martes, 31 de julio de 2012

¿Tristeza o depresión?


Si estamos abatido por que a fallecido un familiar muy querido, o perdimos un trabajo que era importante, o nos separamos de nuestra pareja, O nos tenemos que distanciar de personas que amamos, es muy normal un grado importante de tristeza, son sucesos dolorosos a los que reaccionamos con pesar, a veces, frustración, incluso con rabia.

Sentir tristeza en situaciones desfavorables es una reacción natural, no implica ninguna patología. La mayoría de nosotros nos sentiríamos tristes en estas situaciones descritas. Al igual que sentiríamos alegría si logramos aprobar un examen, nos reconciliamos con alguien a quien queremos o un ser querido logra salir bien de una operación quirúrgica.

La tristeza es un sentimiento pasajero podemos estar unas horas o días tristes y luego esto  pasa. La persona puede seguir sintiéndose triste pero puede hacer frente a su vida. Mientras que en la depresión la persona no es capaz de hacer frente a su vida, se siente abrumado y desesperado.

Sin embargo una depresión es mucho más que la mera tristeza, engloba un conjunto de síntomas. La persona con depresión clínica no tienen siempre una razón lógica para sus pensamientos de dolor, por más presión o ruego desesperado de amigos y familiares a salir de su estado esta persona no es capaz, tal como un diabético no puede decirle a su páncreas que produzca más insulina. Necesita ser tratado.
La depresión persiste en el tiempo partiendo de unos 15 días hasta meses o incluso años.

Como un estado de ánimo de tristeza es uno de los síntomas de la depresión pero hay más, la presencia de cinco o más sistemas unidos son reveladores para el médico de que la persona atraviesa un estado de depresión.

La persona sufre un estado de tristeza la mayor parte del día o casi todos los días durante al menos un período de dos semanas
Anhedonia o disminución del interés o la capacidad de placer por todas o casi todas las actividades. Lo que ante le gustaba ahora no lo motiva.
Pérdida de peso sin hacer régimen, pérdida de apetito. O todo lo contrario mayor ingesta calórico y aumento de peso.
Insomnio, apenas dormir o todo lo contrario hipersomnia aumento de la horas de sueño o incluso no querer levantarse de la cama.
Agitación o todo lo contrario la lentitud psicomotores.
Sentimientos de culpa, desazón, ideas irracionales.
Fatiga, cansancio pérdida de energía a diario
Disminución de la capacidad de concentración de atención y de decisión a diario
Pensamientos o ideas recurrentes sobre la muerte, ideas suicidas.

Los síntomas no son debidos a los efectos de haber tomado una sustancia como un medicamento o drogas o por otra enfermedad médica.
En caso de duelo o pérdida de un ser querido, el trastorno depresivo puede estar en juego si los síntomas duran más de dos meses o se da un notable deterioro funcional, ideas suicidas, síntomas psicóticos.
Si crees que vos o alguien cercano sufre una depresión acude al medico existen pruebas de detección que pueden ayudar a la persona a buscar tratamiento para su problema.

Espero te sea útil, amiga.

lunes, 30 de julio de 2012

Ansiedad generalizada


La ansiedad generalizada consiste en un estado de ansiedad y preocupación constante y persistente, con inquietud, tensión muscular, cansancio, irritabilidad, problemas para concentrarse y problemas de sueño.

Cuando estos síntomas ocurren durante al menos seis meses e impiden que la persona funcione de modo normal en su vida diaria (en el trabajo, en sus relaciones, etc.), existe la posibilidad de que se trate de un trastorno de ansiedad generalizada.

Síntomas
El síntoma principal es la incapacidad para relajarse. La persona se siente tensa, asustada, se sobresalta por cualquier cosa, se siente inestable y débil. Puede sentir síntomas físicos de ansiedad, como manos sudorosas, palpitaciones, sensación de falta de aire, deseo urgente de orinar, náuseas, diarrea, o sensación de mareo o de estar a punto de desmayarse.

A nivel cognitivo, el síntoma más común consiste en los problemas de concentración que experimentan, así como la incapacidad para controlar su pensamiento, la confusión o la incapacidad para recordar cosas importantes.
También es común que se den diversos miedos, como miedo a perder el control, miedo a ser rechazados, miedo a ser atacado o miedo a morir.

Entre otras cosas se producen también dificultades para comunicarse, de manera que pueden hablar con frases desconectadas o interrumpidas, o bien bloquearse al hablar.

