Durante
un proceso terapéutico en algunas oportunidades es necesario trabajar sobre el perdón.
Cuando alguien a sufrido historias de violencia, abandono, abuso o cualquier
forma de maltrato, físico o psicológico, podrá encontrar en el perdón muchos
beneficios.
Cuando
pensamos; el cuerpo reacciona; si tenemos miedo,
dolor o bronca, generamos sustancias químicas del estrés, se acelera el corazón, aumenta la presión sanguínea, se produce tensión
muscular, etc.
Perdonar
mejora el bienestar físico como el psicológico, dejar de lado sentimientos
negativos es beneficioso y nos
permite vivir una vida plena para nosotros y para quienes nos rodean.
Hay que
diferenciar el perdonar de justificar,
aprobar la trasgresión, negando su gravedad, porque para que haya perdón debe haber un reconocimiento del
daño que se nos ha hecho. Perdonar
no es aceptar la crueldad o el maltrato.
Perdonar no significa olvidar, se recuerda pero se perdona, es recomenzar,
es una nueva memoria liberadora de
emociones negativas, de resentimientos, de violencia. El daño ocurrió en un
tiempo pasado, pero afecta nuestro presente dejándonos oprimidos en sentimientos negativos. El pasado no puede cambiar,
pero al perdonar le damos un nuevo sentido y recuperamos la plenitud de nuestro
presente.
En psicología es importante ayudar a esa
persona a elaborar los sentimientos de dolor,
enojo que tiene, y que comprenda que el perdón no es para librar al
ofensor, sino para liberarse a si mismo. Ante el dolor y el recuerdo rencoroso la persona vive atrapada en un círculo
de malestar, que le impide seguir avanzando en otros aspectos de su vida. Se
deteriora la salud, el trabajo, los vínculos.
Beneficios que trae el perdón
1) Quien
perdona crece espiritualmente, crece en su relación con el otro, sabe amar.
2) Cuando
se perdona el Si Mismo se fortalece,
y el sentido del si mismo toma
nuevos caminos.
3) Es
quitarnos las máscaras de nuestras proyecciones (ver al otro como culpable o
responsable).
4) El
perdonar CURA, sana, libera, da un
equilibrio orgánico y espiritual.
5) El
perdonar evita enfermedades como el
cáncer, la depresión, migraña, insomnio,
ansiedad, angustia, dolores emocionales y la vergüenza.
6) Hace
que seamos personas equilibradas en busca de otras necesidades básicas
(desplazadas) invitadas por la exigencia e introyectos (“Introyectos”: verdades de otros que la hacemos nuestras y tomamos como ciertas).
7) Nos
ayuda asumir una actitud confrontativa en búsqueda de nuestra necesidad de
conservación e integridad del Yo donde el Si
mismo se encuentra oprimido.
8) Nos
ayuda a redescubrirnos.
9) Vive
el presente y se libera de las ataduras del
pasado doloroso.
10) El
otro percibe el amor que se le
brinda y esto revierte sobre uno, en una
predisposición favorable de su persona hacia la nuestra, es decir, en
un acercamiento
amistoso.
La
terapia del perdón es uno de los recursos curativos menos explotados y
comprendidos, se trata de renunciar por siempre y para siempre a todo lo que
nos lastima, en nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás,
nuestras relaciones interpersonales.
Desde el punto de vista
psicológico.
¡Qué alivio! ¡Qué consuelo! es el
poder transformador del perdón!.
2 comentarios:
MARAVILLOSO UN CIEN POR CIEN DE ACUERDO!!
Besos Amiga!!!!
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