Para
iniciar los ejercicios, nos acomodamos en un sillón cómodo y confortable en el
que podamos apoyar la cabeza, manteniendo los ojos cerrados, para facilitar la concentración.
Puede
resultar útil grabar las instrucciones, respetando las pausas necesarias.
La
propuesta es practicar los ejercicios en diferentes sesiones. Éstas nos
enseñaran a tensionar y relajar cada uno de los grupos musculares.
Será
conveniente practicar los ejercicios durante diez minutos, cada día, para ir
aprendiendo gradualmente el procedimiento.
Primera sesión
En esta
sesión aprenderemos a relajar los músculos de las manos, antebrazos y bíceps. Es
importante practicar tres veces al día.
Nos
colocamos en una posición cómoda. Cerramos los ojos. Apretamos bien fuerte el
puño derecho tan fuerte como podamos, note la tensión de su puño, brazo y
antebrazo.
Nos
relajamos, aflojándolo como si fuera un trapo. Apreciaremos la relajación en
nuestras manos y el contraste con la tensión.
Repetimos
el procedimiento una vez con el puño derecho, luego dos veces con el puño
izquierdo y, más tarde, dos veces con ambos puños a la vez.
Doblamos
el codo y tensamos el bíceps, para después relajarlo y notar la diferencia
(derecho izquierdo y ambos).
Prestamos
atención a las sensaciones normales de
pesadez, calor u hormigueo en los brazos.
Mientras
nos relajamos, repetimos una y otra vez “relax”, “Alejo la tensión”, “me siento
en calma y distendido” (Elegimos la frase que mejor nos resulte)
Segunda sesión
En ella
aprenderemos a relajar la cabeza, el cuello, la nuca, y los hombros. En estos
grupos musculares, suelen manifestarse somáticamente
las tensiones psíquicas. Repetiremos los ejercicios aprendidos en la
primera sesión y agregamos los siguientes.
Arrugamos
la frente tanto como podamos.
Relajamos
y distendemos
Fruncimos
el ceño y evaluamos la tensión realizada. Aflojamos y dejamos que las cejas
recuperen la forma habitual.
Cerramos
los ojos apretando fuertemente los párpados. Relajamos los párpados, dejándolos
cerrados con suavidad y distendidos.
Apretamos
la mandíbula, sintiendo la presión de las muelas unas contra otras.
Relajamos
el maxilar hasta que los labios queden entreabiertos o ligeramente separados.
Notemos la diferencia entre tensión y relajación.
Fruncimos
la nariz y luego aflojamos.
Apretamos
la lengua contra el paladar, relajamos.
Arrugamos
los labios en forma de “o” y relajamos
Disfrutemos
de la relajación de la frente, cuero cabelludo, ojos, mandíbula, lengua y
labios.
Tiramos
hacia atrás la cabeza, apretando la nuca contra el respaldo del asiento, y
apreciamos la tensión del cuello.
Giramos
suavemente el cuello hacia la derecha y luego a la izquierda. Apreciamos el
cambio de localización de la tensión.
Rotamos
muy lentamente la cabeza, en el sentido de las agujas del reloj y después de
completado un círculo, en sentido inverso.
Presionemos
el mentón contra el pecho, Sentimos la tensión en la garganta. Relajamos,
colocando la cabeza en una posición confortable.
Encojemos
los hombros hacia arriba, metiendo la cabeza entre ellos y luego relajamos
dejándolos caer.
Sentimos
la relajación propagarse por el cuello y hombros. Efectuemos movimientos de
rotación simultáneos con ambos hombros.
Repetimos
toda la secuencia.
Tercera sesión
Trabajaremos
con los grupos musculares del pecho, abdominales y la espalda (región dorso-
lumbar) Apreciaremos que la tensión acumulada en esta área afecta la
respiración, volviéndola torácica y superficial, impidiéndole vaciar
adecuadamente sus pulmones, con lo cual la oxigenación resulta disminuida.
Propondremos ejercicios para una respiración abdominal profunda pausada
(recordar que debe evitarse la hiperventilación).
Repetir los ejercicios de las anteriores sesiones y agregar los siguientes.
Aspiramos
por la nariz y llenamos completamente los pulmones de aire. Apreciamos la
tensión mientras contenemos la respiración.
Exhalamos
lenta y profundamente por la boca, dejando que el aire silbe al salir, como
soplando suavemente hasta vaciar los pulmones.
Dirijamos
ambos codos hacia atrás, juntando los omóplatos, luego aflojamos lentamente al
exhalar.
Continuamos
respirando lenta y pausada, inflando el abdomen para completar bien la
respiración, sintiendo como se va aflojando y distendiendo con la misma.
Colocamos la mano sobre el estomago y aspiramos profundamente. Mantenemos el
aire un momento.
Exhalamos,
sintiendo la relajación cuando el aire silba al salir por la boca.
Arqueamos
la espalda sin realizar esfuerzo excesivo, mantenga entretanto el resto del
cuerpo tan relajado como sea posible.
Verificamos
las tensiones de la parte baja de la espalda (cintura y zona lumbar).
Nos
relajamos tan profundamente como podamos.
Repetimos
toda la secuencia una vez más.
Importante
Es conveniente que asociemos los dos movimientos respiratorios
con la tensión y la relajación de sus grupos musculares:
Inspirar: tensar o contraer y
Exhalar: relajar o distenderse.
Cuarta sesión
En esta sesión aprenderemos a relajar los muslos, nalgas,
pantorrillas y pies. A los ejercicios de la sesión anterior le agregamos los
siguientes:
Nos
colocamos en una posición cómoda
Apretamos
las nalgas y los muslos, presionando los talones hacia dentro tanto como
podamos.
Relajamos
y percibimos la diferencia.
Estiramos
hacia delante la punta de los pies para tensar las pantorrillas. Observemos la
tensión y luego relajamos.
Dirigimos
la punta de los pies hacia arriba, en dirección al rostro, poniendo la tensión
en las espinillas, para luego relajar.
Debemos
sentir lo pesadas y relajadas que están nuestras piernas.
Repetimos
la secuencia una vez más.
Después de cada sesión, practiquemos dos veces diarias los
ejercicios en un lugar cómodo, en el cual no seamos molestados ni interrumpido.
2 comentarios:
SABES QUE MI HIJO, ME LO VA A IMPRIMIR
Que bueno practicalo es muy bueno. Despues me contas con vamos. Besos!!!!
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