domingo, 10 de julio de 2011

Aceptar no Resignar

Aceptar es acoger, recibir, consentir, decir sí a lo que es o sucede. De acuerdo al Diccionario filosófico, es la única forma, es decir, en conformidad, indisolublemente, con la naturaleza y la razón. ¿Rechazar algo? ¿Para qué, si eso no modifica en nada lo que es? Más vale aceptar y actuar.

La vida nos pone permanentemente en contacto con situaciones en las que nuestros deseos, expectativas, planes se ven truncados por imponderables. Si no estamos en contacto con esta verdad, vivimos insistiendo e insistiendo en que las cosas sean diferentes de lo que son.

En el día de ayer fui a visitar una amiga entrañable, hermana de la vida, que esta pasando su peor momento, hace cuatro meses se mato su hijo de 16 años en un accidente de moto, no tienen idea lo que se esta viviendo en esa familia, que obviamente tienen dos hijos mas grandes casados y tienen sus hijos, no hay palabras para describir lo que viví en el día de ayer. Una madre que quiere entender porque, quiere encontrar la forma para poder irse con el, que se le fue toda su energia sus ganas, que no tiene motivos para estar en este mundo, de lo único que esta segura es del amor que sintió por ese chico, que era su hijo de la vejez como siempre dijo.


En “Artes del buen vivir” Un profesional señala; “Algunos de los males decisivos que nos aquejan son inevitables. No están en nuestro poder. Muere un ser querido y no pudimos hacer nada para evitarlo.

Eso es el mayor dolor de mi amiga que no pudo hacer nada, y es consciente que tampoco hay cura para su dolor, solo espera poder darse cuenta como hacer para aceptar lo que paso y aprender a vivir con ese dolor el resto de sus días.

El estoicismo y el budismo confluyen en subrayar en la necesidad de aceptar las circunstancias adversas y el dolor. Es decir, aceptar que el dolor es parte de la vida. A esta aceptación del dolor el budismo la llamó desapego y el estoicismo, ‘amor fati’ (amor por los hechos).

Esto no es la aceptación pasiva de la resignación sino la aceptación valiente de lo que ocurre. Lo que es inevitable no debe lamentarse, lo sucedido no puede cambiarse, de modo que es inútil perder tiempo pensando que podría haber sido de otro modo. Los males inevitables hay que soportarlos y reservar nuestra energía para ahorrar los males evitables.

Aristóteles y los estoicos dividen los problemas en dos: los que están en nuestro poder y los que no lo están. Respecto a estos últimos, se trata de entrenarnos para sufrir lo menos posible. La aceptación valiente del dolor, de los problemas, de las angustias es una parte necesaria de la vida. Aunque gran cantidad de cosas no dependen de nosotros, existe algo que sí está en nuestro poder: el modo de reaccionar frente a lo que nos sucede, incluso cuando debemos optar entre dos alternativas que no hemos elegido.

Aceptación no es pasividad, sino lucidez para ver las cosas tal cual son, sin rechazarlas. En este punto, esta actitud se diferencia de la tolerancia: cuando dejamos que los otros nos hagan cosas o que persistan situaciones que nos lastiman o nos hagan sufrir y frente a los cuales podríamos hacer algo. En este caso, deberíamos analizar la situación, y buscar qué pasa con nosotros para no producir los cambios necesarios para salir de la posición de ‘víctima’.

También es difícil aceptar los cambios. Sabemos que todo cambia, pero deseamos que las cosas sean sólidas, estables, seguras. Sufrimos porque nos aferramos a ellas cuando, en realidad, deberíamos soltarlas y renunciar a controlarlas.

Pero esta situación lleva su tiempo, una madre que perdió un hijo no va entender esto que estoy escribiendo, lo entenderá en un tiempo o en años, cada persona es única e irrepetible, por esa razón algunas personas aceptaran mas rápidamente que otras.

La clave de la sanación está en reconocer todo aquello que sintamos como un peso, sea este físico, psíquico o espiritual.
Aceptar
es en primer lugar advertir y admitir nuestras dificultades.
Aceptar es tomar conciencia de que lo que nos sucede es parte de nuestra historia y también necesaria en ella.
Aceptar es también no responsabilizar a los otros por nuestras dificultades, y
Responsabilizarnos para poder efectuar los posibles cambios.
Aceptar es un camino para el descubrimiento de nosotros mismos.
Aceptar: es más que reconocer o admitir simplemente.Es experimentar, estar en presencia de, contemplar la realidad de algo, integrar en mi conciencia.


No puedo vencer un miedo cuya realidad niego. No puedo cambiar unos rasgos que insisto en no poseer. No puedo perdonarme una acción que no reconozco haber cometido. La aceptación de nosotros mismos es la condición previa para el cambio y el crecimiento, y también para la aceptación de los otros. Palabras de psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden.

Aceptar es un camino para el descubrimiento de nosotros mismos.
Algunas personas se rechazan a sí mismas en un nivel tan profundo que no podrán comenzar ninguna labor de crecimiento espiritual hasta abordar este problema. La aceptación de nosotros mismos es nuestra disposición a hacernos cargo de lo que somos, con nuestros pensamientos, emociones y deseos.

Amiga te amo, solo espero serte útil, escucharte mas que nunca, llorar con vos todo lo que haga falta, y poder encontrar con vos la manera de sobrellevar este dolor.

3 comentarios:

gallega dijo...

EL DOLOR QUE NOS SEGUIRA SIEMPRE,

Unknown dijo...

Si amiga vos sabes de eso. Solo hay que aprender a convivir con el dolor y la perdida.
Un beso.

gallega dijo...

TOMSON, NO , GRACIAS A DIOS Y JESUS, NO TUVE ESA PERDIDA, PERO CONOZCO A MADRES QUE,SI ES MUY DOLOROSO