jueves, 28 de octubre de 2010

El infarto sus efectos psicologicos

Las características psicosociales de los individuos que han sobrevivido a una crisis de angina de pecho o a un episodio de infarto. En general, esquematizando un poco, las reacciones de estos pacientes y su forma de afrontar la experiencia sufrida y sus consecuencias pueden ser de cuatro tipos:


Aceptación realista de lo sucedido y disponibilidad racional a valerse de todos los recursos para recuperar la salud.

Tendencia a perpetuar el papel de enfermo en un estado permanente de depresión y de ansiedad, con frecuentes conversiones de la ansiedad en una sintomatología física.

Negación de lo sucedido y restablecimiento de una vida normal como si nada hubiese sucedido.

Instrumentalización de la enfermedad de corazón para dominar y controlar al entorno, aprovechándose de su disponibilidad.

Resulta fácil comprender que los comportamientos de los distintos tipos de pacientes puedan variar en función de su estado social, de su cultura y de la identidad psíquica anterior a la enfermedad isquémica, con importantes consecuencias sobre el seguimiento de las prescripciones médicas y por consiguiente con muy diversas perspectivas de pronóstico.

Hay que recordar las consecuencias de dos actitudes típicas que se registran inmediatamente después de un infarto: miedo o negación de lo sucedido. El miedo intenso puede provocar una grave alteración del ritmo cardíaco, que puede terminar con la muerte del paciente. La negación o la minimización del ataque pueden inducir un peligroso retraso a la hora de pedir ayuda médica, a veces en perjuicio grave de la propia supervivencia del paciente.

Las respuestas psicológicas al infarto en el proceso de recuperación

Negación de la gravedad; Se asocia a una vuelta precoz al trabajo, exponerse rápidamente a la vida sexual, negando la realidad, de un paciente convaleciente.

Depresión; con el miedo obsesivo a una recaída, el paciente vive temeroso que le volverá a pasar, y a una mayor dificultad para la reinserción laboral.

Ansiedad; Provoca, meses o años después del episodio agudo, un aumento de los problemas familiares, sociales y laborales.

Miedo a las recaídas; Constituye la principal causa de un restablecimiento tardío e insatisfactorio de la actividad sexual. Con frecuencia se asocia a una clara disminución de la libido.

Hay que tener en cuenta; La preocupación por su aspecto físico y puede asumir connotaciones marcadamente hipocondríacas, favoreciendo actitudes regresivas y de renuncia en el paciente y comportamientos hiperprotectores con sus afectos.

En estos pacientes la causa de la depresión es el miedo a una recaída, a tener que reducir la actividad laboral y la sexual y a convertirse en discapacitados.

Muchos pacientes viven la experiencia del infarto como una pérdida importante. No sólo pérdida de salud, sino pérdida de ilusiones, de esperanzas; es como si la vida se hubiese acabado. Pero lo cierto es que las pérdidas como es el caso de la enfermedad forman parte del propio hecho de vivir. Y el cómo se vivan estas pérdidas va a depender de los recursos psicológicos que cada persona tenga. Lo que para una persona puede ser un reto, un desafío, para otra persona puede ser un precipicio, un obstáculo insalvable.

Pero no es lo mismo aceptar que resignarse. No es lo mismo aceptar que uno ha sufrido un infarto de miocardio y que ese hecho va a conllevar una serie de cambios en su vida, que resignarse a él. Es importante aprender a aceptar aquello que no depende de uno mismo, aquello que no se puede controlar, que no podemos evitar.

lunes, 25 de octubre de 2010

Violencia psicológica

El maltrato psicológico o abuso emocional, es difícil de apreciar, de percibirse, ya que a diferencia del físico no deja huellas visibles. La violencia psicológica puede llegar a ser tan sutil que ni quien la padece logra darse cuenta del círculo violento en el que está. Las marcas no se ven, sin embargo, las consecuencias de la violencia psicológica son tan perjudiciales como las de cualquier otro tipo de violencia.


Manifestaciones de la violencia psicológica
Intimidación, mediante palabras, miradas, amenazas, etc.

Control sobre todas las decisiones, incluso las que refieren directamente a la mujer.

Desvalorización, descalificación permanente.

El control es el común denominador de todas las manifestaciones de violencia psicológica. Control de las salidas, del dinero, de las amistades.

Es frecuente que el agresor se muestre indiferente y no demuestre su afecto hacia la mujer.

Las consecuencias de la violencia psicológica

Habitualmente la violencia psicológica termina por convertirse en algo natural. Es decir, la mujer se empieza a acostumbrar a ella, a no ser valorada, a que no se tengan en cuenta sus opiniones, a ser humillada permanentemente y delante de todo el mundo. Y lo que resulta peor aún, termina por convencerse de que realmente no sirve, no vale nada, que es poca cosa y que se merece todas las descalificaciones de su pareja.

Además, el agresor que es sumamente hábil y manipulador, se demuestra muy simpático y cordial fuera del hogar y frente a los demás y se comporta de manera violenta sólo en la casa con su pareja. Esto hace que la mujer se sienta desconcertada y termine por creer que ella es la culpable de que él la maltrate o que esos maltratos son producto de su imaginación.