¿Cuál es la causa de la ansiedad generalizada?
Más que una causa, existen, por un lado, una serie de factores que predisponen a este trastorno y uno o varios que lo precipitan, es decir, que actúan como el disparador del trastorno en una persona predispuesta.
Los factores que predisponen a este trastorno pueden ser los siguientes:
Factores hereditarios
Enfermedades físicas que den lugar a trastornos neuroquímicos, como el hipertiroidismo.
Experiencias personales que han impedido desarrollar mecanismos adecuados para afrontar el estrés.
Patrones de pensamiento inadecuados, como metas poco realistas, o valores o imperativos contraproducentes aprendidos de otras personas importantes, como pueden ser los padres.
Los factores precipitantes también suelen ser diversos, aunque la mayoría de ellos están relacionados con el estrés.

Los efectos físicos de la ansiedad pueden incluir palpitaciones del corazón, taquicardia, debilidad, tensión, fatiga, náuseas y dolor en el pecho y dificultad para respirar, dolores de estómago o dolores de cabeza. A medida que el cuerpo se prepara para hacer frente a una amenaza, la presión arterial, frecuencia cardiaca, transpiración, el flujo de sangre a los principales grupos musculares se incrementan, sistemas inmunológico y digestivo, las funciones se inhiben (la lucha o la huida de respuesta). Los signos externos de ansiedad pueden incluir palidez, sudoración, temblores, y la dilatación pupilar. Alguien que tiene ansiedad también podría experimentar subjetivamente como un sentimiento de temor o pánico.
A pesar de que los ataques de pánico no son experimentados por cada persona que tiene ansiedad, sí son un síntoma común. Los ataques de pánico por lo general vienen sin previo aviso y, aunque el miedo es irracional, por lo general, la percepción subjetiva de peligro es muy real.
Una persona que experimenta un ataque de pánico a menudo se siente como si él o ella estuviesen a punto de morir o perder el conocimiento. Las personas con trastorno de pánico tienden a sufrir de ansiedad, el temor de sufrir un ataque de pánico puede conducir al desarrollo de las fobias.

Los efectos emocionales de ansiedad pueden incluir, sentimientos de aprensión o miedo, dificultad para concentrarse, sensación de tensión o nervioso, anticipando lo peor, irritabilidad, inquietud, mirando (y esperando) en busca de signos (y ocurrencias) de peligro, y, sintiéndose como en su mente, queda en blanco, así como Las pesadillas o malos sueños, obsesiones acerca de las sensaciones,
Deja vu, un sentimiento atrapado en su mente, y la sensación de que todo lo que da miedo.

La  ansiedad puede incluir pensamientos acerca de los peligros supuestos, como el miedo de morir. Es posible que el miedo de los dolores en el pecho es un ataque cardíaco mortal o que los dolores punzantes en la cabeza son el resultado de un tumor o un aneurisma. Se siente un miedo intenso cuando se piensa en morir, o tal vez pensar en ello más de lo normal, o no puede sacarlo de tu mente.

Tratamiento: El diagnóstico y el tratamiento, lo aconsejable es que sea compartida por un lado psicoterapia cognitiva y el acompañamiento con el tratamiento psiquiátrico, con psicofármacos. Sí o sí los trastornos de pánico, las fobias sociales, trastornos de ansiedad, tienen que ir acompañados del tratamiento psicoterapéutico y el psiquiátrico, el psicólogo aplica técnicas de enfrentamiento, de relajación,  da psicoinformación para conocer la enfermedad y aprender a manejarla, a afrontar cuando se presenten las crisis, todas las herramientas para un buen manejo de la enfermedad, y los psicofármacos son necesarios para calmar el estado de ansiedad, los síntomas a nivel fisiológico.

sábado, 28 de julio de 2012

Síndrome del perfeccionista


Podemos definir el perfeccionismo como la creencia de que la perfección se puede y se debe conseguir. Todos somos perfeccionistas en algún momento, pero si nuestro perfeccionismo pasa a ser patológico basaremos todas nuestras acciones en la creencia de que sólo podemos aceptar lo que pueda ser hecho a la perfección, lo cual nos puede provocar baja autoestima, depresión y puede terminar por dañar nuestras relaciones personales.

