca siempre justificar una situación de infidelidad o engaño.
V) Imposibilidad de controlar impulsos, pensamientos, percepciones falsas que se le autoimponen
VI) En la situación de pareja los celos enfermizos o celotipia producen discusiones diarias ya que el otro se siente incómodo, no logra comprender del todo la situación generando impotencia y malestar.

La mayoría de las veces en la celotipia concluyen en la ruptura de la pareja. Pueden también generar situaciones de violencia y celos (violencia doméstica) debido al pobre control impulsivo que el celoso experimenta. Por tales motivos se hace imprescindible la consulta profesional ya que difícilmente pueda solucionarse el problema de los celos enfermizos o patológicos ya que no existe por parte del celoso la capacidad de darse cuenta o algún grado de conciencia que le indique como controlar sus celos, sino todo lo contrario como vimos anteriormente todas sus vivencias y hasta los hechos cotidianos se dirigen a justificar sus creencias erróneas e irracionales.

viernes, 26 de octubre de 2012

Consecuencias psicológicas de la violencia de género



El número de mujeres víctimas de violencia de pareja es elevado. Se estima que esta violencia afecta un gran porcentaje de las mujeres. Además de las consecuencias dramáticas de las que somos testigos a través de los noticieros con demasiada frecuencia, existen otras consecuencias que no por ser menos visibles, son menos importantes. A continuación, vamos a analizar las consecuencias psicológicas que esta violencia tiene en sus víctimas.

Las consecuencias psicológicas de la violencia son más frecuentes y graves que las físicas, salvo casos excepcionales como los de muertes o lesiones graves.
La prevalencia del trastorno de estrés postraumático, depresión, una elevada frecuencia de trastornos de ansiedad y problemas de abuso de sustancias, alcoholismo, problemas de autoestima y desadaptación social.

La sintomatología postraumática es la sintomatología característica de estas víctimas. Los síntomas más frecuentes son:
Dificultades de concentración.
Hiperactividad constante. Puede ser consecuencia de la imposibilidad de predecir y controlar la ocurrencia de los episodios violentos y su percepción de que en cualquier momento puede ser agredida, en especial en el hogar.
Pérdida de interés por actividades significativas.
Sensación de futuro desolador.
Recuerdos invasivo. La experiencia prolongada y repetida de los episodios agresivos explicaría la frecuente presencia de recuerdos intrusivos.
Evitación de pensamientos y sentimientos. Respecto a las conductas de evitación, son elevadas las de evitación de sentimientos, pero no las de lugares o actividades. Es lógico: el principal lugar a evitar es el hogar y éste, salvo que lo abandonen, no pueden evitarlo.
Malestar psicológico.

La depresión es también un trastorno frecuente en estas mujeres. Varios factores pueden contribuir a esto:
La sensación de fracaso personal.
El deterioro de redes sociales y/o familiares.
La pérdida de poder adquisitivo.
La alteración de todas las áreas de la vida cotidiana.
Existen diversos factores que contribuyen a que estas mujeres tengan una baja autoestima y una inadecuada concepción de sí mismas, como son:
La autocrítica.
La responsabilidad aprendida de la situación violenta.
La sensación de fracaso por no dar el paso para romper el ciclo.
La culpa.
La convivencia con una persona que de forma reiterada intenta convencer a la mujer de que es una inútil, no sirve para nada o incluso anula su capacidad de tomar decisiones, también parece determinante.

La mayoría ve afectada su vida cotidiana como consecuencia de la violencia, generándose una desestructuración vital a distintos niveles:
Laboral (abandono del trabajo).
Social (limitaciones para relacionarse con otras personas).
Del tiempo libre (aislamiento, control, trámites legales, juicios, etc.)
Familiar (afectación hijos, respuesta negativa de allegados).
De pareja (desconfianza para restablecer relación de pareja).
Las consecuencias psicológicas de la situación de maltrato son especialmente graves (depresión, TEPT, ansiedad, baja autoestima, dificultades para recuperar el ajuste en el área social). Es importante hacer visible que el problema del maltrato no termina cuando la mujer se aleja del agresor, es cuando más necesita apoyo psicológico y social para superar las consecuencias de esta situación.

viernes, 19 de octubre de 2012

Ser Madre



Ser madre es un privilegio que la mayoría de las mujeres desean tener, pero también existen quienes por alguna razón, no tienen la suficiente vocación para tener y cuidar a un hijo.

