Podríamos
definir el acoso escolar o bullying como un acto intimidatorio, físico y
psicológico, iniciado y mantenido durante un tiempo considerable por parte de
una o varias personas contra otra, más débil.
Hay 3 criterios principales que
identifican un caso de bullying:
1) Intención de hacer daño
2) Reiteración de las conductas, durante un periodo largo de tiempo y de forma recurrente
3) Desequilibrio de fuerzas, habiendo desigualdad de poder entre una figura fuerte y otra más débil, la víctima.
1) Intención de hacer daño
2) Reiteración de las conductas, durante un periodo largo de tiempo y de forma recurrente
3) Desequilibrio de fuerzas, habiendo desigualdad de poder entre una figura fuerte y otra más débil, la víctima.
El acoso
escolar puede presentarse de diferentes formas: por una parte, el acoso físico
se muestra con acciones o agresiones físicas ya sean patadas, peleas,
zancadillas, tirones de pelo, etc. Por otra parte, el acoso no físico o
psicológico que puede ser tanto verbal (insultos, burlas, motes) como no verbal
(hacer gestos groseros, despreciar, ignorar, aislar, enviar notas ofensivas,
etc.)
Características del acoso escolar
En
general, el bullying pertenece a los
primeros grados de la escuela primaria y a medida que avanza en los grados
primarios, el índice de acoso escolar va disminuyendo. Por otro lado, si
tenemos en cuenta el género, el acoso escolar es un fenómeno generalmente
masculino. La mayoría de estudios consideran que son más los alumnos varones
que se consideran tanto agresores como víctimas en cualquiera de las formas de
acoso.
Propio de
los escolares es el grupo de iguales y su gran importancia por pertenecer a
uno. Es por eso que un caso de bullying es más probable que sea instigado por
un grupo de alumnos en el que uno suele ser el agresor principal y el resto de “acompañantes de batalla” o laderos con
hambre de pertenecer al grupo líder.
Muchas
investigaciones sitúan como principal escenario el aula o el interior del
colegio allí donde más casos de bullying
se conocen y concluyen que agresores y victimas comparten aula o, al menos,
curso.
¡Signos
de alerta! Causas y consecuencias del acoso escolar
Las
causas del acoso escolar debemos englobarlas en una perspectiva que incluya diferentes
factores a tener en cuenta.
Los factores
individuales encontramos una personalidad retraída o baja autoestima en el caso de las víctimas y un temperamento
agresivo y alteraciones en la emoción y la conducta en el caso de los agresores.
En el
caso de los agresores, el factor familiar es uno de los más importantes, donde
la inestabilidad en la estructura familiar, falta de vínculo afectivo o
abandono, convivencia familiar pobre, contradicciones, imposición o
autoritarismo, presencia de actos violentos, permisividad o pasividad, etc.
Cabe
comentar que el fracaso escolar no parece ser una característica importante
como causa del bullying en alumnos agresores en comparación con el resto de
factores, pues muchos estudios no han encontrado relaciones directas entre
ambas variables: bullying y fracaso
escolar. También existen factores que provienen directamente del centro escolar
que afectan en la dinámica bullying como actitudes de falta de coordinación y
colaboración entre el profesorado, inconsistencia en la prevención de conductas
agresivas, intrusismo profesional o la permisividad del profesor así como la
convivencia de varias culturas dando lugar a actos racistas.
La consecuencia
más evidente en ambos lados, víctimas y agresores, suele ser la disminución del
rendimiento escolar junto con un cambio en el comportamiento habitual.
El
agresor, al tener éxito con conductas intimidatorias frente a los compañeros,
puede elevar las probabilidades hacia una conducta delictiva en un futuro, al
ver en este comportamiento una nueva forma para conseguir sus objetivos.
Además, puede conseguir un mejor status social a base de refuerzos del grupo
sobre su acto agresivo o violento. En este caso, las consecuencias van más allá
del ambiente escolar. El hecho de aprender a comportarse de este modo para
conseguir lo que quiere, el agresor puede llegar a extender esas formas de
dominio del otro a la convivencia doméstica.
Las
peores consecuencias las sufre la víctima de bullying. Sufrir acoso escolar puede acabar en fracaso escolar,
ansiedad anticipatoria o fobia al colegio, con lo que configura una
personalidad insegura para el desarrollo óptimo de la persona, a nivel personal
y social. Y la peor consecuencia de todas, el suicidio, como única vía para
escapar de la situación.
No
olvidemos que el hecho que la asistencia a clase sea obligatoria y que implique
necesariamente formar parte de un grupo aumenta el malestar experimentado por
quien sufre el maltrato de sus compañeros. Además son las víctimas y no los
agresores, los alumnos a los que se les suele cambiar de colegio o instituto
para evitar la situación, con lo que el agresor sigue en el mismo centro y
puede continuar con sus batallas contra otro alumno.
En las víctimas de acoso escolar se encuentran daños físicos evidentes pero también daños sociales como la inhibición o el retraimiento, daños psicosomáticos como pesadillas, falta de apetito, trastornos gastrointestinales, etc., así como psicológicos (síntomas de depresión, ansiedad, frustración) y conductuales en forma de agresión, irritación o rutinas obsesivas.
Para
prevenir las causas y evitar las consecuencias, la intervención debe ser
siempre conjunta entre padres, profesores y profesionales de la psicología para poder abordar el
caso desde diferentes perspectivas y el resultado sea el óptimo.
El trabajo del Psicólogo
Cuando el problema adquiere dimensiones
clínicamente significativas, tanto para la victima como para el agresor/a es
necesario un tratamiento psicológico.
El tratamiento con el niño que sufre acoso escolar va dirigido a reducir y
eliminar sus altos niveles de ansiedad, su sintomatología depresiva y a ofrecer
y a enseñar recursos necesarios para ser capaz de enfrentarse a estas
situaciones (Programas de Entrenamientos en Habilidades Sociales, etc.).La
intervención con el agresor/a va encaminada a manejar su falta de control
de impulsos, su ira, su hostilidad hacia los demás, así como su baja
autoestima, sus dificultades sociales Programas de Entrenamiento en Habilidades
Sociales y de resolución de los problemas y posibles comportamientos
antisociales (vandalismo, robo, consumo
de alcohol).
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