Es cierto que el perfeccionismo tiene un lado positivo, como es que nos va a ayudar a hacer las cosas lo mejor posible en cada momento y a no rendirnos ante los obstáculos, haciendo que no nos detengamos hasta lograr el objetivo que perseguimos. Este tipo es lo que se denomina adaptado, ya que nos permite ser más felices y lograr nuestras metas.

Sin embargo, cuando es patológico, nos puede llevar, entre otras cosas, a la procrastinación, es decir, a retrasar indefinidamente el comienzo de cualquier tarea por miedo a no realizarla a la perfección. Este sentimiento, además, nos hará ser muy duros con nosotros mismos, despreciándonos por no ser capaces de llevar a cabo tareas que otros realizan con relativa facilidad, lo cual termina por dañar nuestra autoestima.

También puede tener consecuencias negativas en el ámbito laboral, ya que querer hacer todo perfectamente puede llevarnos a no rendir todo lo que podemos y a demorarnos en la entrega de las tareas, lo que hace que no podamos demostrar nuestra valía y competencia, actitud que muchas veces puede desembocar en la pérdida del empleo.

Por otra parte, esta necesidad de lograr la perfección en cualquier área de nuestra vida nos lleva a estar en un permanente estado de ansiedad que nos puede llevar a la depresión y a no intentar conseguir ninguna de nuestras metas, tanto personales como profesionales, por miedo a no ser perfectos.

El tratamiento de este síndrome consiste en que el terapeuta haga ver al sujeto que no son válidas las dualidades del todo o nada, haciendo desaparecer poco a poco la ansiedad que le genera no alcanzar la perfección en la consecución de las tareas mediante terapias cognitivo conductuales.

martes, 10 de julio de 2012

Inteligencia Psicológica


Tener inteligencia emocional significa gobernar adecuadamente nuestros sentimientos y emociones, y no dejarse llevar por su impulsividad. Saber relacionarse con los demás e interpretar sus sentimientos, es decir, tener empatía. Las personas que han desarrollado positivamente las habilidades emocionales tienen mayor autoestima, son más asertivas, son socialmente más adaptativas. Por el contrario, las personas que no controlan su vida emocional mantienen una lucha interna que menoscaba el concepto de sí mismos y disminuye su capacidad de resolver satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida.

Mejorar y cuidar la inteligencia emocional puede tener beneficios prácticos: el éxito en el trabajo, la estabilidad en la familia, la correcta educación de los hijos, etc.

Otra característica de tener una sana inteligencia emocional es que nos permite aprender a afrontar los miedos, algo importante en la psicoterapia, el miedo invalida y paraliza, sabotea la acción. El decidir y actuar potenciando las cualidades positivas (la autoestima, la asertividad, la empatía, el optimismo, el afecto, la creatividad, la felicidad, el sentido del humor, etc.) refuerza la salud mental y es una eficaz barrera defensiva ante posibles trastornos psicológicos.

La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que nos permiten percibir y expresar las emociones, usar las emociones para facilitar el pensamiento, entender las emociones y saber gestionarlas, tanto las propias como las de los demás. Para algunos profesionales la piedra angular de la inteligencia emocional es el saber darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que surgen. Es la enseñanza de Sócrates de "conócete a ti mismo". Las personas con elevada inteligencia emocional son socialmente equilibradas, extravertidas y alegres. Saben comprometerse y son responsables, al tiempo que viven con ética. Son afectuosas en sus relaciones con otras personas. Se gustan a sí mismos (tienen autoestima) y su vida emocional es rica y ajustada a las distintas situaciones.

La inteligencia emocional es en gran medida ligada a la autoestima, y viceversa. Por ello, una buena forma de potenciar la inteligencia emocional es promoviendo el incremento de la autoestima. Un camino ciertamente sutil, pero quizás el más sensato y eficaz para ayudar a personas afectadas de algún trastorno psicológico, sea leve o grave.

La inteligencia emocional es una habilidad que puede desarrollarse, aprendiendo a manejar las emociones en el terreno tanto personal como relacional.

El pensamiento emocional está ligado en un aspecto a la actuación, a la puesta en acto allí cuando no hay demasiado tiempo para pensar qué hacer, más ligado a nuestros antepasados pre-humanos y sus condiciones de vida poco previsibles. Evaluar en milésimas de segundo un ambiente hostil a través de un gesto o de un movimiento, tiene relación con él.

Otro aspecto del pensamiento emocional tiene un tiempo prolongado de desarrollo y está más ligado a las emociones. La ira, la ansiedad, la vergüenza, la tristeza, el temor, la sorpresa, las emociones en general como estado de la mente vehemente o excitada, están ligadas al pensamiento emocional.

Es por la acción siempre presente de la inteligencia emocional que comprender racionalmente los cambios de actitud necesarios para mejorar nuestra vida, no es suficiente para que ella realmente cambie. Así como muchas veces sin saber racionalmente bien porqué, hay personas que realizan su vida de un modo altamente satisfactorio para ellas. Es el desarrollo que tiene su inteligencia emocional lo que les dicta ese camino:
Desarrollar una autoestima necesaria y equilibración con la realidad
Saber discriminar entre dificultades e imposibilidades.
Aprender a reconocer los propios sentimientos
Abordar la posibilidad de manifestar y controlar sentimientos positivos y negativos
Desarrollar la aptitud para dar y recibir, la tolerancia a la frustración
la capacidad de demora, en la satisfacción o la acción.
Desarrollar la empatía, como comprensión de los sentimientos de los otros.

sábado, 30 de junio de 2012

La Depresión


La depresión es un término con un significado que varía desde las bajadas transitorias del estado de ánimo que son características de la vida misma, hasta el síndrome clínico, de gravedad y duración importante con signos y síntomas asociados, marcadamente distintos a la normalidad. En la depresión existe una pérdida general de vitalidad, el enfermo expresa falta de interés y energía. El paciente se muestra cansado y triste. Puede rehuir de las actividades sociales y su rendimiento decrece en todas las esferas. Una totalidad de desesperanza y pesimismo invadirá sus fantasías y sus ideas.

Las depresiones pueden ser endógenas, exógenas o somatógenas. Todas ellas se caracterizan por una serie de alteraciones en el área psíquica y en la orgánica.

En el área psíquica estar deprimido produce tristeza, desmoralización y pérdida de autoestima. En la orgánica da astenia, abatimiento, hipoactividad, pérdida de apetito, pérdida de peso, alteraciones del sueño, disminución de la lívido y en casos graves, incluso ideas delirantes.

Depresión Endógena: Este tipo de depresión tiene una causa fundamentalmente biológica. No existe continuidad con la historia vital de la persona, no hay motivos para estar triste o melancólico, no existen causas externas. Estas personas tienden a encontrarse mejor por las tarde y su patología se relaciona con el cambio de estación (hay un aumento de síntomas depresivos en primavera y otoño). Frecuentemente su iniciación y curso se asocia a ritmos biológicos. Suelen ser hereditarias.

Depresión Exógena: Depresión fundamentalmente causada por factores ambientales externos. También se denomina depresión reactiva, pues se producen como respuesta a una pérdida, un desengaño, una tensión u otros acontecimientos externos recientes. Se supone que las depresiones sin una historia de tensión externa se deben a algún proceso biológico intrínseco o endógeno.

Los factores exógenos son inespecíficos, además se dan diferencias intraindividuales según el momento evolutivo, influyendo la persistencia de los factores, la profundidad de la experiencia vivida y si son inesperados o no, en la depresión que producirán.
Pay Kel (1979) afirma que "existe un riesgo seis veces mayor de desarrollar una depresión en los seis meses siguientes a la aparición de acontecimientos vitales estresantes", como por ejemplo la independencia y el abandono del hogar por parte de los hijos. Toda la fisiología y la patología del estrés son inseparables de la emoción, de la angustia y de la depresión, sobretodo en cuanto representan los esfuerzos adaptativos del organismo para afrontar una situación de alarma.

Depresión Somatógena: Este tipo de depresión es secundaria a causas físicas específicas y patologías orgánicas demostrables. También se llaman depresiones orgánicas, las causas más frecuentes son:
Trastornos tiroideos
Anemias
Infecciones víricas
Lupus
Cáncer
Parkinson
Causas yatrógenas: fármacos como anticonceptivos orales, corticoides, antihipertensivos, psicolépticos y otros.
  