Es muy frecuente que el hombre violento intente confundir a la mujer maltratada, diciéndole que ella confunde las cosas, que tienen una percepción equivocada de la realidad. Este tipo de violencia psicológica o simbólica, tiene efectos tóxicos, sociales y psicológicos en la mujer:

Dificultades laborales, ausentismo, aislamiento

Aislamiento social

Intentos de suicidio

Crisis de angustia, depresión

Trastornos del sueño y/o de la alimentación

Enfermedades psicosomáticas Abuso de drogas o alcohol

Enfermedades gastrointestinales.

La violencia psicológica o abuso emocional contra la mujer, no la afecta solamente a ella, sino a todo el entorno sobre todo los hijos, padres de la victima, a sus amistades, de alguna manera todos son victimas de este tipo de violencia.

Es fundamental que la mujer víctima de violencia psicológica tome conciencia de que están siendo vulnerados sus derechos, que no hay por qué soportar agresiones y malos tratos de la pareja y que nadie se merece ser agredido, maltratado ni desvalorizado.

Si bien puede resultar sumamente difícil salir de un circulo vicioso como puede llegar a ser el de la violencia psicológica, ya que es muy sutil, se esconde, se enmascara, se camufla y disimulada en el halo de un hombre súper protector, celoso, pero también autoritario y manipulador de su poder, económico o emocional, es básico que a la primera señal de lucidez de la mujer o de su entorno, solicitar ayuda. Existen profesionales, instituciones y lugares en los que se brinda apoyo y asesoramiento a la mujer víctima de violencia doméstica.

viernes, 22 de octubre de 2010

Angustia Ansiedad Miedo

La ansiedad es uno de los trastornos más frecuentes en la sociedad actual en la que vivimos. Muchas personas sufren ansiedad o estrés sin conocimiento alguno de cuáles son sus síntomas ni de cuáles pueden ser sus consecuencias. Sin embargo, se estima que al menos dos de cada diez personas padecen ansiedad al menos una vez en su vida. Sabemos que la ansiedad puede estar relacionada con el estrés, el pánico, producir trastornos de la alimentación o desembocar en depresión; afecta en mayor medida a las mujeres y asimismo se puede dar en los niños.


El miedo es definido clínicamente como una perturbación angustiosa del ánimo debido a un riesgo o mal que amenaza realmente o que se representa en la imaginación. El miedo es una situación emotiva primaria y fundamental, que está presente en el hombre desde los primeros días de su vida, ausencia de la madre, oscuridad, al oír un ruido fuerte, en la pérdida de un apoyo físico o afectivo, etc.

La ansiedad y el miedo son maneras normales que tenemos para responder hacia peligros percibidos o imaginados. La ansiedad usualmente empieza con un peligro no muy bien definido, mientras que el miedo usualmente empieza cuando hay una situación que está muy bien definida, como un auto que se nos viene encima. Esta relación entre la ansiedad y el miedo se puede graficar de esta manera:

Ansiedad => peligro no muy bien definido

Miedo => peligro muy bien definido

La ansiedad y el miedo causan síntomas mentales incómodos, como el sentirse indefensos, la confusión, la aprehensión, la preocupación y los pensamientos negativos repetitivos.

La ansiedad varía desde la leve aprensión de quien prueba la temperatura del agua antes de nadar, hasta el pánico total en el caos, de la persona totalmente incapaz de controlar sus funciones corporales. Entre estos dos extremos se encuentran los sentimientos de temor, miedo, irritabilidad, agitación, preocupación, impotencia, inseguridad, tensión, nervios, terror, pánico.
 La pérdida de la estima también provoca ansiedad. Puede manifestarse como temor al fracaso, temor a ser descubierto como un individuo sin valor alguno o temor al ridículo.

La angustia es definida como aflicción o congoja. Puede significar una situación psicológica conflictiva a causa de la cual el sujeto vive continuamente en una situación de ansia, debatiéndose entre el deseo y la aversión.

Puede decirse que la angustia es el tono emotivo con el que el hombre vive una cierta situación con respecto al mundo, significado que la psicología moderna toma de la filosofía. Freud fue un gran estudioso de la angustia y la definió alternativamente como reacción del Yo ante el peligro o situación de impotencia.

Las más recientes teorías sobre la angustia la definen como imposibilidad de ponerse en relación con el mundo. La angustia no guarda relación con su objeto o causa. Esta es normalmente pequeña y hasta insignificante, mientras que el tono emotivo angustioso puede ser enorme. Generalmente la angustia está vinculada a trastornos físicos, siendo causa o efecto, esto es difícil de determinar, de enfermedades psicosomáticas donde lo físico y lo psíquico se interfieren mutuamente.

Se están realizando investigaciones sobre las causas y el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de la angustia. En estos casos, se evalúa el papel de los factores genéticos y ambientales, la historia natural de la enfermedad y la comorbilidad entre los trastornos de ansiedad y otros trastornos psiquiátricos como la depresión.

jueves, 21 de octubre de 2010

Traumas

Pocas personas reconocen tener un trauma porque creen que solo se produce luego de atravesar por una situación de violencia. Pero la gama de traumas es más amplia.

