El temor y la ansiedad son debidos no solo por los estímulos reales, sino también por ideas o imágenes que creemos anticipan el encuentro con lo deseado. Digamos qué la fuente de temor como las fobias es conocido, en cambio la fuente de temor se desconoce en la ansiedad, lo que las une es que están dirigidas al futuro. Las reacciones están condicionadas por suposiciones como: subir al ascensor y sentir miedo a quedar atrapada, sentire miedo al hablar con un desconocido.
Estos pensamientos y las imágenes asociadas que conforman la ansiedad anticipatoria logran activar sensaciones somáticas negativas, más o menos intensas, volviendo actual el temor potencial. Por lo tanto, terminan siendo conclusiones confirmatorias sobre las consecuencias temidas y resultan de alto poder emotivo, activando conductas de evitacion de la confrontacion con el objeto temido y el consiguiente alivio sintomático. Aquello que se quiere evitar, en estos casos será el sentir miedo, puede desencadenarse realmente como consecuencia de esta actividad anticipatoria.
Este estado preparatorio del temor, ansiedad propiamente dicha, desorganiza el comportamiento de modo que al estar en la situacion real se producen las consecuencias que se buscaba evitar. Una persona con ansiedad social, por ejemplo, podrá anticipar que se ruborizará cuando hable con una joven que le gusta, piensa que no sabrá que decir o tartamudeará. Esta anticipacion negativa activa las respuestas de la ansiedad, las que se harán progresivamente más intensas al acercarse a la situacion. La ansiedad perturbará la coordinación motora, obnubilará el pensamiento o producirá temblor de modo que la consecuencia temida, anticipada, como ruborizarse, balbucear o tartamudear, y de esta forma se cumplira lo que no queriamos que pase.
El principal peligro de los trastornos de ansiedad radica, en la cronicidad que en muchos casos lleva a pensar que todas las situaciones son peligrosas o potencialmente dañinas. Por eso, y aunque las sensaciones o mociones son adaptativas, y preparan para la acción, es importante establecer la diferencia entre la amenaza que acecha en el marco de la cual también es fundamental reconocer cuándo se trata de cuestiones concretas y del plano real o bien inventadas o exageradas, y los medios que se tienen para hacerle frente.
Esta es la diferencia fundamental entre ansiedad normal y la patológica.
Ansiedad Normal Se manifiesta en episodios poco frecuentes, su intensidad suele ser leve o media, con duración limitada. Básicamente responde frente a un estímulo o situación estresante claramente detectable. No interfiere con la vida cotidiana de las personas.
Ansiedad Patológica Se manifiesta reiteradamente, su intensidad es elevada y de prolongada duración. Consiste en una reacción desproporcionada frente a un estímulo o situación estresante, e interfiere significativamente con la vida de quien la padece, incapacitándolo cada vez más, por lo cual, requiere tratamiento específico.
Utilizar la psicología para salsear nuestras necesidades espirituales es pedirle a la psicología que se haga cargo de aquello que como ciencia no conoce y no maneja. Jorge Bucay
2 comentarios:
EL MIEDO , EL TEMOR ES EL LADRON DE LA FELICIDAD
Hola amiga, es verdad es el ladron de las sonrisas.
Besos!!!!
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