Síntomas del deprimido: Se aprecia en el deprimido una apariencia general de abatimiento. Arrinconado, abúlico.
El rostro serio, o con una expresión que revela preocupación y sufrimiento, la mirada perdida, con los ojos abiertos, como buscando apoyo y mostrando a veces ansiedad. El ceño fruncido, en ocasiones la boca entreabierta, otras dibujando una triste, una desoladora y a veces trágica sonrisa.
Son característicos "gestos hacia abajo": la cabeza caída, los hombros vencidos, los brazos y las manos en el regazo, el torso encorvado.
La respiración suele ser profunda, con los largos suspiros que desde siempre se relacionaron con la desventura y el sufrimiento. Suele haber tendencia a las posiciones estáticas. En los casos graves, llantos convulsivos dominan el cuadro. Se toman la cabeza con las manos, o se cruzan de brazos, con un rictus doloroso que deforma el rostro. Otros están impasibles, con lágrimas que, silenciosamente, bajan de sus ojos.

Todo en él es pobreza de movimientos. Si se mueve será despacio, como cansadamente, penosamente y aún torpemente.
No tiene deseos de vivir y su agobio surge de toda su apariencia.
La palabra es bradilálica, apagada, fuertemente impregnada emotivamente en sentido negativo. Contesta parcamente las preguntas con un dejo de desinterés y de simple condescendencia al médico.
Ciertamente el cuadro es definidamente ansioso: hay agitación, inquietud variable, desesperación. El paciente pide ayuda, aunque está convencido que ésta es inútil. La palabra es ahora entrecortada, sollozos convulsivos y angustia intolerable. La temática del dificultoso discurso es ese sentir triste que nace de su propio y muy profundo dolor.

Tratamiento
De cualquier depresión, según su severidad es abordado con fármacos antidepresivos, como pueden ser estabilizadores del ánimo o tranquilizantes mayores, y con apoyo psicoterapéutico.  
Es fundamental tener una mayor comprensión de esta enfermedad para presentar batalla cuanto antes a sentimientos negativos o autodestructivos. Si hay una mínima sospecha de padecer un cuadro de depresión debemos acudir a un especialista, él sabrá como guiarnos para salir adelante.

lunes, 25 de junio de 2012

Enfermedades mentales


Las enfermedades mentales más complejas del ser humano, son la Psicosis y la Neurosis.
Definimos la primera de ellas, la Psicosis: Ésta es una enfermedad mental en la que el individuo pierde el contacto con la realidad sin poder distinguir en su mente que es real y que no lo es. La personalidad de estos individuos suele ser desorganizada, incapaz de relacionarse socialmente e incluso en algunas ocasiones es necesaria su internación en un hospital. Esta enfermedad está caracterizada por la incapacidad de controlar voluntariamente los pensamientos, impulsos y emociones.
Hace siglos era muy frecuente la utilización del término locura, cualquier persona podía ser tildada de loca por cualquier actuación indebida que se saliera de lo estrictamente normal. En esta época a los psicóticos solían vincularlos con individuos que sufrían la posesión demoníaca.


Con el paso del tiempo y el cambio de pensamiento hacia uno más liberal y científico está enfermedad pasó a ser analizada por la medicina y por tanto considerada como una enfermedad más. Pero los individuos afectados por dicha enfermedad, por miedo al contagio, eran rechazados y por consiguiente aislados de la sociedad. Con el tiempo, la psiquiatría intentó transformar los síntomas de dicha enfermedad en signos objetivos, dando lugar a la investigación, tanto por parte de la neurofisiología como de la psicofarmacología. Es a partir del siglo XX con el psicoanálisis cuando se produce el acercamiento con el paciente y se le empieza a escuchar y a tratar.

Existen dos tipos de reacciones psicóticas: las funcionales y las orgánicas.
Trastornos funcionales mentales: no existe ningún daño en el cerebro que explique los síntomas psicóticos.
Trastornos orgánicos mentales: existen lesiones en el cerebro que explican los síntomas psicóticos.
Los síntomas más frecuentes son alucinaciones, delirios y graves alteraciones afectivas que le impiden relacionarse con las personas con normalidad. El trastorno por excelencia será la esquizofrenia. A continuación vamos a profundizar en los trastornos más importantes:
Trastorno psicótico breve: se producen cuando están presentes uno o más de los siguientes síntomas: ideas delirantes, lenguaje alterado o desordenado, comportamiento catatónico (ausencia de voluntad y movilidad) o alucinaciones.
Trastorno psicótico compartido: se produce cuando el trastorno psicótico breve se da entre dos personas con una estrecha relación.
Trastorno bipolar: se trata de episodios hipomaníacos o depresivos que provocan un gran malestar y deterioro en las relaciones sociales del individuo.
Trastorno delirante: se caracteriza por ideas delirantes en las que la actividad social y el comportamiento del individuo no se ven afectados.

