El ser
humano es la unidad del cuerpo, la mente
y el espíritu.
Un cuerpo
sano ayuda a tener una mente sana; y el espíritu es el que nos pone en contacto
con nuestra verdadera esencia, nos
libera de los condicionamientos y nos permite trascender a un nivel superior.
El
espíritu es lo que nos impulsa a buscar nuestro propio rumbo y a emprender el
camino de la realización personal.
Es importante encontrar tiempo para encontrarse con uno mismo, para aprender a valorarnos, a aceptarnos como somos y lograr la serenidad interior.
Ese
contacto con nuestro yo interno nos hará más creativos, nos permitirá dejar de
lado las influencias externas y aprender a enfrentar los problemas desde una
perspectiva más amplia.
Solamente
cuando estamos sumergidos en un mar de conflictos es cuando sentimos la
necesidad de conectarnos con nuestro espíritu,
que es la única fuerza capaz de darnos paz
y serenidad en los momentos
difíciles.
La
espiritualidad no implica adherirse a una creencia o religión, ni obliga a
cumplir con rituales específicos.
A pesar
que aún siguen vinculando el término con el mundo religioso, esotérico, con los
fantasmas, el espíritu lucha e insiste con ser reconocido como el motor de la esencia.
Los
antiguos filósofos se ocuparon de estructurar al ser humano a estos tres ejes; cuerpo, mente y espíritu o alma.
La mente
teje y dispone. El cuerpo viste y pone en acto. El espíritu debate, reflexiona,
elige, nos define y nos cuestiona; ¿es esto lo que quiero? ¿Es lo que deseo, es
lo conveniente?
Las propiedades
del espíritu son: La moral, los valores y principios, las virtudes y fortalezas, la inclinación de nuestros pensamientos.
En las
últimas décadas se habla de promover la inteligencia espiritual, debemos
entender al hablar de espiritualidad para no prestarnos a confusiones.
En el
espíritu se aloja nuestra sabiduría
interior. Todos estamos capacitados para escuchar nuestras voces interiores
y sin juicios ni prejuicios, descubrir si estamos dispuestos a vivir cada día
fieles a nuestro espíritu.
Es la
inteligencia espiritual la que nos ayudara, a lograr el descubrimiento, la trasformación y la trascendencia.
Cuerpo, mente, espíritu. Reflexionar sobre la esencia y el
espíritu de la humanidad. Volver a nosotros.
Mirarnos
en el espejo, acariciarnos. Aceptar la genética y decisión de la naturaleza,
tratar de agradarnos, prevenir, sanar, embellecernos a gusto sin excesos.
Respirar,
aliviar, regular motores, Identificar nuestras ideas, nuestras emociones, las
luces y las sombras, sus colores.
Detener
el tiempo.
Escuchar
nuestro cuerpo.
La
espiritualidad se manifiesta en toda nuestra vida, influye en nuestro estado de
ánimo y en nuestro entorno y produce resultados prácticos; nos permite terminar
con la dualidad éxito - fracaso y liberarnos de todo mandato interno aprendido.
Si
logramos sintonizar con nuestro espíritu nos podremos identificar con nuestro
ser interior que es siempre joven, perfecto y eterno.
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