Existen hombres y mujeres que parecen haber nacido para manejar las dificultades.
Al caer, aprendemos a caminar. Hay personas que en presencia de un terremoto, fuego, accidente o una perdida de un ser querido, se sobreponen, reaccionan tempranamente y comienzan a actuar para enfrentar la situación y resolver el problema.
Plantearnos el dilema de sí esta conducta es innata o aprendida seria un tema para desarrollar en otro momento. Lo cierto es que todos podemos comportarnos adecuadamente frente a las dificultades y los diferentes eventualidades que se presentan en la vida, si nos preparamos para ello.Lo primero que tenemos que saber es que estos hechos ocurren y que algunos nos tocaran. Las estadísticas nos enseñan que todo ser humano tiene probabilidades de sufrir un accidente o hallarse en medio de un movimiento telúrico, maremoto, deslave, inundación, huracán o algún fenómeno de esta naturaleza. Suceden igualmente incendios, choques, asaltos y otros tipos de desgracias.Debemos aceptar el hecho de que al menos alguna de estas circunstancias podríamos presenciarla en nuestra vida.
Una vez que estamos conscientes de esto, el segundo paso es saber ¿Qué hacer para controlar la desbordada emoción durante el momento de una situación comprometida?Lo normal es que perdamos el control emocional porque el miedo o el dolor nos paralizan, no nos dejan pensar ni actuar racionalmente. En medio de una crisis, en nuestro cerebro ocurren millones de descargas eléctricas que reclutan a todas nuestras neuronas. Tenemos entonces que apelar al pensamiento y la razón. Para eso contamos hasta diez o cuanto sea necesario y comenzamos a respirar lentamente, inhalando por la nariz y exhalando el aire por la boca. Así logramos que dos áreas de nuestro cerebro paren y dejen de emitir impulsos nerviosos incontrolados. Poco a poco las neuronas "serenas" van a ir reclutando a las "nerviosas" y nos tranquilizaremos y sosegaremos, lo cual nos llevara a aclararnos.
En tercer lugar, ya despejados, hagamos un diagnostico de la situación. Una evaluación de los daños, perjuicios, agravios, pérdidas o incidencias de lo acontecido.
Por último, fijemos objetivos y planifiquemos para recuperarnos, mejorar y progresar.
Obviamente que no es fácil la situación, reponernos y poder pensar, hacer un diagnostico, evaluar, fijar objetivos, planificar para la recuperación, dichas suenan fácil, ante una situación de shock nada resultara rápido y efectivo. Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta.
Luego ejecutemos los planes para alcanzar las metas previstas. Recordemos, que las cosas se hacen... Cuando se hacen.
Al caer, aprendemos a caminar. Hay personas que en presencia de un terremoto, fuego, accidente o una perdida de un ser querido, se sobreponen, reaccionan tempranamente y comienzan a actuar para enfrentar la situación y resolver el problema.
Plantearnos el dilema de sí esta conducta es innata o aprendida seria un tema para desarrollar en otro momento. Lo cierto es que todos podemos comportarnos adecuadamente frente a las dificultades y los diferentes eventualidades que se presentan en la vida, si nos preparamos para ello.Lo primero que tenemos que saber es que estos hechos ocurren y que algunos nos tocaran. Las estadísticas nos enseñan que todo ser humano tiene probabilidades de sufrir un accidente o hallarse en medio de un movimiento telúrico, maremoto, deslave, inundación, huracán o algún fenómeno de esta naturaleza. Suceden igualmente incendios, choques, asaltos y otros tipos de desgracias.Debemos aceptar el hecho de que al menos alguna de estas circunstancias podríamos presenciarla en nuestra vida.
Una vez que estamos conscientes de esto, el segundo paso es saber ¿Qué hacer para controlar la desbordada emoción durante el momento de una situación comprometida?Lo normal es que perdamos el control emocional porque el miedo o el dolor nos paralizan, no nos dejan pensar ni actuar racionalmente. En medio de una crisis, en nuestro cerebro ocurren millones de descargas eléctricas que reclutan a todas nuestras neuronas. Tenemos entonces que apelar al pensamiento y la razón. Para eso contamos hasta diez o cuanto sea necesario y comenzamos a respirar lentamente, inhalando por la nariz y exhalando el aire por la boca. Así logramos que dos áreas de nuestro cerebro paren y dejen de emitir impulsos nerviosos incontrolados. Poco a poco las neuronas "serenas" van a ir reclutando a las "nerviosas" y nos tranquilizaremos y sosegaremos, lo cual nos llevara a aclararnos.
En tercer lugar, ya despejados, hagamos un diagnostico de la situación. Una evaluación de los daños, perjuicios, agravios, pérdidas o incidencias de lo acontecido.
Por último, fijemos objetivos y planifiquemos para recuperarnos, mejorar y progresar.
Obviamente que no es fácil la situación, reponernos y poder pensar, hacer un diagnostico, evaluar, fijar objetivos, planificar para la recuperación, dichas suenan fácil, ante una situación de shock nada resultara rápido y efectivo. Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta.
Luego ejecutemos los planes para alcanzar las metas previstas. Recordemos, que las cosas se hacen... Cuando se hacen.
2 comentarios:
ES PARALIZANTE ANTE U HECHO QUE NOS TOCA MUY DE CRECA SE PIERDE OBJETIVIDAD,PERO SUELE VENIR,YO,POR MEDIO DE LA FE,EL PENSAMIENTO ESCLARECEDOR!!
He vivido innumerables situaciones extremas., he perdido cosas materiales que me eran muy preciadas.,de todo salgo, a todo me enfrento.Pero la pèrdida de mis seres queridos, me paraliza completamente,me destruye,y,vivo en eterna nostalgia de mejores dìas.Besos tomson.
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