jueves, 10 de diciembre de 2009

Psicopatológias


La memoria es una de las facultades superiores del ser humano. Está considerado así desde tiempos inmemoriales, ya que la conservación y posterior uso de este compendio de saberes ha sido siempre un verdadero reto para la humanidad. Somos, en gran parte, herencia de lo que fueron nuestros antecesores, y para tomar muchas decisiones, consciente o inconscientemente, recurrimos a nuestra memoria, es decir, lo que pensamos, hicimos o vivimos con anterioridad.

Un individuo sin memoria es como un ser a la deriva, con gran riesgo de inadaptación social así como de aislamiento. Un grave problema es el no recordar o el hacerlo solo en escasa medida. Sin embargo, quién no ha oído alguna vez que la memoria es la inteligencia de los torpes. Este menosprecio y grave error está vinculado a ciertos métodos de estudio basados en el almacenamiento mecánico, de forma indiscriminada y sin intención de entendimiento de lo que se está memorizando. Al margen de este concepto errado, podemos afirmar que la memoria, ligada a la inteligencia y estimulada convenientemente, resulta imprescindible en nuestra vida, basada en una toma de decisiones en la que no solo interviene la intuición sino también la capacidad de pensar, unida a la reflexión que necesita a su vez a los recuerdos, recientes y lejanos, precisamente mediante la memoria. La memoria conserva el pasado y lo actualiza en el presente.

Constantemente estamos fijando y evocando datos. Por la memoria existe la historia y el hombre tiene una de sus esencias: la historicidad. De todo esto se puede concluir, la importancia que tiene el conocer las causas así como posibles tratamientos de las distintas patologías asociadas a la memoria.

Amnesia y sus diferentes tipos, y temporalidades, temporal o permanente. El caso de la enfermedad de Alzheimer, que es una de las causas de amnesia permanente más frecuente en la sociedad actual.

Podemos definir a la Amnesia como la incapacidad total o parcial de registrar, retener o evocar información.
Amnesia Total, el individuo pierde la memoria completamente, se olvida de su vida. Bergson decía que: “...sin memoria no tengo experiencia, ni educación, ni me acuerdo lo que quiero mostrar...”. En consecuencia, sin memoria no hay carácter ni personalidad ni persona.
Amnesia Parcial, el individuo olvida un corto periodo de tiempo, desde un punto hacia atrás o adelante. Este tipo de amnesia se da con frecuencia después de ataques como la epilepsia o la histeria.

Amnesia Lagunar, el afectado olvida lo que pasó antes de un hecho traumático, tomando solo episodios o periodos, y de acuerdo con el tipo de memoria que se implique, tendremos la distinción entre: anterógrada o retrógrada.

La amnesia anterógrada, también llamada Amnesia de fijación, se refiere a la incapacidad para aprender nueva información tras la aparición del trastorno normalmente orgánico que dio lugar a la amnesia. Olvida al mismo ritmo que se suceden los acontecimientos. Afectará por definición a la memoria de corto plazo, conservando no obstante los recuerdos anteriores a la enfermedad.

Por contra, la amnesia retró­grada es el olvido de lo sucedido en el periodo previo a la enfermedad. Es la afectación de la capacidad de evocar información y sucesos bien establecidos antes del inicio de la enfermedad. En el último lugar los más remotos recuerdos de la infancia. Puede abarcar incluso períodos de quince años antes del episodio. El síndrome amnésico puede acompañarse de apatía, falta de iniciativa y espontaneidad.

No podemos pensar que el correlato neural de las funciones mentales sea un elemento simple o un aspecto aislado de la organización cerebral. Sino que un proceso mental, como es el de la Memoria, descansa en la actividad de un sistema cerebral complejo, constituido por múltiples componentes que deben ser estudiados a diferentes niveles.

Enfermedad de Alzheimer
Corresponde a lo que se llamó “Arteriosclerosis cerebral”. La enfermedad de Alzheimer se llama así en recuerdo de Alois Alzheimer, un médico alemán que, en 1906, describió los síntomas de la enfermedad en el cerebro de una mujer, de unos cincuenta años, que padecía de lo que parecía ser una enfermedad mental.

La pérdida de memoria es un síntoma frecuente del envejecimiento normal llamado olvidos benignos de la senectud, y definido operacionalmente como deterioro de memoria asociado a la edad, pero también puede corresponder al estado inicial de una demencia. El Alzheimer es una circunstancia médica que perturba el funcionamiento del cerebro, y que afecta a aquellas partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Se trata de una enfermedad progresiva que se desarrolla en fases –por norma general, desde su inicio a los últimos estadios, el periodo de tiempo medio es de cinco años-, destruyendo gradualmente la memoria, el raciocinio, el juicio, el lenguaje y, con el tiempo, la habilidad para llevar a cabo incluso las tareas más sencillas.

Su inicio es, generalmente, con fallos en la memoria de corto plazo. Aparecen en esta etapa, los primeros problemas en las facultades intelectuales. Así, antes de saber el diagnóstico, se va a criticar al paciente de descuidado, comete errores que lo perjudican a él o a su familia, se siente incapaz de cumplir con sus obligaciones.

En la segunda etapa, el problema en la corteza cerebral determina que aparezcan trastornos del lenguaje, con dificultad para comprender textos complejos, para evocar palabras, distorsión de las palabras así como pérdida de habilidades. Esto incluye asimismo la pérdida de orientación espacial, trastornos de cálculo, torpeza motora, incluso pierden la capacidad para vestirse o asearse sin ayuda. A todo esto y debido a ello, se pueden agregar cuadros de depresión e ideas delirantes de perjuicio o celos. Paulatinamente, se irá perdiendo la agilidad y el control de esfínteres, hasta que en la tercera etapa el paciente queda postrado en cama. Es necesario alimentarlo y asearlo como si fuera un lactante. La enfermedad de Alzheimer generalmente conduce a la muerte al cabo de unos siete a diez años, pero puede progresar más rápida o más lentamente -tan poco como tres años y tanto como quince.

Con respecto a la enfermedad de Alzheimer, hoy en día está demostrado que no se puede curar ni es posible restaurar las funciones deterioradas. Es posible retardar su progreso pero no detenerla. El tratamiento va destinado a retardar la evolución de la enfermedad, a manejar los problemas de conducta, la confusión y la agitación, a modificar el ambiente del hogar y, lo más importante, a ofrecer apoyo a la familia. A medida que la enfermedad evoluciona puede causarle más daño a la familia que al paciente en sí.

Actualmente, se dispone de importantes desarrollo tales como Técnicas de investigación de la función cerebral, que permite describir de forma muy detallada la estructura y función del cerebro; Mejor conocimiento de los componentes y procesos psicológicos que participan en las habilidades cognitivas como es el lenguaje, la lectura, el reconocimiento o el recuerdo, como resultado del desarrollo de la Psicología Cognitiva; y por último, el desarrollo de la computación que ha abierto mayores posibilidades para la modelización de las funciones cognitivas.

No hay comentarios: