lunes, 25 de marzo de 2013

Perdonar y agradecer



Dos herramientas valiosas que fortalecen y afianza las relaciones.
Todos nos equivocamos y, sin querer, podemos lastimar a nuestros amigos.
En algún caso los abrumamos con nuestras exigencias; otros invadimos su territorio, a otros nos cuesta brindar apoyo o demostrar afecto.

La buena noticia es que para paliar esto, contamos con dos recursos de gran valor que reconfortan el ánimo y nos hacen sentir en paz con nosotros y con los demás.

El agradecimiento: Saber ser agradecido con lo que tenés como con lo que los demás te valoran como persona y te brinda tranquilidad emocional.
Podes decir gracias a la vida, como dice la canción, por gozar de salud, gracias a tus amigos, por el cariño y el apoyo, gracias a tu familia, por los buenos momentos compartidos, por su constante contención y amor incondicional.

El perdón: Disculparse es el mejor modo de responsabilizarnos por nuestros actos y aceptar que podemos equivocarnos.
Discúlpate ante la vida si fuiste negativo, con tus seres queridos, especialmente con tus amigos, si hiciste algo que los haya perjudicado y estás arrepentido. Siempre se puede comenzar después de un lo siento.

La ira, el resentimiento, la aflicción, la amargura, el rencor y el desengaño provocan estrés e impactan la salud del ser humano. El sentimiento de culpa también.

Perdonar es sanarse, una cura tanto psicológica como físicamente, es hacer las paces con uno mismo.

Los seres humanos no somos perfectos y tenemos dos opciones: O vivimos asentados en los defectos, el rencor y los errores, o crecemos fundamentados en los aciertos, el amor y el perdón y el agradecimiento. Nuestros padres poseen virtudes y defectos. Si no perdonamos sus errores, no veremos sus bondades y estaremos frustrados. Igual será con nuestros hermanos, parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo.

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