domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Mitómano o simplemente mentiroso?



La mitomanía es una enfermedad psicológica que se presenta principalmente en personas con muy baja autoestima y tienen que recurrir a miles de mentiras acerca de su vida para hacerla más interesante ante las personas y así ser mas populares.

Se vuelve tan habitual mentir que hasta en las cosas más absurdas se lo hace, como por ejemplo: la edad, la profesión de los padres, las salidas de los fines de semana, se vuelve una rutina mentir.

Cuando alguien tiene un impulso por mentir que no se puede frenar es un síntoma de que algo no anda bien en su desarrollo psíquico. La mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en los trastornos de personalidad y es que los mitómanos mienten para construir una mejor imagen de sí mismos frente a la sociedad, sus amigos o para conseguir lo que desean sin importar cuál sea el objetivo.

La palabra mitomanía la comenzó a utilizar el profesor francés Ernest Dupré, alrededor del 1900, viene del griego “mythos” (mentira) y “manía” (compulsión); es un trastorno psicológico que consiste en mentir de forma patológica, falseando la realidad.

Mitómano o simple mentiroso
Lo que diferencia al mitómano de una persona mentirosa es que el mentiroso inventa mentiras para defenderse o protegerse, es decir, con una finalidad, pero en el mitómano prevalece el carácter compulsivo de la mentira y sin una fuente de motivación.

Los mitómanos también se diferencian de los psicóticos porque si bien se dejan llevar por sus fantasías, mantienen un juicio de la realidad suficiente como para darse cuenta de que están mintiendo.

Se dice que se da con mayor frecuencia entre los hombres que en las mujeres.

"Todo mitómano siempre quiere mejorar su autoimágen, es narcisista por naturaleza y tiene una co-morbilidad con un trastorno sociopático de personalidad con talento histriónico, miente porque en el fondo tienen un problema serio de autoestima".

Esto forma parte de las características de los mitómanos, "son manipuladores, convencen y suenan creíbles. En el fondo sufren de frustración, son egoístas y narcisos, no tienen control de sus impulsos y pueden presentar adicciones (sexo, juego, drogas)”.En casos severos, "pueden tener problemas legales, de suicidio y rompimientos familiares (separación, divorcio de su pareja, aislamiento de sus hijos) debido al sentimiento de fracaso". Por lo general, este problema comienza en la infancia y se denota con inseguridad frente a los compañeros del colegio. Las mentiras son un medio para poder pertenecer a un determinado grupo social. Es necesario como recomendación final que asista a un buen psiquiatra o psicólogo,  tanto el individuo como los familiares y allegados.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Depresión y Estrés



Por las fiestas de final de año

Muchas personas se deprimen y se sienten estresadas durante las fiestas de fin de año. Escuchamos que aumentan el número de suicidios y las muertes en asilos y geriátricos para ancianos y enfermos.

¿Qué lleva a una persona a deprimirse?
Por lo general son aquellas que presentan un carácter con alguna cualidad extrema como inseguridad, dependencia, hipocondría, perfeccionismo, autoexigencia, entre otros. Los factores ambientales, como el sufrir algún problema económico, familiar o de salud también predisponen a padecer un trastorno depresivo.

Hay que saber diferenciar la tristeza y la melancolía de la depresión, no son lo mismo. La depresión es un estado de tristeza agudizado del cual la persona no puede salir espontáneamente.

Esta situación anímica puede ser pasajera o prolongarse por varios meses y en ese lapso de tiempo puede perder interés por su cuidado personal, trabajo, estudio o alimentación. En el caso de la pérdida de un familiar cercano o la pareja, el periodo de luto puede durar hasta seis meses; si este se prolonga, ya estamos ingresando en depresión. En ese caso, deberá acudir a un especialista en psiquiatría y/o psicología.

En cuanto a la alimentación, se incrementa el deseo por lo dulce, como los chocolates o golosinas. Consumir 30 g de chocolate negro por día, puede ayudar a mejorar el estado anímico de la persona, ya que libera serotonina, neurotransmisor importante para el control de la depresión.

Igualmente, la depresión puede afectar el sistema inmunológico y volverse vulnerable o susceptible a padecer diversas enfermedades, especialmente de tipo viral. Las personas depresivas pueden sufrir de enfermedades cardiovasculares, pérdida de calcio por posible osteoporosis y malas funciones cerebrales.

Una forma de evitar deprimirse en estas fechas de Navidad o fin de año es escuchar temas alegres, disfrutar las canciones, los colores. Al momento de compartir con la familia, será reconfortante recordar al ser querido ausente en esta Navidad.

