viernes, 26 de octubre de 2012

Consecuencias psicológicas de la violencia de género



El número de mujeres víctimas de violencia de pareja es elevado. Se estima que esta violencia afecta un gran porcentaje de las mujeres. Además de las consecuencias dramáticas de las que somos testigos a través de los noticieros con demasiada frecuencia, existen otras consecuencias que no por ser menos visibles, son menos importantes. A continuación, vamos a analizar las consecuencias psicológicas que esta violencia tiene en sus víctimas.

Las consecuencias psicológicas de la violencia son más frecuentes y graves que las físicas, salvo casos excepcionales como los de muertes o lesiones graves.
La prevalencia del trastorno de estrés postraumático, depresión, una elevada frecuencia de trastornos de ansiedad y problemas de abuso de sustancias, alcoholismo, problemas de autoestima y desadaptación social.

La sintomatología postraumática es la sintomatología característica de estas víctimas. Los síntomas más frecuentes son:
Dificultades de concentración.
Hiperactividad constante. Puede ser consecuencia de la imposibilidad de predecir y controlar la ocurrencia de los episodios violentos y su percepción de que en cualquier momento puede ser agredida, en especial en el hogar.
Pérdida de interés por actividades significativas.
Sensación de futuro desolador.
Recuerdos invasivo. La experiencia prolongada y repetida de los episodios agresivos explicaría la frecuente presencia de recuerdos intrusivos.
Evitación de pensamientos y sentimientos. Respecto a las conductas de evitación, son elevadas las de evitación de sentimientos, pero no las de lugares o actividades. Es lógico: el principal lugar a evitar es el hogar y éste, salvo que lo abandonen, no pueden evitarlo.
Malestar psicológico.

La depresión es también un trastorno frecuente en estas mujeres. Varios factores pueden contribuir a esto:
La sensación de fracaso personal.
El deterioro de redes sociales y/o familiares.
La pérdida de poder adquisitivo.
La alteración de todas las áreas de la vida cotidiana.
Existen diversos factores que contribuyen a que estas mujeres tengan una baja autoestima y una inadecuada concepción de sí mismas, como son:
La autocrítica.
La responsabilidad aprendida de la situación violenta.
La sensación de fracaso por no dar el paso para romper el ciclo.
La culpa.
La convivencia con una persona que de forma reiterada intenta convencer a la mujer de que es una inútil, no sirve para nada o incluso anula su capacidad de tomar decisiones, también parece determinante.

La mayoría ve afectada su vida cotidiana como consecuencia de la violencia, generándose una desestructuración vital a distintos niveles:
Laboral (abandono del trabajo).
Social (limitaciones para relacionarse con otras personas).
Del tiempo libre (aislamiento, control, trámites legales, juicios, etc.)
Familiar (afectación hijos, respuesta negativa de allegados).
De pareja (desconfianza para restablecer relación de pareja).
Las consecuencias psicológicas de la situación de maltrato son especialmente graves (depresión, TEPT, ansiedad, baja autoestima, dificultades para recuperar el ajuste en el área social). Es importante hacer visible que el problema del maltrato no termina cuando la mujer se aleja del agresor, es cuando más necesita apoyo psicológico y social para superar las consecuencias de esta situación.

2 comentarios:

gallega dijo...

fui una victima, y es asi, tomson amiga querida

Unknown dijo...

Hola Gallega!!! Si es terrible, ahora la mujer se anima mas a denunciar. Besos.