El trauma siempre ha existido, todos de una u otra manera hemos tenido experiencias traumáticas, desafortunadamente no siempre hay conciencia del gran impacto y las consecuencias que este tiene en las personas, la familias y la sociedades. En muchos casos de la depresión, ansiedad y síntomas psicosomáticos hay un trauma no resuelto.

El trauma afecta a las sociedades de diferentes maneras, por ejemplo cuando ocurre un desastre natural la comunidad se une, las personas se ayudan y apoyan entre si, contrariamente cuando hay guerras, violencia, la comunidad tiende a dividirse por que la atención va a buscar el culpable y a juzgarlo. La raíz de la violencia y la guerra, puede ser atribuida en gran parte a experiencias traumáticas que hemos tenido y al gran estrés en que vivimos.

Cuando nos enfrentamos a lo que percibimos como ineludible o como una amenaza abrumadora para nuestra vida, instintivamente nos preparamos para luchar o huir, si por alguna razón, no podemos ejecutar ninguna de estas respuestas por que ponemos en peligro nuestra vida, el cerebro, pasa por alto nuestros impulsos e instintos, llevándonos a la inmovilización, paralización, es esta la que produce los síntomas.

Los síntomas vienen, ya que el cuerpo al no poder llevar a cabo su respuesta instintiva de luchar o escapar a lo que percibe como amenazante e ineludible, deja paralizado el cuerpo, la energía y sustancias químicas que genera, esto es lo que produce el trauma y lo que generara una serie de síntomas.

Las causas del trauma son muy amplias, incluyen desde traumas de gestación o nacimiento hasta desastres naturales, terremotos, incendios, pasando por ataques o actos de violencia, secuestros, asaltos, homicidios, maltratos psico-emocionales, físicos, sexuales, accidentes, caídas, enfermedades graves o crónicas, pérdida súbita de una persona amada, cirugías y otros procedimientos médicos u odontológicos agresivos y necesarios, también niveles elevados de estrés durante periodos prolongados.

Igualmente puede haber trauma en personas que están expuestas a continuas presiones ambientales, sociales o económicas como inmigrantes, refugiados políticos o quienes han tenido pérdidas o quiebras económicas entre otras.
Los efectos del trauma, son tan fuertes que afectan al cuerpo de diferentes maneras:

Físicamente: Sensaciones de dolor persistente en el cuerpo, fatiga crónica, dolor en el pecho o espalda, tensión muscular, fibromialgia, migrañas, nauseas, gastritis, ulcera, hiperexcitación, hipervigilancia, intrusión de imágenes del trauma, pesadillas, repuestas de sobresalto exageradas, ataques de pánico, hipersensibilidad al sonido, olor y tacto.

Emocionalmente: Cambios de temperamentos bruscos, capacidad reducida de manejar estrés, dificultad de relacionarse, aislamiento, llanto frecuente, reacciones emocionales exageradas que no puede controlar. Dificultad para controlar el temor o terror aun después del evento. Sentimientos de desesperanza, impotencia, desesperación, depresión, perdida del interés por la familia trabajo y otras cosas que antes le causaban placer.

Mentalmente: Paranoia, pensamientos obsesivos y compulsivos, confusión, dificultad de concentración, poca tolerancia a las diferencias.

Hay personas que les afectan más que a otras un trauma, esto es por la duración y severidad del evento traumático, existencia de traumas anteriores y de la ayuda, apoyo emocional, social que tuvo la persona después del trauma.


La persona que experimenta estos u otros síntomas, que los demás poco entienden, puede pensar que está loca. No está loca, existe una explicación para todo lo que le está ocurriendo. Con el trauma la mente se altera significativamente y esta es parte de la razón por la que se siente así.

Pero la persona no ha sufrido daños irreversibles en su mente y le es posible disminuir e incluso eliminar los síntomas.

Si les han dicho, luego de haber sufrido un trauma, que estos duran toda la vida o que va tener que tomar tal o cual medicina para siempre, que los síntomas que presenta son psicológicos o que tiene que darle tiempo al tiempo o que todo lo que siente solo proviene de su imaginación o que lo suyo es solo cuestión de fuerza de voluntad, que hay que aprender a olvidar, que los síntomas solo se pueden disminuir, que tiene que aprender a vivir con ellos y que los traumas no se pueden curar, NO ES CIERTO.

lunes, 18 de octubre de 2010

Los Sueños

Los sueños son un milagro nocturno que abre nuestra visión a un universo poblado de personajes, lugares y criaturas que parecen sólidos, independientes y reales. Además, durante el sueño nuestra propia persona parece dotada de un cuerpo sólido y real que parece ser el origen y el sostén de nuestra existencia, de nuestros placeres y de nuestros dolores, un cuerpo dotado de ojos y oídos que nos proporcionan mensajes sensoriales y cuya muerte supone también nuestra propia muerte.

En suma, este mundo y este cuerpo onírico parecen crearnos y controlarnos, aunque el universo aparentemente objetivo es una creación de nuestra propia mente, un producto transitorio y subjetivo que se halla, en última instancia, sometido a nuestro control.