Características de una persona deprimida:
Menor capacidad para manejar las responsabilidades.
Malos hábitos de estilo de vida.
Se refugia en el alcohol, el cigarrillo, la cafeína.
No tienen actividad física.
Malos hábitos alimenticios: aumento o falta de apetito.

La navidad está tan cerca del fin de año, crea un ambiente de reflexión. Meditamos sobre los eventos de los últimos doce meses y recordamos fiestas del pasado. Es importante recordar que esta época del año puede ser estresante y hacernos más vulnerables a sentirnos tristes o deprimidos. El estar concientes nos ayuda a estar preparados.

Memoria de Navidades pasadas: Generalmente, se tiende a idealizar las Navidades del pasado con parejas, amigos o seres queridos.
Altas expectativas: Los anuncios de la televisión y la representación de la Navidad "perfecta" crean un ideal difícil de alcanzar por la mayoría. La planeación realista no crea la expectativa de que ésta será la mejor temporada de nuestras vidas.

Dinámicas familiares: No establecer falsas expectativas de que todo será mejor esta vez. Viejos patrones familiares tienden a repetirse. Si nos molestaron en el pasado, lo harán en el presente, a menos que toleremos concientemente estas situaciones sin tratar de cambiar a la familia.

Navidades deprimentes: Identificar y evitar lo que nos provoca tristeza de las fiestas. No dejarse llevar por la inercia de las Navidades y probar algo diferente esta vez. Si la depresión ha sido un problema serio en el pasado, nos preparamos buscamos ayuda profesional con anticipación.

Recomendaciones:
Menor capacidad para manejar las responsabilidades.
Orden y regularidad.
Dieta saludable.
Descanso adecuado
Ejercicio diario

La mejor forma de vencer a la depresión es evitar la dependencia ya que la profundiza. Mejor que los medicamentos es realizar actividad física y cuidar las horas de sueño.

Finalmente, vivir en armonía el presente, evitar los hubiera y disfrutar las cosas bellas que la vida nos ofrece.

La distancia es la causa de estrés y depresión en las Navidades. La distancia geográfica, cuando vivimos lejos de los seres queridos; la emocional, si hay situaciones familiares o con la pareja y amigos que nos impide acercarnos; la edad, esa distancia entre el día en que nacimos y el momento presente, ya que mientras más vivimos y almacenamos memorias, mas melancólicos nos ponemos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Parálisis del sueño



Los sucesos paranormales que algunas personas aseguran haber sufrido (ataques diabólicos, visitas de espíritus y abducciones por extraterrestres) probablemente encubren episodios de la llamada parálisis del sueño.

La parálisis del sueño es una incapacidad momentánea de mover miembros, tronco y cabeza pese a gozar de plena consciencia. Puede aparecer durante un estado flotante de la mente o, con menos frecuencia, al despertarse. Durante la fase de movimiento ocular rápido (REM), los músculos del cuerpo están paralizados, supuestamente para impedir la realización física de lo que se está soñando. No se sabe bien por qué esta parálisis normal se produce en estado consciente en las víctimas de la parálisis del sueño, pero los estudios psicofisiológicos han confirmado la especial propensión a estos ataques cuando la persona entra en la fase REM muy poco después de caer en la cama, sin pasar por las fases de sueño normal que suelen precederla.
 
Situaciones que aumentan la probabilidad del fenómeno podrían ser tumbarse de espaldas dejando vagar la mente, sufrir estrés o alterar las pautas de sueño normales por el trabajo en turnos, largos viajes en avión, consumo de cafeína o alcohol.
 
Aunque la parálisis del sueño sea un síntoma de narcolepsia, no resulta infrecuente en personas sanas. Las encuestas en diferentes países presentan un amplio abanico de estimaciones: del 20 al 60 por ciento de la población adulta normal ha experimentado parálisis del sueño una vez al menos. Alrededor del 5 por ciento de la población han acusado varios otros síntomas de alteración asociados con este trastorno. Los efectos más corrientes incluyen las alucinaciones visuales luces, sombras, una figura humana o de animal en la habitación y las alucinaciones auditivas, como escuchar ruido de voces o de pasos. También puede ocurrir que la persona sienta opresión en el pecho y le cueste trabajo respirar.
 
La parálisis del sueño podría explicar los relatos de fantasmas y extraterrestres; durante el ataque las víctimas perciben con intensidad esa presencia, habitualmente dañina. Asimismo, dan cuenta de sensaciones cinestésicas inusitadas: ser arrastrado fuera de la cama, vibrar, volar o caer. Tales episodios pueden conducir a experiencias extracorpóreas en toda su extensión. La parálisis del sueño tal vez aterrorice, pero nunca será peligrosa. Afortunadamente sus episodios sólo duran unos pocos segundos.

