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sábado, 10 de abril de 2010

Pedir perdon


¿Por qué nos cuesta tanto pedir perdón? Muchas veces el hecho de mostrar vulnerabilidad, agachar la cabeza y saber pedir perdón choca en proporción directa con el orgullo del ser humano.

Lamentablemente, no todos los seres humanos son capaces y están preparados para hacerlo, algunos por cobardía, otros pecan de soberbios y otros cuantos prefieren dejarlo ahí, pensando que es mejor no hablar de ciertos temas.

La omnipotencia con que cargamos no nos deja lugar para la disculpa. Nos dirigimos por la vida creyendo que nuestros actos, nuestros comportamientos y nuestro modo de ver las cosas no admiten alternativa.

Actuamos y pensamos según nuestro libre albedrío con una actitud egoísta que no nos permite reflexionar y reconocer los propios errores. Creo que este es el punto nodal de toda esta cuestión, porque aquel que no sabe pedir perdón es aquel que no puede ponerse en el lugar del otro.

No hay afirmación más contundente que ésta última para demostrar el acto de soberbia que conlleva el no saber pedir disculpas. Y esto trae innumerables consecuencias, se rompen vínculos, sociales, laborales.

Saber pedir perdón es un acto de grandeza y humildad de todo ser humano . Deberíamos aprender a incorporarlo dentro de nuestros hábitos culturales y cotidianos.

Pero principalmente deberíamos comenzar por perdonarnos a nosotros mismos por nuestros errores cometidos. Después de todo somos seres humanos y no nacimos con la perfección a nuestro lado.

El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar. Martín Luther King

Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar. Mahatma Gandhi

martes, 26 de enero de 2010

Paciencia



El que ama tiene paciencia en todo,
y siempre es amable.
El que ama no es envidioso,
ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordandolo malo que otros le han hecho.
(1 Corintios 13: 4-5)

La paciencia es la fortaleza para aceptar con serenidad las pruebas de la vida y se encuentra en la naturaleza integral de cada persona. Pero no hay que confundirla con la pasividad ante el sufrimiento.

El peso de la tensión no sólo se mide por la longitud del problema, sino por la fuerza con la cual cuenta la persona para soportarla.

Cómo dominar la tensión nerviosa, la salud integral es como un puente: si sos fuerte y firme podrás soportar una carga pesada, pero si sos débil una carga pequeña hará que te hundas. Ese estrés suele ser el obstáculo para desarrollar muchos dones, como la paciencia.

Aunque este don es un valor que se adquiere desde la niñez existen algunas técnicas para alcanzarla, como la meditación. Ésta ayuda a dominar la mente y, por medio de la concentración, puede verse el interior de la persona e identificar su falta de tolerancia hacia ciertas circunstancias. La bibliografía de autoayuda es otra herramienta a la cual puede recurrirse. Una técnica fácil es fijar en la mente un color favorito para recordar a diario que se está aprendiendo a ser paciente.

Se debe aceptar que existen situaciones en el entorno que no pueden cambiarse, por ello es importante empezar por uno mismo practicando esa paz interior, enriqueciendo la estima y valorando más las actitudes positivas de quienes nos rodean. Eso te permitirá estar en armonía con los demás, ser más optimista y promover la paciencia.

La paciencia es la madre de todas las ciencias