Lo mejor para el buen desarrollo de un hijo es haber sido deseado, tanto por su madre como por su padre; que no represente un obstáculo para la libertad de ambos, ni para la realización de supuestas asignaturas pendientes, ni para el balance de la economía familiar, sino que su inserción en el hogar sea considerada una bendición.

Sobre esa base se aseguran los padres, un niño con una base psicológica sana, libre de la pesada carga afectiva que produce el trauma del rechazo.

La vida moderna nos ofrece la ventaja de poder realizar una planificación familiar mediante la utilización de métodos anticonceptivos al alcance de todos y adecuados a cada necesidad; de manera que los embarazos no deseados se pueden evitar.

La mayoría desea tener hijos principalmente sanos y se preocupan por investigar cualquier anomalía física tanto congénita como heredada, dejando de lado el aspecto psicológico del desarrollo que exige amor incondicional, aceptación y respeto por una nueva vida.

Tanto un padre como una madre aman a sus hijos y desean lo mejor para ellos, sin embargo el amor de madre trasciende cualquier otro sentimiento conocido.

La madre lleva dentro de si misma a su hijo desde la concepción y lo considera parte de ella misma.

Una madre vigila a su hijo confiada pero tiene un instinto que no se aparta de su hijo, de manera que puede presentir el peligro para acudir en su ayuda.

Esto ocurre tanto de día como de noche, porque tal vez no logren despertarla rayos y truenos, pero sí puede desvelarla un leve gemido de su hijo.

La antigua costumbre de mantener a los niños en la nursery de recién nacidos, alejados de sus madres, tuvo que ser modificada, porque afectaba seriamente la relación madre hijo.

El niño necesita del contacto corporal y la ausencia de este estímulo disminuye la posibilidad de un buen desarrollo emocional de la unión de la madre con su hijo.

Esta condición puede producir dificultades en la conducta social del niño, pérdida de la capacidad para establecer buenas relaciones familiares y sociales, conflictos generacionales y conductas violentas en el futuro.


"La más bella palabra en labios de una persona es la palabra 'madre', y la llamada más dulce, 'madre mía' ". Khalil Gibran

"El paraíso está en el regazo de una madre". Proverbio árabe.

"El amor de una madre por un hijo no se puede comparar con ninguna otra cosa en el mundo. No conoce ley ni piedad, se atreve a todo y aplasta cuanto se le opone". Agatha Christie.

 ¡¡¡Felicidades para todas!!!!!!

martes, 9 de octubre de 2012

Personalidad Limítrofe O Borderline



El trastorno límite de la personalidad, o borderline, también llamado limítrofe o fronterizo, es un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por desregulación emocional, pensamiento extremadamente polarizado y relaciones interpersonales caóticas.

El trastorno límite de la personalidad, es un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la afectividad y la autoimágen, además de una notable impulsividad, depresión, ideas paranoides, que por lo general empieza al principio de la edad adulta y se presenta en diversos contextos.

Las personas con este trastorno tienen cambios de ánimo inconstante y extremos, nunca están por decirlo en neutro son extremistas pasan del amor al odio y del odio nuevamente al amor, tiene problemas con su imagen de la misma manera que tiene problemas en sus relaciones interpersonales, suelen victimizarse ante cualquier situación y por lo general creen que tuvieron menos de lo que merecían en la infancia situación que los hace creer que necesitan más atención en su vida adulta.

Se desconoce a ciencia cierta que origina este trastorno, hay varas hipótesis que indican que puede ser debido a factores sociales o genéticos, recordemos que los trastornos de personalidad se diagnostican sobre la base de una evaluación psicológica, al igual que los antecedentes y severidad de los síntomas, acá algunos detalles:
Intolerantes a la soledad
Personas 100% impulsivas en toda área
Sentimientos de vació constante
Irritabilidad extrema e inapropiada
Conductas autodestructivas como intentos de suicidio y automutilación
Personas desorganizadas e inconstantes.