Narcolepsia: La narcolepsia es un trastorno que se caracteriza por tendencias del sueño anormales en las que se incluye una excesiva somnolencia durante el día, la alteración del sueño nocturno y manifestaciones alteradas de la fase REM del sueño. La narcolepsia también se caracteriza por las alucinaciones durante el periodo de sueño-vigilia.


lunes, 10 de diciembre de 2012

TOC



Trastorno Obsesivo Compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno de ansiedad.      
Caracterizado por pensamientos repetitivos y rituales que incapacitan a las personas. Puede llevar a un importante deterioro y complicarse con depresión, abuso de alcohol y/o ansiolíticos. Las compulsiones y obsesiones repetidas producen un intenso malestar, pérdida de tiempo e interferencia en la rutina y en las actividades sociales y profesionales. La intervención psicológica sirve para mejorar la calidad de vida.

Las obsesiones son pensamientos, ideas, imágenes o impulsos de carácter resistente y perturbador que el individuo considera intrusivos y producto de su mente que no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
Las compulsiones son actos mentales o comportamientos de carácter recurrente que casi siempre aparecen en respuesta a las obsesiones con el propósito de neutralizar la ansiedad. Los propios actos compulsivos pueden no guardar una clara relación con las obsesiones o son claramente excesivos.

Las personas con TOC suelen tener un alto sentido de la responsabilidad, las preocupaciones tienen que ver con el temor a ser culpables de no haber previsto una situación nociva. Si a una persona no obsesiva se le da una responsabilidad y se le aumenta la sensación de que no va a estar a la altura, las obsesiones aumentarán. Hay correlación entre la culpa y el TOC, no la hay entre la culpa y la depresión.

El trastorno obsesivo compulsivo también afecta a la familia del paciente. Interfiere significativamente en la dinámica familiar y tiene un impacto significativo en el funcionamiento familiar. Las familias juegan un rol crítico en la disposición y cumplimiento del tratamiento, tasa de recuperación y recaídas. Por ejemplo, una familia apaciguadora puede mejorar el resultado del tratamiento del TOC mientras que una familia excesivamente crítica y sobre implicado puede exacerbar los síntomas en el paciente.

Tratamiento:
El modelo conductual sostiene que las obsesiones provocan ansiedad y malestar y que las compulsiones y la evitación son formas desadaptativas de reducir o evitar estas sensaciones.

Los rituales se prolongan a través de un proceso llamado reforzamiento negativo (se repetirá la conducta en situaciones similares para disminuir la ansiedad). Si la persona se expone a las situaciones temidas y ve que los estados emocionales negativos no ocurren la ansiedad disminuirá con el tiempo. A este hecho se le llama habituación.

El tratamiento consiste en registrar y describir qué rituales hace la persona, cuándo los pone en marcha y qué hace para evitarlos. Después se ordenan las situaciones de las que menos ansiedad produce a las que más para posteriormente enfrentarse a ellas.

El objetivo de estas técnicas es que el sujeto compruebe que aquello que teme no ocurre y que una exposición prolongada al estímulo temido, o la no realización de la respuesta de neutralización, produce un descenso importante de la ansiedad
 Cabe destacar que primero desaparecerán los rituales y luego las obsesiones.

La terapia cognitiva: interviene en la evaluación de pensamientos, ayudando a identificar y cuestionar los pensamientos distorsionados que alimentan el ciclo TOC. A medida que el paciente genera interpretaciones alternativas, más exactas y favorables, se reduce el malestar así como el impulso de neutralizarlo. Una distorsión cognitiva frecuente es que pensar es tan negativo como actuar, es como si por el mero hecho de imaginarlo fuera a cumplirse. Cuando aparece un pensamiento intrusivo las personas con TOC lo experimentan como algo muy negativo que les genera malestar. Intentan neutralizarlo a través de las compulsiones y como la ansiedad se reduce y se evita el resultado temido, la compulsión queda reforzada.

Terapia integradora: Desde el modelo integrador se promueve un tratamiento que englobe diferentes áreas. Por una parte se trabaja el aspecto conductual para tratar los rituales, por otra, el aspecto cognitivo para trabajar los pensamientos e ideas intrusivos, también tiene en cuenta el contexto familiar (terapia sistémica) que entiende que el TOC es un síntoma de que algo funciona de una manera no saludable. Se aborda cada temática en función del malestar que presente la persona con TOC en cada momento.

La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.