Costumbres

Apurados por una situación u otra se nos va el tiempo y la vida y cuando nos damos cuenta ya es tarde para volver atrás. Nos acostumbramos... a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sea el exterior a través de las ventanas que nos rodean. Y como estamos acostumbrados a tener sólo esa vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera. Y como no miramos para afuera nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.

Y porque no abrimos completamente las cortinas nos acostumbramos a encender más temprano la luz. Y a medida que nos acostumbramos a vivir con la luz encendida, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud del espacio que nos rodea. Nos acostumbramos... a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar rápido el café porque estamos atrasados. A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto y despacio una buena comida. A salir del trabajo cuando ya cae la noche.

A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido realmente el día. Nos acostumbramos... a esperar un "no puedo" en el teléfono. A sonreír sabiendo que no vamos a recibir una sonrisa de vuelta. A ser ignorados cuando precisamos ser vistos. Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y si en el fin de semana no hay mucho o no encontramos qué hacer, vamos a dormir temprano, y nos acostumbramos a quedar satisfechos con eso porque siempre tenemos sueño atrasado. Nos acostumbramos a ahorrar vida que poco a poco igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados a correr por cualquier cosa, nos perdimos de vivir. Alguien dijo:

"La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja"