La percepción de los animales tiene sentidos que superan ampliamente a la de los humanos.
Los tiburones, por ejemplo, pueden oler sangre a más de un kilómetro, porque su olfato es mucho más sensible, y pueden detectar fuentes de energía eléctrica a distancia porque poseen en su boca electro sensores.
Cualquier emisión eléctrica en el agua puede provocar ataque de tiburones que creen que hay vida cerca, porque todos los seres vivos son fuentes de energía.
Las rayas pueden percibir a otro ejemplar de su especie oculto en la arena en el fondo del agua y los pájaros tienen una visión que detecta un matiz de color extra. Cuando los rayos ultravioletas del sol reflejan su luz sobre las flores o plantas ellos las ven brillar desde lejos.
El halcón gris marca el terreno con la orina, la cual se hace visible con la luz del sol permitiéndoles guiar a otros hacia mejores terrenos de caza.
Los insectos segregan fluidos químicos que lanzan sobre otros integrantes de la colonia como una advertencia cuando detectan posibles amenazas.
Las vibraciones ocasionadas por máquinas o automotores y los olores sintéticos pueden provocar ataque de abejas y existen abejas asesinas que son el resultado de experimentos genéticos.
Hay plantas que son naturalmente asesinas y que se comunican entre si como ocurre con las acacias. Si un animal ataca las ramas de un ejemplar, los otros segregan toxinas que producen un efecto de alta toxicidad para defenderse de él.
Los animales y las plantas se parecen aunque pertenezcan a distintos reinos de la naturaleza.
Las plantas también reaccionan a los impulsos eléctricos. Una caricia humana promueve el crecimiento de una planta de interior y las palabras les agradan, ya que una persona al hablar exhala anhídrido carbónico que las favorece.
También las flores demuestran percibir la proximidad de tormentas cerrando sus pétalos cuando la luz del sol se oculta detrás de grandes nubarrones.
Los pájaros escuchan los truenos desde muy lejos y también pueden oír el infrasonido de aparatos eléctricos que los pueden enfermar.
Las aves migratorias detectan y aprovechan los remolinos de aire para trasladarse a grandes distancias y los elefantes se llaman entre ellos para reunirse.
La mayoría de los animales que existen utilizan un sistema de sonidos poderoso e imperceptible para nosotros.
Tanto los elefantes como los rinocerontes o hipopótamos emiten ultrasonidos para comunicarse con las hembras.
En el agua el sonido viaja a una velocidad cinco veces mayor que en el aire, de manera que pueden oír sonidos a más de treinta kilómetros del lugar donde se encuentran. Una vez ocurrido el contacto suele ser un verdadero espectáculo.
Los elefantes producen con sus patas percusión vibratoria en la tierra que otros animales pueden percibir a cincuenta kilómetros.
El delfín es el animal que mayor ultrasonido emite, usándolo como una antorcha para ver, por medio del eco que produce. Esta sensibilidad en su percepción les permite registrar el interior de un cuerpo humano en el agua, como lo hacen los rayos X, pudiendo detectar de esa manera a las mujeres embarazadas sumergidas, protegiéndolas de los tiburones que hubiere o llevándolas hasta la superficie en situaciones de peligro.
El hombre, que ha perdido sus instintos y está perdiendo también sus sentidos naturales, pretende ser superior a un animal, pero no sólo es inferior a ellos como hemos visto, en muchos aspectos, sino que lamentablemente ni siquiera ha logrado aún ser humano, y desarrollar plenamente su sexto sentido o la intuición de lo verdadero.
Los tiburones, por ejemplo, pueden oler sangre a más de un kilómetro, porque su olfato es mucho más sensible, y pueden detectar fuentes de energía eléctrica a distancia porque poseen en su boca electro sensores.
Cualquier emisión eléctrica en el agua puede provocar ataque de tiburones que creen que hay vida cerca, porque todos los seres vivos son fuentes de energía.
Las rayas pueden percibir a otro ejemplar de su especie oculto en la arena en el fondo del agua y los pájaros tienen una visión que detecta un matiz de color extra. Cuando los rayos ultravioletas del sol reflejan su luz sobre las flores o plantas ellos las ven brillar desde lejos.
El halcón gris marca el terreno con la orina, la cual se hace visible con la luz del sol permitiéndoles guiar a otros hacia mejores terrenos de caza.
Los insectos segregan fluidos químicos que lanzan sobre otros integrantes de la colonia como una advertencia cuando detectan posibles amenazas.
Las vibraciones ocasionadas por máquinas o automotores y los olores sintéticos pueden provocar ataque de abejas y existen abejas asesinas que son el resultado de experimentos genéticos.
Hay plantas que son naturalmente asesinas y que se comunican entre si como ocurre con las acacias. Si un animal ataca las ramas de un ejemplar, los otros segregan toxinas que producen un efecto de alta toxicidad para defenderse de él.
Los animales y las plantas se parecen aunque pertenezcan a distintos reinos de la naturaleza.
Las plantas también reaccionan a los impulsos eléctricos. Una caricia humana promueve el crecimiento de una planta de interior y las palabras les agradan, ya que una persona al hablar exhala anhídrido carbónico que las favorece.
También las flores demuestran percibir la proximidad de tormentas cerrando sus pétalos cuando la luz del sol se oculta detrás de grandes nubarrones.
Los pájaros escuchan los truenos desde muy lejos y también pueden oír el infrasonido de aparatos eléctricos que los pueden enfermar.
Las aves migratorias detectan y aprovechan los remolinos de aire para trasladarse a grandes distancias y los elefantes se llaman entre ellos para reunirse.
La mayoría de los animales que existen utilizan un sistema de sonidos poderoso e imperceptible para nosotros.
Tanto los elefantes como los rinocerontes o hipopótamos emiten ultrasonidos para comunicarse con las hembras.
En el agua el sonido viaja a una velocidad cinco veces mayor que en el aire, de manera que pueden oír sonidos a más de treinta kilómetros del lugar donde se encuentran. Una vez ocurrido el contacto suele ser un verdadero espectáculo.
Los elefantes producen con sus patas percusión vibratoria en la tierra que otros animales pueden percibir a cincuenta kilómetros.
El delfín es el animal que mayor ultrasonido emite, usándolo como una antorcha para ver, por medio del eco que produce. Esta sensibilidad en su percepción les permite registrar el interior de un cuerpo humano en el agua, como lo hacen los rayos X, pudiendo detectar de esa manera a las mujeres embarazadas sumergidas, protegiéndolas de los tiburones que hubiere o llevándolas hasta la superficie en situaciones de peligro.
El hombre, que ha perdido sus instintos y está perdiendo también sus sentidos naturales, pretende ser superior a un animal, pero no sólo es inferior a ellos como hemos visto, en muchos aspectos, sino que lamentablemente ni siquiera ha logrado aún ser humano, y desarrollar plenamente su sexto sentido o la intuición de lo verdadero.
4 comentarios:
PODIAMOS SER MEJORES QUE CUALQUIER ANIMAL,PERO NOS GUIAMOS SIEMPRE POR LO QUE NOS CONVIENE Y LO MATERIAL,PERO EL SER HUMANO TIENE EN LA MENTE UN ATRIBUTO!!!
Si Gallega, el hombre tiene maldad,ambicion,eso le resta energia para superarse naturalmente.
Un beso
Tenès razòn,tomson,carecemos de instinto para darnos cuenta de cosas tan obvvias¡,digo carecemos,pero a veces,creo que no tanto.Yo misma me doy cuenta y alejo lo que siento,quizàs por temor.No sè.besos,tomson
ah no no no
la nena de mi prima ve espiritus.
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