Es un trastorno conocido como la 'depresión de otoño', una alteración afectiva estacional que comienza con el otoño y que puede durar hasta bien entrado el invierno.
Afecta gravemente a un cinco por ciento de la población, pero los psicólogos consideran de que una forma u otra la depresión de otoño perturba a casi un 30% de los ciudadanos y es la primera causa de absentismo laboral e incluso de suicidios.
Las mujeres son más proclives que los hombres a sufrir esta patología. Y en especial las que tienen entre 20 y 40 años. Las cifras de pacientes aumentan en los países con menos horas de luz solar durante la época invernal.
Los síntomas son claros
Empieza con una tristeza continua del individuo, falta de interés por todo lo que le rodea, insomnio o todo lo contrario, necesidad de dormir a todas horas. Mal carácter, irritabilidad y necesidad de aislamiento social.
En algunas ocasiones el paciente desarrolla falta de deseo sexual, unido a trastornos en la alimentación. Las personas que sufren la depresión de otoño o bien dejan de comer o comen a todas horas.
Otro de los indicios claros es la necesidad de comer chocolate y dulces continuamente.
Falta de luz
Los psiquiatras consideran esta tristeza de otoño dentro del grupo de las depresiones endógenas. La causa se encuentra en nosotros mismos y nuestro organismo, dependiendo de la luz solar existente, el cerebro envía órdenes a ciertas hormonas, sobre todo la melatonina, que se encargan de regular el sueño, la temperatura corporal o la sensación de hambre. La producción de la melatonina es mayor con la reducción de horas de luz, y a la vez disminuye la cantidad de serotonina, otra hormona que tiene que ver con el estado de ánimo.
El trastorno otoñal viene provocado por una alteración de los ritmos vitales o circadianos que tienen que ver con la regulación de los ritmos sueño-vigilia y la reducción de horas solares.
La luz natural activa la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina, que son los neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz su actividad disminuye y la transmisión de mensajes químicos entre las células es deficitario, lo que lleva a un estado de tristeza, melancolía y en ocasiones, a un cuadro depresivo que puede convertirse en grave.
La luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, la hormona responsable de las emociones y el control biológico del organismo en función del día y la noche, así como los cambios de estación del año. Por lo tanto, si la luz disminuye, como ocurre en otoño, se produce un desequilibrio entre las hormonas que afecta de forma directa a nuestro sistema emocional.
Tratamiento:
Son muchos los pacientes que recurren a los recursos naturales, los expertos consideran que una buena alimentación es clave para poder superar una depresión de otoño.
Pero lo que esta claro es que la depresión otoñal se supera con un clima soleado. Por ello, una medida a tener en cuenta, para quien pueda y padezca este trastorno, es trasladarse en invierno a zonas con mayor número de horas de luz ambiental.
Afecta gravemente a un cinco por ciento de la población, pero los psicólogos consideran de que una forma u otra la depresión de otoño perturba a casi un 30% de los ciudadanos y es la primera causa de absentismo laboral e incluso de suicidios.
Las mujeres son más proclives que los hombres a sufrir esta patología. Y en especial las que tienen entre 20 y 40 años. Las cifras de pacientes aumentan en los países con menos horas de luz solar durante la época invernal.
Los síntomas son claros
Empieza con una tristeza continua del individuo, falta de interés por todo lo que le rodea, insomnio o todo lo contrario, necesidad de dormir a todas horas. Mal carácter, irritabilidad y necesidad de aislamiento social.
En algunas ocasiones el paciente desarrolla falta de deseo sexual, unido a trastornos en la alimentación. Las personas que sufren la depresión de otoño o bien dejan de comer o comen a todas horas.
Otro de los indicios claros es la necesidad de comer chocolate y dulces continuamente.
Falta de luz
Los psiquiatras consideran esta tristeza de otoño dentro del grupo de las depresiones endógenas. La causa se encuentra en nosotros mismos y nuestro organismo, dependiendo de la luz solar existente, el cerebro envía órdenes a ciertas hormonas, sobre todo la melatonina, que se encargan de regular el sueño, la temperatura corporal o la sensación de hambre. La producción de la melatonina es mayor con la reducción de horas de luz, y a la vez disminuye la cantidad de serotonina, otra hormona que tiene que ver con el estado de ánimo.
El trastorno otoñal viene provocado por una alteración de los ritmos vitales o circadianos que tienen que ver con la regulación de los ritmos sueño-vigilia y la reducción de horas solares.
La luz natural activa la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina, que son los neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz su actividad disminuye y la transmisión de mensajes químicos entre las células es deficitario, lo que lleva a un estado de tristeza, melancolía y en ocasiones, a un cuadro depresivo que puede convertirse en grave.
La luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, la hormona responsable de las emociones y el control biológico del organismo en función del día y la noche, así como los cambios de estación del año. Por lo tanto, si la luz disminuye, como ocurre en otoño, se produce un desequilibrio entre las hormonas que afecta de forma directa a nuestro sistema emocional.
Tratamiento:
Son muchos los pacientes que recurren a los recursos naturales, los expertos consideran que una buena alimentación es clave para poder superar una depresión de otoño.
Pero lo que esta claro es que la depresión otoñal se supera con un clima soleado. Por ello, una medida a tener en cuenta, para quien pueda y padezca este trastorno, es trasladarse en invierno a zonas con mayor número de horas de luz ambiental.
1 comentario:
sabes que particularmente, el otoño y la primavera son mis mas adoradas estaciones, el otoño me gusta por ese dorado que empieza a tener toda la naturaleza, por ese solsito tibio, y la primavera, bueno, el estallido de colores y la llegada de las golondrinas...bueno, me fui de mambo jaja
pero para nada me deprime, por suerte
saludos!
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