A veces, cuando despertamos pensamos que lo que acaba de ocurrir es irreal y decimos: No era más que un sueño. Pero de este modo incurrimos en el error que la filosofía hindú denomina subrogar de menospreciar el estado de sueño; es decir, concederle, desde el estado de vigilia, menor validez ontológica. No obstante, sea cual fuere la conclusión a la que arribemos cuando estamos despiertos, noche tras noche, una y otra vez, seguimos soñando y creyendo sin lugar a dudas en la realidad de nuestros sueños, y es por ello que luchamos y huimos, reímos y lloramos, maldecimos y disfrutamos.

Es posible que la mayoría de nosotros hayamos tenido, en alguna ocasión, la experiencia de darnos cuenta repentinamente de que no es más que un sueño mientras estábamos inmersos en una dramática aventura o bajo una pesadilla onírica. En ese momento nos tornamos lúcidos; estamos soñando y, al mismo tiempo, nos damos cuenta de que estamos soñando, y ese darnos cuenta puede proporcionarnos una sensación de alivio, placer, asombro y libertad.

Entonces somos libres para enfrentarnos a nuestros monstruos, para satisfacer nuestros deseos o para tratar de descubrir nuestras aspiraciones más elevadas sabiendo que no somos las víctimas sino los creadores de nuestra propia experiencia. Como dijo Nietzsche: “Quizás exista alguien que, al igual que yo, recuerde haber proclamado victoriosamente en medio de los terrores y los peligros de un sueño: Esto es solamente un sueño y quiero seguir soñándolo".

Los sueños nos enseñan que tenemos la posibilidad de construir el mundo tal y como lo deseamos y que es este deseo, en definitiva, el que nos lleva a creer sin ningún lugar a dudas en la realidad de lo que vemos. Sin embargo, en el interior de nuestra mente existe un mundo que también parece ser externo... Creemos despertar y que, con este despertar, el sueño se desvanece, pero somos incapaces de reconocer que lo que dio origen al sueño permanece presente, que nuestro deseo de construir un mundo diferente al mundo real persiste. Por consiguiente, lo que vemos al despertar no es sino otra forma del mismo mundo que contemplamos en los sueños. Estamos soñando de continuo. Lo único que ocurre es que los sueños vigílicos y los sueños oníricos nos parecen diferentes. Eso es todo.

Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho

Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
Antonio Machado

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca

viernes, 15 de octubre de 2010

Autohipnosis

Buscar un lugar tranquilo y sin distracciones y ponerse en una posición cómoda, evitar dormirse.


Para cada sesión de autohipnosis, decidir un objetivo y expresarlo en una frase positiva. Por ejemplo, voy tomar con calma todas la tareas que tengo que realizar y voy a lograrlo, en vez de una ves mas postergare las tareas. Expresar lo que queremos hacer o ser, no lo que queremos dejar de hacer o ser.

Comenzar a respirar profundamente, expandiendo el abdomen al inhalar. Imaginar que nos relajamos y expulsamos, con la respiración, todo el estrés que sentimos. Sentir que el oxígeno llega a todas las células de nuestro cuerpo y atravesar los miembros hasta los dedos.

Imaginar una escena que resulte relajante, como estar en una playa tranquila y adentrarse todo lo que puedas en ella. Imaginar que bajamos una escalera, si no te gusta la escalera sustituirla por alguna otra cosa, como un camino que desciende, que vamos bajando cada vez más, cada vez más profundo.

Cuando logramos estar totalmente relajado/a, empezar a repetir la frase que elegimos al principio de la sesión. Podemos visualizar las palabras en nuestra mente o ver el resultado final; por ejemplo, verte a vos mismo/a realizando nuestros compromisos a tiempo y sintiéndonos bien por ello.

Si al principio no lo podemos lograr, sigue intentándolo, la autohipnosis actúa de un modo sutil, notando resultados aunque pareciera en un principio que no sucede nada. Si te resulta difícil relajarte, podemos grabar nuestra propia voz y utilizarla como ayuda, también podemos utilizar música que sea de nuestro agrado.

jueves, 14 de octubre de 2010

La depresión en la vejez


La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión y oportunidades para hacer las cosas que quedaron postergadas mientras se criaba a los hijos y desarrollaba su carrera.

Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan idílico. Acontecimientos de la tercera edad como, por ejemplo, los trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y seres queridos, y la incapacidad para participar en actividades que antes disfrutaba, pueden resultar una carga muy pesada para el bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.

Una persona de edad avanzada también puede sentir una pérdida de control sobre su vida debido a problemas con la vista, pérdida de la audición y otros cambios físicos, así como presiones externas como, por ejemplo, recursos financieros limitados. Estos y otros asuntos suelen dejar emociones negativas como la tristeza, ansiedad, soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento social y la apatía.

En los ancianos es particularmente fácil confundir una depresión ansiosa con una neurosis de angustia. La angustia que aparece por primera vez en un paciente mayor debe poner al médico sobre aviso respecto a la posible existencia de una depresión.

El diagnóstico de depresión en el paciente anciano requiere la comprensión de cómo la depresión geriátrica difiere de la depresión de una población más joven, y de un diagnóstico diferencial preciso.

Otra consecuencia más grave es la depresión crónica o la depresión que es recurrente y persistente. La depresión crónica tiene consecuencias físicas y mentales que pueden complicar un problema de salud existente de una persona de edad avanzada y desencadenar nuevas preocupaciones.

La mayor parte de los ancianos se presentan al medico con problemas de índole orgánica, trastornos de la memoria y concentración y falta de impulso vital, distrayendo la atención del médico sobre la depresión y dirigiéndola hacia síndromes cerebrales orgánicos y afecciones somáticas.
Aún cuando se sospeche la presencia de una depresión se requieren estudios de laboratorio adecuados y un examen físico minuciosos porque, especialmente en los ancianos, la depresión puede ser una manifestación de otras entidades de origen orgánico.

Es necesario diagnosticar y tratar tales afecciones, la presencia de una patología orgánica concomitante o precipitante no debe detener el diagnóstico y tratamiento de la depresión. La desaparición de la depresión aclara el cuadro de la enfermedad orgánica, permitiendo tratarla con mayor facilidad o, de hecho, convivir mejor con ella.

Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos físicos alarmantes en las personas mayores. El índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están satisfechos con sus vidas. Los programas de tratamiento para los pacientes de la tercera edad deprimidos que tienen una enfermedad cardiovascular y otras enfermedades importantes, suelen tomar más tiempo de lo normal y su resultado es menos satisfactorio.


Además, los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que suelen alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las personas mayores, en especial aquellas con discapacidades o que están confinadas a hogares de ancianos (Geriátricos).

La depresión puede ayudarse aliviando la soledad a través de excursiones en grupo, trabajos voluntarios o recibiendo visitas regulares.
El tratamiento de las afecciones médicas subyacentes o la suspensión de ciertos medicamentos pueden aliviar los síntomas de la depresión.

La terapia con antidepresivos mejora la calidad de vida en pacientes de edad avanzada con problemas de depresión. Estos medicamentos deben ser vigilados cuidadosamente por los efectos secundarios que puedan causar. Los médicos generalmente prescriben dosis más bajas de antidepresivos para las personas mayores e incrementan la dosis en forma más lenta que en los adultos más jóvenes.

La terapia es de gran ayuda en estos casos, un psicólogo no solo aliviara los pesares, la persona deprimida puede hablar y contar sus problemas, sin temor, la familia muchas veces no comprende, el terapeuta si lo comprenderá y lo ayudara a convivir con la vejez y sus trastornos. En los casos de depresión entre moderada y severa, las personas pueden obtener los mejores resultados combinando psicoterapia con medicamentos antidepresivos.

martes, 12 de octubre de 2010

Volver a empezar

Al caer, aprendemos a caminar. Ante la adversidad, existen hombres y mujeres que parecen haber nacido para manejar las dificultades. Son personas que en presencia de un terremoto, fuego, accidente automovilístico o la perdida de un ser querido, se sobreponen, reaccionan tempranamente y comienzan a actuar para enfrentar la situación y resolver el problema.


No queremos plantearnos el dilema de sí esta conducta es innata o aprendida. Lo cierto es que todos podemos comportarnos adecuadamente frente a las dificultades y las diferentes eventualidades que se presentan en la vida, si nos preparamos para ello.

Lo primero que tenemos que saber es que estos hechos ocurren y que algunos nos tocaran. Lo más probable es que los padres mueran antes que sus hijos, igual ocurriría con otros familiares mayores.

Las estadísticas nos enseñan que todo ser humano tiene probabilidades de sufrir un accidente o hallarse en medio de un movimiento telúrico, tsunami, inundación, huracán, el caso de los mineros que están atrapados, o algún fenómeno de esta naturaleza. Suceden igualmente incendios, choques, asaltos y otros tipos de desgracias.

Debemos aceptar el hecho de que al menos alguna de estas circunstancias podríamos presenciarla en nuestra vida.

Una vez que estamos conscientes de esto, el segundo paso es saber ¿Qué hacer para controlar la desbordada emoción durante el momento de una situación comprometida?

Lo normal es que perdamos el control emocional porque el miedo o el dolor nos paralizan, no nos dejan pensar ni actuar racionalmente. En medio de una crisis, en nuestro cerebro ocurren millones de descargas eléctricas que reclutan a todas nuestras neuronas. Tenemos entonces que apelar al pensamiento y la razón.

El duelo: Es ese periodo de tiempo durante el que procesas el dolor que te ha causado alguna desgracia de las mencionadas anteriormente.

Un dolor emocional: también físico. Podemos sentir abatimiento, puntadas en el estomago y sentir síndrome de abstinencia de cada ruido, olor, forma, tacto del ser que se ha ido, o lo que perdimos en una desgracia.




¿Qué hacer en esa situación?
Que alguien nos explique que existe esta angustia física, que se suma a la angustia emocional y mental. No saberlo puede dificultar el proceso de duelo hacia la recuperación.

Proceso de duelo; Tiene cuatro fases. La primera es la del shock: lo sientes todo como amortiguado, distante, lejano. Como si actuase un fármaco natural para amortiguar nuestro dolor.

Renacimiento; es la cuarta y última fase del duelo.
No aceptar el dolor es sufrir. Si lo aceptamos, nos fortalece. Descubre áreas ignotas de nosotros.

Tras la experiencia de dolor, ya no seremos como antes. Jamás volveremos a ser lo que fuimos: seremos otra persona totalmente diferente. Un ser nuevo Si lo admitimos y aceptamos que nuestra vida puede mejorar, a pesar que ya no este nuestro ser querido, o el hecho de haber perdido la casa, el trabajo, logramos renacer a pesar del dolor.

Cada persona necesita su tiempo. Un año, dos. Pero que nadie se sienta culpable si llega antes El tiempo de duelo no es el barómetro del amor.

Desde mi humilde lugar, les deseo a los 33 mineros y a su familia lo mejor, les esperan momentos difíciles, es el momento de la familia para poner lo mejor de ellos, de poner los pies sobre la tierra y ayudar, comprender, escuchar, no confrontar, pedir ayuda lo van a necesitar no solo los mineros, también sus familiares mas directos. Porque ahora todo el mundo los va acompañar, pero llegara el momento de estar solos con sus seres más cercanos, esposa, hijos, nietos, etc y creo que ese es el comienzo de la verdadera lucha.

jueves, 7 de octubre de 2010

Idealizar

En clínica, se denomina idealización a un mecanismo de defensa empleado por los pacientes que tienden a provocar una distorsión de la realidad.
Este proceso psíquico desde el punto de vista psicoanalítico, se define como Freud lo presentó:”La idealización es un proceso que envuelve al objeto; sin variar de naturaleza, este es engrandecido y realzado psíquicamente.”
 
Es común que esto se dé en las relaciones de pareja, aunque también puede manifestarse en otros ámbitos como por ejemplo en relaciones de amistad, laborales, familiares, etc. En las relaciones de pareja, es habitual que al inicio de la relación se produzca lo que en psicología se conoce como el pacto de negación, es decir, que se niegue todo lo malo o que no nos gusta de la otra persona.
 
Este pacto es tácito e inconsciente. Si bien en algún punto es normal idealizar un poco a aquellas personas que se quiere, cuando la idealización alcanza un punto extremo, puede terminar siendo muy perjudicial.
 
Somos seres humanos sociables y necesitamos, para nuestro desarrollo psicológico, sobretodo amor. Sin abrazos, palabras y gestos de amor no aprenderíamos a pensar, no sabríamos vivir en sociedad, no llegaríamos a ser personas. El amor es mucho más que una emoción; es un pasaporte para la vida, que se aprende a lo largo de un peregrinaje en el que se adquiere madurez y capacidad para conservar una relación sólida y duradera donde a pesar de las circunstancias ambos aprendan a salir adelante.
 
El amor idealizado es un sentimiento con enfoque narcisista, porque, tiene la característica de cumplir con la necesidad de llenar vacíos y cubrir ciertas faltas afectivas de quien lo siente. Generalmente hay exaltación de las virtudes de la pareja y se disimulan los defectos haciendo una negación de estas características y consecuentemente en cualquier momento desaparece pues no es una realidad.
 
El problema muchas veces es que las personas pueden confundir esta sensación de amor ideal y cometen una serie de errores que conducen al fracaso de la pareja, y por su repetición acaban por hundir la persona sin que ella se de cuenta de que es responsable de sus fracasos.
 
Todos aspiramos amar y ser amados, pero las cosas no siempre funcionan bien. En ocasiones se extraña lo que se tuvo y se perdió y que muy probablemente no volverá, a veces no se reconoce lo que se tiene, por no estar dispuesto a mirar al otro con desinteresadamente. Tal vez nunca sentimos el amor verdadero, pero también es viable pensar, que nosotros mismos no hayamos sabido amar adecuadamente.
 
Nunca nos han enseñado que el amor es un aprendizaje, que exige esfuerzos, que pide paciencia, que requiere mucho de nosotros. No nos resulta comprensible reconocer lo complejo que es el fenómeno amoroso. Seguramente hay quien puede pensar que eso no se puede aprender, que no hay que estudiar, trabajar, aprender sobre el amor, porque se destrozaría su magia y su misterio.
 
El amor verdadero es capaz de incitar evoluciones y cambios, ayuda a curar antiguas cicatrices, logrando reforzar lo mejor del otro. Saber vivir la experiencia del amor, luchar para que perdure, significa que maduramos que no dejamos de querer al otro con el paso del tiempo, al contrario, ganamos en complicidad, admiración y respeto.
 
En muchas ocasiones los problemas amorosos que nos hacen sufrir son predecibles. Son frutos de nuestros errores, mitos, creencias, inmadurez, narcisismo etc. Salvaguardar el amor es trabajar ciertos comportamientos que nos permitan comprender al otro tal cual es, con sus deseos y necesidades, alegrías y frustraciones.
 
Pero todos somos humanos, y no somos perfectos y nos equivocamos. Por ello, no hay que pensar que el otro es perfecto y vale más que uno. Las relaciones deben ser recíprocas, y nunca es buena una relación en la que uno ocupe un lugar por encima del que ocupa la otra persona.
 
El amor real en la relación de pareja enlaza muchas tareas y aprendizajes.
Necesita que ambos estén dispuestos a comprometerse, a trabajar por la relación y lo más importante: aceptar al otro tal cual es.
 