En la actualidad, el tratamiento de este trastorno posee un carácter integrativo y multidisciplinario. En primer lugar se le administra al paciente fármacos como método para paliar o disminuir los síntomas de dicha enfermedad para más tarde y gracias a la intervención psicológica  intentar generar un estado de mayor bienestar en el paciente.

Visto todo lo anterior, vamos a pasar a la otra enfermedad: La Neurosis. 
Ésta es una enfermedad mental, sin evidencia de lesión orgánica, caracterizada por la presencia de profundos estados de culpa, miedo o ansiedad. Esto se produce cuando el individuo intenta proteger al yo ideal del choque contra el mundo real ya que éste le produciría un gran malestar. Según Freud “las neurosis son trastornos mentales que surgen de la ansiedad y cuyos síntomas interfieren la actividad normal, pero no la bloquean completamente”. Estas personas suelen tener conductas repetitivas. Un buen ejemplo de ello sería el lavarse las manos repentinamente. A diferencia de la Psicosis, el neurótico no presenta síntomas de alejamiento con la realidad y por lo tanto puede llevar una vida social aparentemente normal.

Desde el psicoanálisis se toma por causas los siguientes elementos:
Un conflicto interno entre los impulsos del ello y los temores del súper-yo.
La presencia de impulsos sexuales.
La incapacidad del yo para ayudar a la persona a superar el conflicto.
Los impulsos de la mente que al no ser negados buscan su expresión a través de la ansiedad neurótica.
Existen distintos tipos de Neurosis, los más importantes son los siguientes: Trastornos por ansiedad: fobias, crisis de angustia, trastorno obsesivo-compulsivo.
Trastornos somatoformes: hipocondría, dolor somatoforme, trastorno de somatización.
Trastornos disociativos: trastorno de identidad disociativo, amnesia psicógenas, trance y posesión.
Trastornos afectivos.
En conclusión, la Psicosis y la Neurosis son enfermedades mentales que afectan a gran parte de la población sin que nos percatemos de ello. Su diferencia principal es que mientras que en la Psicosis el individuo se exilia de la realidad y se construye una propia, el enfermo neurótico no, acepta la realidad aunque esto suele provocarle angustia y ansiedad.

martes, 19 de junio de 2012

Neuropsicología


La neuropsicología la podemos definir como una ciencia de unión de diversas ramas de investigación, como la lingüística, la antropología, la psicología y las neurociencias en su afán de establecer vínculos entre mecanismos neurológicos, actividades motrices, perceptuales y mentales. También es parte activa de los adelantos de la psicología y las ciencias cognitivas en cuanto a comprensión de las operaciones mentales que es capaz de realizar el sistema nervioso.

La neuropsicología es el área de la psicología que se ocupa de las relaciones cerebro-conducta, representando una aplicación genuina del enfoque biopsicosocial a la comprensión de la mente humana. Se diferencia de otras especialidades básicamente en tres aspectos:

En el tipo de población atendida: personas con disfunciones cognitivas, trastornos de la conducta o problemas funcionales en las que se sospecha la afectación del sistema nervioso central. Por ejemplo, esquizofrenia, demencia, lesión cerebral adquirida, enfermedades genéticas y neurológicas, intoxicaciones, hiperactividad, SIDA, cáncer, toxicomanías, etc.
En los problemas tratados: lesiones o disfunciones del cerebro.
En los procedimientos y técnicas empleadas: tests neuropsicológicos, pruebas de neuroimagen y terapias psicológicas (modificación de conducta, neurorrehabilitación, terapia familiar, etc.).

Funciones del neuropsicólogo
El diagnóstico clínico del funcionamiento cognitivo, conductual y emocional mediante pruebas estandarizadas.
Tratamiento: mediante técnicas psicoterapéuticas y procedimientos de rehabilitación, ayudando al paciente a que retorne a un nivel de funcionamiento normal después de la enfermedad o lesión o, en su caso, para que disfrute de una calidad de vida adecuada.
Consejo y asesoría: orientando a enfermos, familiares, personal sanitario y asistencial.

Ámbitos de actuación del neuropsicólogo
Centros geriátricos: centros de día y residencias.
Departamentos de neurología, unidades de memoria y de demencias.
Empresas farmacéuticas: determinación de niveles de neurotoxicidad de fármacos.
Equipos de salud mental.
Psicología forense: determinación de daño corporal (lesiones cerebrales).
Psicología infantil.