El tratamiento del trastorno debe tener en cuenta la complejidad intrínseca de la enfermedad. En primer lugar se debe decidir si se realiza en régimen ambulatorio, de hospitalización parcial o de internación. Esta decisión se basa en principalmente en el riesgo de suicidio o autolesiones. Dado el doble componente del trastorno, biológico y ambiental, el tratamiento debe abordar ambos capítulos. Por una parte se debe tratar las vulnerabilidades biológicas y la desregulación en la fisiología de los neurotransmisores que se manifiestan en: síntomas de desregulación afectiva, síntomas de discontrol impulsivo conductual y síntomas cognitivos perceptuales. La medicación ayuda a aliviar la sintomatología en los periodos de descompensación aguda, así como los trastornos comórbidos. De otra manera, la medicación por si sola no ayuda al individuo a enfrentarse a las situaciones ambientales concretas y en todo caso está indicada la psicoterapia.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Trastorno Paranoide



El trastorno paranoide de la personalidad se define como una tendencia generalizada e injustificada a interpretar las acciones de las personas como deliberadamente malintencionadas, aunque no presentan síntomas psicóticos, como delirios o alucinaciones.
Las características de este trastorno son las siguientes:

Sospechan, sin base suficiente, que los demás los están explotando, dañando o engañando;

Están preocupados con dudas injustificadas sobre la lealtad y confianza de amigos o asociados;

Son reacios a confiar en otros debido a un miedo injustificado a que la información sea utilizada maliciosamente en su contra;

Creen ver significados ocultos degradantes o amenazantes en comentarios o acontecimientos benignos;

Guardan resentimiento de manera persistente; es decir, no perdonan insultos o desaires;

Perciben ataques hacia su carácter o reputación que no resultan aparentes a los demás y rápidamente reaccionan con enojo o contraatacan;

Sospechas recurrentes y sin justificación sobre la fidelidad de sus cónyuges o parejas sexuales.

Estas personas suelen culpar a los demás de los problemas en sus relaciones y no suelen ser conscientes de cómo ellos mismos contribuyen a crearlas. Por ejemplo, si continuamente acusa a su pareja de infidelidad, no es extraño que al final su pareja busque consuelo en otra persona, de modo que el paranoide ve confirmadas sus sospechas.

Suelen estar siempre atentos y vigilantes porque piensan que cualquiera puede atacarlos de un modo u otro en cualquier momento y necesitan defenderse de ellos. Perciben el mundo como una jungla de gente egoísta y sin escrúpulos en la que no se puede confiar. Por este motivo suelen ser bastante independientes, ya que la dependencia de los demás implica la posibilidad de que se aprovechen de ellos. También suelen tener conflictos con las figuras de autoridad.

Ante la conducta de los demás, sacan conclusiones rápidas y son reacios a considerar explicaciones alternativas.

Tienden a reaccionar con gran intensidad ante pequeños acontecimientos, ya que los interpretan como graves amenazas. Por ejemplo, tras un comentario inofensivo o una broma creen ver un insulto grave o un desprecio hacia ellos y reaccionan enfadándose y contraatacando.

Suelen ser incapaces de ver los aspectos humorísticos de las situaciones. En cierto modo es como si estuvieran constantemente en una situación de grave riesgo donde no hay lugar para bromas.

De un modo u otro, estas personas han desarrollado un esquema de pensamiento que se basa en los siguientes supuestos:

Las personas son malintencionadas
Atacan si les das la oportunidad
Para protegerse hay que mantenerse alerta

Estos supuesto los llevan a esperar constantemente engaños, traiciones y que los hieran, de modo que consideran necesario estar alerta. Este estilo de pensamiento los lleva a prestar más atención a aquellos aspectos que confirmen sus hipótesis mientras que no tienen en cuenta aquellos que las contradigan.

Si el paranoide se fija exclusivamente en las malas acciones de los demás, es fácil que siga pensando igual durante toda su vida.

Por tanto, están en guardia y a la defensiva, saltan por cualquier cosa y son beligerantes, de modo que no suelen caer bien a los demás y provocan en ellos hostilidad y rechazo (el tipo de conducta que preveían), lo cual, a su vez, contribuye también a perpetuar su trastorno.

Por otro lado, estas personas suelen dudar de su capacidad para advertir el peligro y para manejar las situaciones dañinas de un modo adecuado. Es decir, piensan que, dada su incapacidad para controlar las conductas o acontecimientos adversos, las consecuencias de dichos acontecimientos pueden ser catastróficas. Es decir, exageran enormemente el daño que los demás pueden llegar a hacerles. Aún así, no se ven completamente ineficaces (pues de ser así desarrollarían otro trastorno, como el dependiente), sino que piensan que si se mantienen siempre vigilantes, podrán detectar los indicios y protegerse.

Por tanto, su patrón de pensamiento podría esquematizarse de este modo: "Las personas tienen mala intención y es muy probable que me ataquen o intenten perjudicarme. Si lo hicieran, no me creo capaz de manejar esa situación adecuadamente y, por tanto, podrían tener consecuencias terribles, de modo que tengo que estar siempre alerta, no confiar en  nadie y mantener las distancias". Este esquema de pensamiento es el que guía su conducta.

No es mucho lo que se sabe sobre el origen de este trastorno, debido a que no suelen buscar ayuda y, por tanto, no es fácil encontrar grupos a los que estudiar, pero las distintas teorías explicativas nos pueden dar una idea sobre las diversas formas como puede generarse este trastorno:

Los malos tratos en la infancia y la falta de un amor coherente por parte de los padres.

El número de familiares con algún tipo de enfermedad psicótica es más frecuente entre los familiares de estas personas que entre el resto de la población, de modo que puede haber algún tipo de predisposición genética.

Los niños despreciado o humillados por otros niños, y cuyos padres les han enseñado que ellos son especiales y diferentes, pueden llegar a la conclusión de que los demás están celosos y desean hacerles daño por envidia. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

La soledad



La soledad ha sido considerada como un problema clínico, que requiere de una terapia específica. El tema ha cobrado enorme importancia, ya que tiene una alta incidencia, tanto en la población en general como en personas que presentan algún grado de desajuste.

La soledad también se considera como uno de los posibles factores que causan otros desórdenes. Entre ellos depresión, suicidio y graves problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares.

Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males. O no quieren reconocerse como solos, debido a que experimentan vergüenza de sus sentimientos o de su inadecuación para superar el aislamiento.

Resulta fundamental para el terapeuta diagnosticar correctamente la soledad y determinar si en realidad existe. Porque muchas personas se definen como solas sin serlo en realidad.

¿Qué es la soledad?
Psicológicamente se define como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presenta con síntomas de trastornos psicológicos y desadaptación, como ansiedad, depresión, insomnio, abuso de drogas y alcoholismo.

Sufren de soledad los individuos que tiene carencia de:
Una persona afectuosa de quien depender.
Alguien que lo atienda.
Oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona.
Un grupo de amigos del cual sentirse parte.
Alguien que necesite de su amor, que lo desee físicamente.
Personas con quienes compartir valores e intereses, para compartir actividades recreativas.
Relaciones laborales.
Un sentido de confianza en los amigos íntimos.
Intimidad física en forma regular.

Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias por un período de varios años y por lo menos a través de dos etapas de su vida, como podrían ser la adolescencia y la adultez joven; o la adultez joven y la edad madura.

También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

Los problemas de soledad se tratan en el mismo contexto en que se analiza la depresión.
El tratamiento por lo general incluye cambios conductuales específicos en la forma de iniciar y profundizar sus relaciones sociales del paciente, tanto en el momento actual, como antes de que surgiera el problema.

Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan.
Esta actitud puede ser cambiada. Y el nuevo enfoque terapéutico para tratar la soledad como un problema clínico, permite desarrollar estrategias cognitivas y conductuales.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Afrontar la pérdida de un hijo


Perder un hijo es lo más duro y difícil que le puede pasar a una persona. Superarlo resulta muy complicado y será necesario el apoyo de toda la familia y sobre todo de la pareja para seguir adelante y volver a sonreír. Sin embargo, es una situación tan extrema que puede acabar con la propia relación de pareja si no se supera adecuadamente. En ocasiones, tener otro hijo ayudará a superarlo, aunque hay que saber cuándo es el momento adecuado para ello.

Cualquier muerte nos afecta en mayor o menor medida. Cuando es de una persona cercana o de un familiar aumenta considerablemente ese impacto. En el caso de un hijo, el golpe es una de las emociones negativas más fuertes que se pueden experimentar. Esa experiencia será distinta para cada uno de los padres, que vivirá la situación con iguales reacciones pero con formas particulares de mostrarlas o reprimirlas. Además, no se trata de un proceso con un inicio y un fin determinado sino que más bien se trata de algo continuo que permanecerá durante mucho tiempo, a veces toda la vida, pero que se puede hacer más sencillo de llevar si se trata adecuadamente.

