Cuando un desastre natural afecta a una comunidad, el trauma que resulta puede repercutir aún en aquellos que no han sido directamente afectados por el desastre.
Los desastres de este tipo pueden ser súbitos y abrumadores. En adicción al golpe catastrófico a vidas y propiedades, un desastre como un tsunami, un huracán o los incendios, puede tener impacto en aquellos que han perdido seres queridos y en otros que se sienten vulnerables como resultado de conocer el desastre.
Es común que las personas que han experimentado situaciones traumáticas tengan reacciones fuertes. Comprender las respuestas normales a estos eventos anormales, puede ayudar a confrontar efectivamente sus sentimientos, pensamientos y comportamiento, puede ayudar en el camino de la recuperación.
¿que sienten las personas después de un desastre o cualquier evento traumático?
Un estado de temor o pavor agudo y negación son respuestas típicas a desastres naturales de gran escala, después del evento. El temor, pavor y negación son reacciones normales para protegernos.
El temor o pavor es un disturbio súbito intenso de su estado emocional que puede hacer sentir paralizado y confundida a la persona. La negación, hace que la persona no reconozca que algo muy estresante ha ocurrido, o no experimente la intensidad de lo ocurrido.
Cuando pasa el golpe inicial, las reacciones varían de persona a persona. Las siguientes son respuestas normales:
Los sentimientos se tornan más intensos y a veces impredecibles,las personas pueden tornarse más irritables que de costumbre el humor puede cambiar dramáticamente. Puede haber sintomas de nerviosismo,ansiedad o deprimido.
Los pensamientos y los patrones de conducta se afectan con el trauma. Se puede tener memorias vívidas y repetidas del evento. Escenas retrospectivas, pueden ocurrir sin razón aparente y pueden ocasionar reacciones físicas como latidos del corazón acelerados o transpirar profusamente, tener dificultad para tomar decisiones, para concentrarse, los patrones de sueño y alimentación se ven afectados.
Los aniversarios del evento, tanto un mes como un año, lo mismo que temblores después de un terremoto, o el sonido de sirenas, pueden hacerle recordar memorias perturbadoras de la experiencia traumática. Estos incidentes pueden estar acompañados de miedos de que el evento estresante se pueda volver a repetir.
Los síntomas físicos pueden acompañar el estrés extremo. Por ejemplo, se puede sentir dolores de cabeza, nausea y dolor de pecho que pueden requerir atención médica. Condiciones médicas pre-existentes pueden empeorarse debido al estrés.
Darse a uno mismo tiempo para sanar. Saber que esto será un tiempo difícil para las personas afectadas por el desastre. Permítirse estar triste por las pérdidas que ha experimentado. Tratar de ser paciente con los cambios en su estado emocional.
Buscar apoyo de personas que se interesen por el bienestar que escuchen y sientan empatía por la situación. Pero hay que recordadar que el sistema de apoyo se puede debilitar si aquellos cercanos a usted también han experimentado o han sido testigos del trauma.
Comunicar la experiencia en la forma que sea más cómoda, puede ser hablando con la familia o amistades cercanas o llevando un diario.
Tratar de buscar grupos dirigidos por profesionales o personal debidamente adiestrado como psicólogos. Las discusiones en grupo pueden ayudar a las personas a realizar que otros individuos en las mismas circunstancias muchas veces tienen las mismas reacciones y emociones.
Involúcrarse en conductas saludables para mejorar la habilidad de manejo de exceso de estrés. Ingerir comidas bien balanceadas y descansar suficiente. Si se experimenta dificultad para dormir, se puede practicar técnicas de relajación. Evitar las drogas y el alcohol.
Establecer rutinas como comer a horas regulares y seguir un programa de ejercicios. Evitar tomar decisiones importantes como cambios de trabajo o carrera si es posible pues estas actividades suelen ser estresantes.
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