El amor es aquel que busca resaltar las virtudes de la otra persona, que da apoyo, que protege y que respeta las individualidades, que resiste a las dificultades a través de la confianza mutua y que sobre todo percibe al otro como independiente de nosotros, al mismo tiempo nos da sentido y ganas de vivir.

martes, 5 de octubre de 2010

Ley de la atraccion

Todo pensamiento vibra, todo pensamiento irradia una señal y todo pensamiento atrae una señal que se corresponde con él. Este proceso se denomina la Ley de Atracción.

La Ley de Atracción dice: “Todo lo que se asemeja se atrae”. Podemos afirmar que la poderosa Ley de Atracción es un Gerente Universal que se preocupa en reunir todos los pensamientos que concuerdan.

La ley de atracción nos propone concentrar los pensamientos, el entusiasmo y la energía en forma positiva y visualizar los deseos ya cumplidos. Es un concepto que tiene miles de años de antigüedad, con raíces en el Hinduismo, en la Teosofía, en el Judaísmo y en la Cabala; abarca todas las creencias y propone un nuevo modo de vivir basado en el optimismo y el pensamiento positivo, como ejes primordiales del destino.

Esta teoría es un método sencillo que requiere en primer término saber lo que uno quiere con claridad, para poder orientar el pensamiento hacia ese objetivo y luego, pedir al universo o al Ser Supremo en quien cada uno cree, lo que se desea.

Aquello a lo que presta atención hace que se emita una vibración, y las vibraciones que se ofrece equivalen a lo que se pide, lo cual equivale al punto de atracción.

Si en estos momentos deseamos algo que no poseemos, sólo tenemos que centrar la atención en ello y, en virtud de la Ley de Atracción, lo obtendremos, porque cuando pensás en ese objeto o experimentamos un deseo, se emite una vibración, y según esa Ley de Atracción, obtendremos ese objeto o esa experiencia que se desea.

Si deseamos algo que en estos momentos no tenemos y centramos la atención en el hecho de que no lo tenemos, la Ley de Atracción seguirá respondiendo a la vibración de que no lo tenemos, en definitiva seguiremos sin obtener lo que deseamos. Así funciona esta ley.

La clave para atraer algo que deseamos. La experiencia consiste en alcanzar una armonía vibratoria con nuestros deseos. La forma más sencilla de alcanzar esa armonía vibratoria es imaginar que ya tenemos lo que deseamos, fingir que ya forma parte de nuestra experiencia, hacer que los pensamientos se deleiten con la experiencia, y a medida que se practique esos pensamientos y comencemos a ofrecer sistemáticamente esas vibraciones, se facilitará que lo que se desea pase a formar parte nuestra experiencia.

Será fácil averiguar si prestamos atención al deseo o a la ausencia de él. Cuando nuestros pensamientos coinciden a nivel vibratorio con el deseo y te sientas bien, el abanico de nuestras emociones pasara de la satisfacción a la expectativa, al anhelo, a la alegría. Pero si prestamos atención a la falta, o la ausencia, de lo deseado, la gama de emociones pasa del sentimiento de pesimismo, preocupacióndesánimoira, inseguridad y a la depresión.

En la medida en que seamos conscientes de nuestras emociones, siempre sabremos si facilitamos esa parte del Proceso creativo, y no volveremos a interpretar erróneamente el motivo por el que no conseguimos lo que queremos. Nuestras emociones constituyen un magnifico sistema de guía, y si les prestamos atención podríamos orientarnos a nuestros grandes deseos.

Es decir, nos guste o no, obtenemos aquello en lo que pensamos.

Según la poderosa Ley de Atracción, atraes hacia vos la esencia de lo que ocupa predominantemente nuestro pensamiento. Si pensamos sobre todo en las cosas que deseamos, nuestra experiencia vital reflejará esas cosas. Por el contrario, si pensamos ante todo en lo que no deseamos, la experiencia vital reflejará esas cosas.

Cuando comprendemos la Ley de Atracción deja de sorprendernos lo que ocurre en nuestra experiencia, comprendemos que somos nosotros mismos que colaboramos para que suceda, a través del proceso del pensamiento. No puede ocurrir nada en nuestra experiencia vital que no hayamos procurado a través del pensamiento.


existen excepciones a la  Ley de Atracción, resulta sencillo comprenderla. Y cuando comprendemos que logramos aquello en lo que pensamos. Cuando seamos conscientes de lo que pensamos, podremos ejercer un control absoluto sobre nuestra propia experiencia.


Existe una gran diferencia vibratoria entre los pensamientos de apreciación hacia la pareja y los pensamientos de lo que nos gustaría que fuera distinto en la pareja. La relación con la pareja, sin excepción, refleja la preponderancia de los pensamientos. Porque, aunque no seamos consciente de ello, al pensar en la relación hacemos literalmente que ésta cobre vida.


El deseo de mejorar la situación económica no puede cumplirse si sentimos envidia por la buena posición económica de un vecino, familiar, amigo, porque la vibración de nuestro deseo y la vibración del sentimiento de envidia son distintas.


