jueves, 14 de octubre de 2010

La depresión en la vejez


La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión y oportunidades para hacer las cosas que quedaron postergadas mientras se criaba a los hijos y desarrollaba su carrera.

Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan idílico. Acontecimientos de la tercera edad como, por ejemplo, los trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y seres queridos, y la incapacidad para participar en actividades que antes disfrutaba, pueden resultar una carga muy pesada para el bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.

Una persona de edad avanzada también puede sentir una pérdida de control sobre su vida debido a problemas con la vista, pérdida de la audición y otros cambios físicos, así como presiones externas como, por ejemplo, recursos financieros limitados. Estos y otros asuntos suelen dejar emociones negativas como la tristeza, ansiedad, soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento social y la apatía.

En los ancianos es particularmente fácil confundir una depresión ansiosa con una neurosis de angustia. La angustia que aparece por primera vez en un paciente mayor debe poner al médico sobre aviso respecto a la posible existencia de una depresión.

El diagnóstico de depresión en el paciente anciano requiere la comprensión de cómo la depresión geriátrica difiere de la depresión de una población más joven, y de un diagnóstico diferencial preciso.

Otra consecuencia más grave es la depresión crónica o la depresión que es recurrente y persistente. La depresión crónica tiene consecuencias físicas y mentales que pueden complicar un problema de salud existente de una persona de edad avanzada y desencadenar nuevas preocupaciones.

La mayor parte de los ancianos se presentan al medico con problemas de índole orgánica, trastornos de la memoria y concentración y falta de impulso vital, distrayendo la atención del médico sobre la depresión y dirigiéndola hacia síndromes cerebrales orgánicos y afecciones somáticas.
Aún cuando se sospeche la presencia de una depresión se requieren estudios de laboratorio adecuados y un examen físico minuciosos porque, especialmente en los ancianos, la depresión puede ser una manifestación de otras entidades de origen orgánico.

Es necesario diagnosticar y tratar tales afecciones, la presencia de una patología orgánica concomitante o precipitante no debe detener el diagnóstico y tratamiento de la depresión. La desaparición de la depresión aclara el cuadro de la enfermedad orgánica, permitiendo tratarla con mayor facilidad o, de hecho, convivir mejor con ella.

Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos físicos alarmantes en las personas mayores. El índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están satisfechos con sus vidas. Los programas de tratamiento para los pacientes de la tercera edad deprimidos que tienen una enfermedad cardiovascular y otras enfermedades importantes, suelen tomar más tiempo de lo normal y su resultado es menos satisfactorio.


Además, los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que suelen alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las personas mayores, en especial aquellas con discapacidades o que están confinadas a hogares de ancianos (Geriátricos).

La depresión puede ayudarse aliviando la soledad a través de excursiones en grupo, trabajos voluntarios o recibiendo visitas regulares.
El tratamiento de las afecciones médicas subyacentes o la suspensión de ciertos medicamentos pueden aliviar los síntomas de la depresión.

La terapia con antidepresivos mejora la calidad de vida en pacientes de edad avanzada con problemas de depresión. Estos medicamentos deben ser vigilados cuidadosamente por los efectos secundarios que puedan causar. Los médicos generalmente prescriben dosis más bajas de antidepresivos para las personas mayores e incrementan la dosis en forma más lenta que en los adultos más jóvenes.

La terapia es de gran ayuda en estos casos, un psicólogo no solo aliviara los pesares, la persona deprimida puede hablar y contar sus problemas, sin temor, la familia muchas veces no comprende, el terapeuta si lo comprenderá y lo ayudara a convivir con la vejez y sus trastornos. En los casos de depresión entre moderada y severa, las personas pueden obtener los mejores resultados combinando psicoterapia con medicamentos antidepresivos.

1 comentario:

gallega dijo...

ESTOY ENTRANDO EN LA VEJEZ,Y ES FUERTE