La mitomanía es una enfermedad psicológica que se presenta principalmente en personas
con muy baja autoestima y tienen que
recurrir a miles de mentiras acerca de su vida para hacerla más interesante ante
las personas y así ser mas populares.
Se vuelve
tan habitual mentir que hasta en las cosas más absurdas se lo hace, como por
ejemplo: la edad, la profesión de los padres, las salidas de los fines de semana,
se vuelve una rutina mentir.
Cuando
alguien tiene un impulso por mentir que no se puede frenar es un síntoma de que
algo no anda bien en su desarrollo psíquico. La mitomanía no es una enfermedad
en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden
presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en los
trastornos de personalidad y es que los mitómanos mienten para construir una
mejor imagen de sí mismos frente a la sociedad, sus amigos o para conseguir lo
que desean sin importar cuál sea el objetivo.
La
palabra mitomanía la comenzó a utilizar el profesor francés Ernest Dupré,
alrededor del 1900, viene del griego “mythos”
(mentira) y “manía” (compulsión); es
un trastorno psicológico que consiste en mentir de forma patológica, falseando
la realidad.
Mitómano o simple mentiroso
Lo que
diferencia al mitómano de una persona mentirosa es que el mentiroso inventa
mentiras para defenderse o protegerse, es decir, con una finalidad, pero en el
mitómano prevalece el carácter compulsivo de la mentira y sin una fuente de
motivación.
Los
mitómanos también se diferencian de los psicóticos porque si bien se dejan
llevar por sus fantasías, mantienen un juicio de la realidad suficiente como
para darse cuenta de que están mintiendo.
Se dice que se da con mayor
frecuencia entre los hombres que en las mujeres.
"Todo mitómano siempre quiere
mejorar su autoimágen, es narcisista por naturaleza y tiene una co-morbilidad
con un trastorno sociopático de personalidad con talento histriónico, miente
porque en el fondo tienen un problema serio de autoestima".
Esto
forma parte de las características de los mitómanos, "son manipuladores, convencen y suenan creíbles. En el fondo
sufren de frustración, son egoístas y narcisos, no tienen control de sus
impulsos y pueden presentar adicciones (sexo, juego, drogas)”.En casos
severos, "pueden tener problemas
legales, de suicidio y rompimientos familiares (separación, divorcio de su
pareja, aislamiento de sus hijos) debido al sentimiento de fracaso". Por
lo general, este problema comienza en la infancia y se denota con inseguridad
frente a los compañeros del colegio. Las mentiras son un medio para poder
pertenecer a un determinado grupo social. Es necesario como recomendación final
que asista a un buen psiquiatra o psicólogo, tanto el individuo como los familiares y
allegados.
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