Comprender la naturaleza vibratoria nos ayudará a crear nuestra propia realidad de forma sencilla y deliberada. Luego, con el tiempo y la práctica, comprobaremos que todo lo que deseamos puede realizarse fácilmente, no hay nada que no pueda ser, hacer o tener.


Lo semejante se atrae, de modo que para obtener lo que se desea, la vibración de nuestro ser debe corresponderse con la vibración del deseo. No podemos desear algo, centrarnos ante todo en su ausencia y confiar en obtenerlo, porque la frecuencia vibratoria de su ausencia y la frecuencia vibratoria de su presencia son muy distintas. Dicho de otro modo: para obtener lo que queremos, los deseos y nuestras creencias deben vibrar al unísono.

Debemos pedir, que pidas lo que pidas, tanto si lo pedimos a través de las palabras o de una sutil señal del deseo el pedido siempre es escuchado y atendido, sin excepción. Cuando pedimos, siempre se cumple.

viernes, 1 de octubre de 2010

La psicología detrás de los cuentos infantiles

Los cuentos se trasmitían de generación en generación de forma oral ya que no todos conocían la escritura, tenían muchas versiones y con el tiempo trataban de educar valores entre los adultos. Luego, de tanto ser trasmitidos, fueron gustando a los niños y fueron adaptados para que los entendieran.

Hoy en día, muchos adultos, después de haberlos escuchados de chicos, analizan desde la psicología el mensaje detrás de estos cuentos. Hay opiniones a favor y en contra.

Los cuentos tradicionales enseñan valores a los niños

Hay psicólogos infantiles que estudiaron la influencia que podían ejercer los cuentos tradicionales en los niños y concluyeron que tienen una importante influencia en la formación moral e intelectual de los niños.

Los cuentos aportan importantes mensajes tanto a nivel consciente como inconsciente y les ayudan a comprender que se pueden sobrellevar las dificultades de la vida adulta. Pueden encontrar en los cuentos ejemplos que les enseñaran valores, algunos básicos como diferenciar el bien y el mal.

Los tres cerditos enseñan que no hay que ser perezoso ni ser irresponsables. Por esa razón, con las herramientas de planes bien trazados y mucho trabajo se puede vencer al enemigo: el lobo feroz.

Hansel y Gretel muestra cuales son las consecuencias de negar los problemas y no enfrentarlos. A la vez, demuestra que con inteligencia, madurez y trabajo en conjunto se pueden sobrellevar las dificultades.

Caperucita roja como ella no sigue las indicaciones de su madre, por lo que educa sobre el valor de seguir el deber sin caer en las tentaciones ya que puede haber graves consecuencias. Por esa razón, el lobo feroz puede demostrar la violencia y las conductas inaceptables del hombre que están al acecho.

Blancanieves al pasar días sin comer ni beber y acostarse en una cama que no se adapta a su tamaño simboliza que se adapta a las dificultades de la vida. En cambio, los enanos tienen diferentes explicaciones pero la más aceptada es que representan el trabajo como esencia de sus vidas, donde no hay diversión, ni distracciones.

Si se analiza en detalle los cuentos tradicionales, se pueden observar que a pesar de que fueron quitadas sus versiones y escenas violentas, hay dejos de crueldad que pueden ser una influencia negativa en los niños.

Al contrario de lo que piensan muchos padres de alejarlos de todo lo malo, algunos especialistas consideran que hay que exponerlos a la lectura de estos cuentos sin juzgarlos ya que pueden enseñarles sobre como actuar en determinadas situaciones. Esto se debe a que los niños siempre están expuestos, en mayor o menor medida a situaciones de violencia. Por ejemplo, en Caperucita Roja, los niños se angustian por su destino pero sienten satisfacción cuando es liberada por el cazador, que mata al lobo feroz.

Hay varios ejemplos de crueldad en los cuentos, entre ellos se encuentra Pulgarcito, donde el ogro quiere degollar y comerse a los siete hermanos y del mismo modo como la bruja quiere matar a Hansel y Gretel en la casa de chocolate.

En Blancanieves, la historia también tiene de estos momentos primero es perseguida por la madrastra perversa que ordena matarla y luego bajo engaños la duerme pareciendo muerta hasta que es rescatada por un príncipe.

Siguiendo con el rescate de Blancanieves, hay quienes sostienen que ellos enseñan valores y practicas antiguas donde la mujer y los niños son maltratados y no tienen voz ni voto en las decisiones de su vida.

Por su parte, otra interpretación de Hansel y Gretel indica que se ve un ejemplo de infanticidio que se practicaba en la Edad Media cuando había hambruna en la población.

Finalmente, de acuerdo a estas interpretaciones, Cenicienta sería un claro ejemplo de sumisión de la mujer al contar la historia de una adolescente que sufre el desprecio de la madrastra y las hermanastras, hasta el día en que se le aparece un hada que la ayuda y un príncipe que la convierte en su esposa.

Leyendo todas las interpretaciones de los cuentos clásicos, cada persona tiene una distinta vision de las cosas y mas aun de estos cuentos que nuestras madres nos contaban, a mi particularmente me pasa de darme cuenta de grande, de situaciones que cuando era chica no me parecían mal o con mala intención.