Después de morir un hijo, se sufren diversas etapas y un abanico de sentimientos encontrados se alterna. Los sentimientos más frecuentes son la ira, la sensación de culpabilidad, la enorme tristeza y la presencia de pensamientos irracionales que pueden hacer pensar que se están volviendo locos. La culpabilidad, por ejemplo, se manifiesta como una falta de haber podido hacer algo que hubiese impedido el hecho doloroso; la ira o enojo suele dirigirse hacia quien se piensa es el causante de la muerte, incluso hacia uno mismo o a Dios. Pueden aparecer sentimientos de soledad, de aislamiento personal y social que impidan una comunicación adecuada de ese sentir.

Shock o parálisis. Es la reacción o conmoción momentánea cuando se recibe la noticia de la muerte. Se manifiesta a través de diferentes sentimientos: apatía, embotamiento, hiperactividad. Esta reacción nos defiende del impacto sufrido.

Alivio o relajación. Sigue al funeral y es de corta duración. Dura tanto tiempo como permanezcan los familiares y amigos con los padres.  Se caracteriza por expresiones de aceptación de la muerte, estado de ánimo alternante, entre tranquilo y llanto.

Resentimiento. Cuando los padres se quedan solos, llega el momento de la soledad, la inseguridad, la falta de autoestima, el sentimiento de culpa. Se tiene miedo al futuro y hay una pérdida total de interés hacia el mundo exterior. Hay que comprender lo que está pasando, es bueno que la persona llore y se desahogue.

Recuerdo. Durará más o menos según la persona. Se recuerdan constantemente los hechos acaecidos antes de la muerte. Deseo de recapturar las emociones y experiencias felices con el fallecido.

Reparación. Es un esfuerzo deliberado por reiniciar la vida sin el hijo perdido. Aparecen ideas positivas y racionales. Se cultivan nuevas aficiones, intereses y amigos.

Durante los primeros meses, el aspecto físico también se ve afectado, disminuyendo el tiempo de sueño, aumentando el cansancio, manifestándose pequeñas pérdidas de memoria y falta de concentración.  Esta forma de sentir es absolutamente natural dentro del proceso de duelo,  pero en el caso de permanecer con gran intensidad e interferir de forma significativa en la vida diaria debería ser consultada con un profesional que pueda ayudar a elaborar la situación y mostrarles la mejor forma de poder afrontar esa pérdida.

La primera idea a tener en cuenta es que, aunque resulte extremadamente doloroso, hay que permitir que los padres enfrenten el luto sin evasivas, permitiendo que las emociones y sentimientos se expresen sin reprimirlos. Si se sienten ganas de llorar que lo hagan sin pensar en qué lugar o momento están.

Si en ese momento había decisiones importantes pendientes de tomar, sería buena idea dejarlas para más adelante, en la medida de lo posible hasta que se sientan con la suficiente capacidad para tomarlas adecuadamente.

Intentar que nadie los presione o fuerce a tomar decisiones sobre las pertenencias de sus hijos, la habitación, ropa, juguetes, etc. Los familiares prestarán un mejor servicio dando apoyo emocional y respaldo que intentando ocupar el lugar de los padres, aunque sea con la mejor intención, ya que la elaboración de todo el proceso de duelo debe ser experimentada por ellos mismos.

La pareja debe intentar mantener una buena comunicación, tanto entre ellos, por ejemplo hablando acerca de su hijo, de lo que sienten cada uno por separado, como también a la hora de hablar con los demás, tanto médicos, como familiares o amigos.

No son muchos los padres que acuden a un buen psicólogo para solicitar ayuda. La mayoría no se da cuenta de la posibilidad de ayuda que se les puede prestar y de que se les puede enseñar tanto a manejar las emociones negativas que les atormentan y no les permite entender, fuera de su aislamiento emocional, social y personal, lo que ha ocurrido.

A veces, el dolor, la tristeza y la sensación de culpa son tan intensos y permanecen tanto tiempo en su vida que la misma cambia por completo, convirtiéndose lo que debía ser un duelo normal en algo patológico que necesita de la ayuda de un profesional.