Cuando los griegos entraron en contacto con civilizaciones orientales más antiguas se produjo una transformación cultural: la fusión de la inteligencia racional con la experiencia filosófica oriental. El impacto de esta interacción estimuló tanto la visión cosmológica como la psicológica, en la medida en que los griegos empezaron a examinar sus mitos y obtener, como resultado, una explicación de la estructura y la dinámica del macrocosmos y el microcosmos del universo y la humanidad. En un nivel más detallado, empezaron a identificar las distintas funciones tanto del cuerpo como de la psique, correspondientes a los niveles vegetal, animal y humano de la persona.
La aceptación plena tuvo lugar cuando la Kabbalah salió de su aislamiento tradicional como contraparte de la lógica filosófica. En este enfrentamiento entre la razón y la revelación se examinó a fondo la naturaleza de la psique.
Más tarde, en el Renacimiento, las mentes inquisitivas abordaron el tema con una nueva mirada. En sus observaciones, y en una época donde imperaba la lucha por el poder, era claro que el lado primitivo de un ser humano podía predominar, lo que llevó a una reformulación de la psicología y los efectos de la sociedad sobre el individuo. Por el contrario, la Edad de la Razón se fundamentó en el aspecto mecanicista, en oposición a los platónicos de la época. El racionalismo extremo ocasionó una reacción. En una era obsesionada por el perfeccionamiento de las máquinas, los problemas psicológicos no se comprendían.
La psique del individuo fue examinada en el momento en el que surgió la conciencia social. A fines del siglo XIX había varias escuelas de psicología basadas en un enfoque fisiológico o de la conducta. De este proceso de investigación científica surgió Freud, quien abrió el mundo del inconsciente, el cual dejo pasar la conciencia influyendo en el individuo sin que éste se percate.
Su contribución a la psicología occidental fue enorme. No sólo volvió a descubrir aquello de lo que habían hablado las escuelas esotéricas durante siglos, sino que empezó a sistematizar la mente de manera científica, aunque enfrentó la resistencia de algunos colegas; Jung, el más joven de ellos, que había elaborado sus propios puntos de vista sobre la psique, adoptó la postura platónica en oposición al método aristotélico de Freud.
Jung observó que si bien la psique tenía impulsos primitivos también era influida por los niveles superiores del inconsciente. Consideraba la psique como un organismo; su estructura y dinámica no eran resultado de la experiencia sino que estaba conformada por un todo ya existente al nacer. Rechazaba la visión de la psique como un rompecabezas y la pauta de desarrollo por etapas en la que los elementos autónomos luchan por la supremacía.
La neurosis y la psicosis eran vistas como facciones opuestas a la unidad esencial de la psique. Ésta es la visión platónica, la cual coincide con el punto de vista de la Kabbalah y con la mayoría de las demás tradiciones espirituales.
La coincidencia principal entre Jung y Freud era la división de la psique en consciente e inconsciente, aunque aplicaban denominaciones un tanto distintas. Por ejemplo, el súperego de Freud era el inconsciente personal para Jung, el id de Freud fue visto por algunos junguianos como el inconsciente colectivo.
Freud llamó a su método psicoanálisis y Jung, psicología analítica. En Kabbalah, algunos conocen el estudio de la psique como “bajar en la carroza” y otros como “subir en la carroza”. Sin embargo, lo importante es reconocer que hay una zona superior y otra inferior, la división entre consciente e inconsciente, algo reconocido por ambos.
Sólo que Jung fue más allá al subdividir el inconsciente en un nivel individual y otro cósmico. Igual que Freud, Jung definió la conciencia como la parte de la psique que es evidentemente accesible. Creía en la posible existencia previa al nacimiento, evidente en sus observaciones sobre la vida después de la muerte y su creencia en un gran designio. Se ha dicho que Freud consideró a Dios como una proyección paternal y procuró eliminar de su obra todos los elementos ocultos, en tanto que Jung abiertamente se interesaba en esta dimensión.
Sólo que Jung fue más allá al subdividir el inconsciente en un nivel individual y otro cósmico. Igual que Freud, Jung definió la conciencia como la parte de la psique que es evidentemente accesible. Creía en la posible existencia previa al nacimiento, evidente en sus observaciones sobre la vida después de la muerte y su creencia en un gran designio. Se ha dicho que Freud consideró a Dios como una proyección paternal y procuró eliminar de su obra todos los elementos ocultos, en tanto que Jung abiertamente se interesaba en esta dimensión.
El esquema general junguiano tiene mucho en común con el esquema psicológico kabbalístico, el cual toma en cuenta el origen de todos los seres humanos y su composición divina espiritual y física. En realidad, gran parte de la obra de Jung se basó en años de estudio de diversas tradiciones esotéricas. Aunque Jung conocía la Kabbalah, igual que Freud, quien era de origen judío, ninguno de los dos relacionó este sistema preciso directamente con su trabajo, ya que la Kabbalah estaba desacreditada en su época. Hoy en día, la Kabbalah vuelve a estar en vías de ser un sistema aceptable para estudiar la existencia y la psique humana.
Una Compañera de la facultad me paso este documento me gusto y quise compartirlo con ustedes.
4 comentarios:
FELIZ,FELIZ PRIMAVERA AMIGA TAN QUERIDA!!!!!
Gracias Gallega!!! Que la pases re lindo con todos tus amigos!!!
amiga Tomson, que disfrutes de esta bendita primavera que hoy comienza!!
Gracias Betty!!!
Publicar un comentario