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viernes, 12 de noviembre de 2010

Fatiga crónica

La fatiga crónica se ha considerado un trastorno psicosomático. Es decir, se trata de un trastorno físico en el que los procesos psicológicos juegan un papel importante.

La fatiga crónica suele acompañarse de otros síntomas como dolores musculares, perturbaciones del sueño persistentes e incapacidad, definida como la disminución o falta de capacidad para llevar a cabo alguna actividad. No poder hacer determinadas actividades laborales, sociales, de ocio etc. debido a la fatiga.

Las personas que se sienten fatigadas suelen reducir su actividad física. No obstante, esta falta de actividad no elimina o reduce la fatiga, sino que la incrementa. La inactividad produce alteraciones en la mayoría de los sistemas corporales y tiene un efecto debilitador que puede afectar a cualquier función del organismo, aunque destacan sus efectos sobre los músculos, el corazón y los procesos psicológicos.

Entre los efectos debilitadores de la falta de actividad se encuentran los siguientes:

Efectos musculares

Reducción de la masa muscular

Atrofia de las fibras musculares

Reducción de la fuerza muscular

Efectos cardiovasculares:

Reducción del volumen sanguíneo

Incremento de la tasa cardiaca

Reducción del volumen de bombeo cardiaco

Efectos psicológicos:

Reducción del deseo de realizar actividades

Incremento de la sensación de fatiga tras el ejercicio

Depresión

Por tanto, la fatiga puede hacer que una persona entre en un círculo vicioso en el que la inactividad reduce el deseo de llevar a cabo cualquier actividad, incrementando de este modo la sensación de fatiga.

Una evaluación psicológica puede ser tan importante como la revisión médica para saber qué pasa y qué tratamiento es el más adecuado en cada caso.


Evitar las grandes oscilaciones de actividad. No pasar de la completa inactividad a desear hacerlo todo de golpe. Mantener un nivel de actividad estable y equilibrada.

Aprender técnicas de solución de problemas, afrontamiento y manejo de situaciones estresantes. Un psicólogo puede ayudarte en esto.


Mantener un horario de sueño estable, dormir en horarios apropiados y en el dormitorio, no en un sillón.

Si las tareas se acumulan y nos sentimos abrumados, la fatiga puede aumentar. Por tanto, elaborar una lista de prioridades y centrarse en ellas, descartando lo demás; establecer al principio metas cortas y fáciles de lograr.


Procurar llevar a cabo actividades agradables, que impliquen contacto con otras personas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Los Sueños

Los sueños son un milagro nocturno que abre nuestra visión a un universo poblado de personajes, lugares y criaturas que parecen sólidos, independientes y reales. Además, durante el sueño nuestra propia persona parece dotada de un cuerpo sólido y real que parece ser el origen y el sostén de nuestra existencia, de nuestros placeres y de nuestros dolores, un cuerpo dotado de ojos y oídos que nos proporcionan mensajes sensoriales y cuya muerte supone también nuestra propia muerte.

En suma, este mundo y este cuerpo onírico parecen crearnos y controlarnos, aunque el universo aparentemente objetivo es una creación de nuestra propia mente, un producto transitorio y subjetivo que se halla, en última instancia, sometido a nuestro control.


A veces, cuando despertamos pensamos que lo que acaba de ocurrir es irreal y decimos: No era más que un sueño. Pero de este modo incurrimos en el error que la filosofía hindú denomina subrogar de menospreciar el estado de sueño; es decir, concederle, desde el estado de vigilia, menor validez ontológica. No obstante, sea cual fuere la conclusión a la que arribemos cuando estamos despiertos, noche tras noche, una y otra vez, seguimos soñando y creyendo sin lugar a dudas en la realidad de nuestros sueños, y es por ello que luchamos y huimos, reímos y lloramos, maldecimos y disfrutamos.

Es posible que la mayoría de nosotros hayamos tenido, en alguna ocasión, la experiencia de darnos cuenta repentinamente de que no es más que un sueño mientras estábamos inmersos en una dramática aventura o bajo una pesadilla onírica. En ese momento nos tornamos lúcidos; estamos soñando y, al mismo tiempo, nos damos cuenta de que estamos soñando, y ese darnos cuenta puede proporcionarnos una sensación de alivio, placer, asombro y libertad.

Entonces somos libres para enfrentarnos a nuestros monstruos, para satisfacer nuestros deseos o para tratar de descubrir nuestras aspiraciones más elevadas sabiendo que no somos las víctimas sino los creadores de nuestra propia experiencia. Como dijo Nietzsche: “Quizás exista alguien que, al igual que yo, recuerde haber proclamado victoriosamente en medio de los terrores y los peligros de un sueño: Esto es solamente un sueño y quiero seguir soñándolo".

Los sueños nos enseñan que tenemos la posibilidad de construir el mundo tal y como lo deseamos y que es este deseo, en definitiva, el que nos lleva a creer sin ningún lugar a dudas en la realidad de lo que vemos. Sin embargo, en el interior de nuestra mente existe un mundo que también parece ser externo... Creemos despertar y que, con este despertar, el sueño se desvanece, pero somos incapaces de reconocer que lo que dio origen al sueño permanece presente, que nuestro deseo de construir un mundo diferente al mundo real persiste. Por consiguiente, lo que vemos al despertar no es sino otra forma del mismo mundo que contemplamos en los sueños. Estamos soñando de continuo. Lo único que ocurre es que los sueños vigílicos y los sueños oníricos nos parecen diferentes. Eso es todo.

Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho

Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
Antonio Machado

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca