Claro que es más fácil decir que sí, pero ¿A qué precio? Decir que no puede ser una opción más saludable para el aliviar el estrés.
Ser honesto/a con uno mismo/a. La vida está llena de obligaciones de las que queremos escaparnos o eximirnos. Si tratamos de realizar demasiadas actividades en muy poco tiempo. Si es así, el alivio puede ser tan sencillo como decir que no.
Hay un sin número de peticiones que tienen los demás que pueden gastarnos nuestro tiempo y aumentar el estrés. Es fácil crear situaciones estresantes en la vida por no rechazar las solicitudes a tiempo.
Decir “no” puede ser bueno. Decir “no” no es un acto egoísta. De hecho, puede ser más beneficiosa para la salud mental de nuestra familia y otros compromisos. Cuando decimos no, facilitamos el tiempo para hacer cosas que nos den placer.
Decir “no” puede permitirnos probar cosas nuevas. El hecho de que siempre se haya cargado con alguna responsabilidad en especial no quiere decir que tengamos que seguir haciéndolas para siempre. Decir “no” va darnos tiempo para dedicarse a otras aficiones o intereses.
Es importante reconocer las diferencias. Si otros no pueden hacer las cosas exactamente de la misma manera que nosotros, no significa que la tengamos que hacer. Permitirse delegar responsabilidades, y disfrutar de cosas que si nos gusten en ese tiempo.
Pensemos en el estrés a largo plazo. Antes de aceptar algo por compromiso veamos en cómo nos afectará a pequeño mediano y largo plazo.
Digamos las cosas de manera práctica. No fabricar razones para salir de una obligación. La verdad es siempre la mejor manera de rechazar un amigo, familiar o compañero de trabajo.
Tomemos un tiempo para practicarlo. Decir no, no será fácil si estamos acostumbrado a decir sí todo el tiempo. Pero aprender a decir no es una parte importante de la simplificación de un camino a una vida mejor y menos estresante.
Al comienzo puede que no sea sencillo, es importante que arriesguemos a decir que no de vez en cuando y ver realmente cuál es la reacción de los demás, generalmente es mucho menos terrible de lo que pensamos.
No complacer al otro para evitar un enfrentamiento.
Mantener la calma. La ira solo logra entorpecer el juicio.
Ser firme pero no agresivo.
Actuar rápidamente. Cuanto más tiempo tarde en salir el "no" más difícil se hará.
No pedir disculpas por exigir lo que se merece en forma limpia y honrada.
Actuar con educación, pero con seguridad.
Todos tenemos el derecho a decir que no, y no existe ninguna regla que confiera más valor al deseo ajeno.
Ser honesto/a con uno mismo/a. La vida está llena de obligaciones de las que queremos escaparnos o eximirnos. Si tratamos de realizar demasiadas actividades en muy poco tiempo. Si es así, el alivio puede ser tan sencillo como decir que no.
Hay un sin número de peticiones que tienen los demás que pueden gastarnos nuestro tiempo y aumentar el estrés. Es fácil crear situaciones estresantes en la vida por no rechazar las solicitudes a tiempo.
Decir “no” puede ser bueno. Decir “no” no es un acto egoísta. De hecho, puede ser más beneficiosa para la salud mental de nuestra familia y otros compromisos. Cuando decimos no, facilitamos el tiempo para hacer cosas que nos den placer.
Decir “no” puede permitirnos probar cosas nuevas. El hecho de que siempre se haya cargado con alguna responsabilidad en especial no quiere decir que tengamos que seguir haciéndolas para siempre. Decir “no” va darnos tiempo para dedicarse a otras aficiones o intereses.
Es importante reconocer las diferencias. Si otros no pueden hacer las cosas exactamente de la misma manera que nosotros, no significa que la tengamos que hacer. Permitirse delegar responsabilidades, y disfrutar de cosas que si nos gusten en ese tiempo.
Pensemos en el estrés a largo plazo. Antes de aceptar algo por compromiso veamos en cómo nos afectará a pequeño mediano y largo plazo.
Digamos las cosas de manera práctica. No fabricar razones para salir de una obligación. La verdad es siempre la mejor manera de rechazar un amigo, familiar o compañero de trabajo.
Tomemos un tiempo para practicarlo. Decir no, no será fácil si estamos acostumbrado a decir sí todo el tiempo. Pero aprender a decir no es una parte importante de la simplificación de un camino a una vida mejor y menos estresante.
Al comienzo puede que no sea sencillo, es importante que arriesguemos a decir que no de vez en cuando y ver realmente cuál es la reacción de los demás, generalmente es mucho menos terrible de lo que pensamos.
No complacer al otro para evitar un enfrentamiento.
Mantener la calma. La ira solo logra entorpecer el juicio.
Ser firme pero no agresivo.
Actuar rápidamente. Cuanto más tiempo tarde en salir el "no" más difícil se hará.
No pedir disculpas por exigir lo que se merece en forma limpia y honrada.
Actuar con educación, pero con seguridad.
Todos tenemos el derecho a decir que no, y no existe ninguna regla que confiera más valor al deseo ajeno.
Las pequeñas frustraciones cotidianas son las que, sumadas unas a otras, terminan por hacer nuestra vida desdichada.
Dejarse robar algunos centavos del vuelto en las compras cotidianas, ver como se nos cuelan en la fila del banco... son problemas menores que deben ser resueltos para elevar la autoestima y colocar la piedra fundamental de una nueva forma de resolver la vida.
Aún cuando se trate de un hecho insignificante, nunca hay que dejarlo pasar.
El sentimiento de alivio y la descarga de adrenalina que se experimentan al resolver una situación abusiva son la mejor recompensa.
5 comentarios:
SABES COMO ME COSTO DECIR"NO" Y QUE BIEN NOS HIZO A TODOS!!
Excelente articulo .Hay que saber decir no en la vida si no las personas te pasan por encima y ni siquiera te lo van a agradecer si decis si y realizas lo que ellos quieran .
Gallega es dificil decirlo,pero que bien nos hace...
Besos que sigas bien.
Cecilia que bueno leerte, es verdad los que nos rodean se acostumbran al si, pero como sorprende el "no".
Besos!!!
Cuando aprendemos a decir "no", nos hacemos un poquito menos dependientes del amor de los demás y nos queremos a nosotros mismos un poco más. Un beso guapetona.
Iris, Es verdad nos valoramos y nos sacamos un gran peso...
Cariños!
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