En todo el mundo se habla de la crisis económica que estamos viviendo y en efecto, de una u otra forma, nos afecta individualmente, así como a nuestro entorno familiar. El primer factor que nos preocupa es la falta de recursos para cubrir nuestros presupuestos. Ya sea porque nos quedamos sin empleo, por la inflación, por la merma de nuestros ahorros en bienes que ahora valen menos o porque la empresa que teníamos no produce igual que antes o estamos en pérdida.
Esta situación se traduce en una permanente incertidumbre, además del estrés por las preocupaciones derivadas de la insolvencia. Lo cual a su vez nos hace estar de mal humor, frustrados y propensos a reaccionar con rabia contra los demás, como mecanismo de defensa interno. Lo peor es que peleamos y tenemos conflictos con nuestros seres queridos sean familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Si dejamos que las cosas ocurran “Tal como vienen” estaremos a merced de las circunstancias y lo único que lograremos es agravar el cuadro. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias difíciles es ¡No hacer nada!
Debemos prepararnos para lo más desfavorable y ponernos en acción para lograr el mejor escenario posible. Lo primero es abandonar la incertidumbre, lo cual alcanzaremos si nos fijamos metas ante las posibles eventualidades.
Para intentar recuperar parte de ese buen humor que antes de que viniera la crisis teníamos, lo primero que debemos hacer es tranquilizarnos un poco, ser positivos y refugiarnos en aquellas cosas que nos hagan ser optimistas y ponernos alegres. Mantener esta actitud no va a solucionar la crisis, pero nos ayudará a llevarla mejor y sobre todo a vivir nuestra vida y a disfrutarla.
Los especialistas han dictaminado que las crisis ayudan a crecer personalmente a las personas, a aprender y sobre todo darnos cuenta de los errores que hemos cometido para no volverlos a equivocarnos. Este es un momento difícil, en el que el miedo nos puede llevar a realizar acciones poco acertadas y en el que tenemos que estar más fuertes que nunca para no caer en depresiones.
Los especialistas han dictaminado que las crisis ayudan a crecer personalmente a las personas, a aprender y sobre todo darnos cuenta de los errores que hemos cometido para no volverlos a equivocarnos. Este es un momento difícil, en el que el miedo nos puede llevar a realizar acciones poco acertadas y en el que tenemos que estar más fuertes que nunca para no caer en depresiones.
También han creado una lista de cosas que no deberíamos hacer en tiempos de crisis, de las que destacan: el no amargarse la vida con los problemas económicos, no guiarse por los rumores y lo que dice la gente, evitar comprar compulsivamente y siempre comparando precios.
Los trastornos más habituales que las crisis económicas pueden originar son: trastornos de sueño, episodios de ansiedad, angustia, falta de apetito, dolores musculares, de cabeza, estrés, y el peor de todos, depresión.
Entre los adolescentes pueden aparecer problemas de ausentismo escolar, la preocupación que sus padres les transmiten con los problemas económicos hacen que se agobien y que decidan dejar los estudios y dedicarse a buscar trabajo o a otras actividades menos productivas.
Las visitas a los psicólogos han aumentado en este tiempo de crisis económica. Esto es debido a que la función de los psicólogos en estos momentos es la de dar apoyo a los pacientes, que no se sientan solos, saber que alguien los escucha y apoya. La gravedad de las crisis económicas llega hasta tal punto que puede desectructurar y romper familias enteras por los agobios entre los padres y adolescentes que se enfrentan por la imposición de normas y límites.
Las personas deberían mantener la calma en estas situaciones, no deberían alarmarse, pero todo esto es complicado ya que los problemas económicos son los que más preocupan a las personas ya que de la economía depende su modo de vivir y de subsistir y es lógico que las personas se muestren de esta forma en estos tiempos. De todos modos, lo que debemos hacer es tranquilizarnos un poco y pensar en que todo se va a solucionar muy pronto, no encerrarnos, hacer una vida tranquila, con pensamiento positivo, controlando los gastos.
Los trastornos más habituales que las crisis económicas pueden originar son: trastornos de sueño, episodios de ansiedad, angustia, falta de apetito, dolores musculares, de cabeza, estrés, y el peor de todos, depresión.
Entre los adolescentes pueden aparecer problemas de ausentismo escolar, la preocupación que sus padres les transmiten con los problemas económicos hacen que se agobien y que decidan dejar los estudios y dedicarse a buscar trabajo o a otras actividades menos productivas.
Las visitas a los psicólogos han aumentado en este tiempo de crisis económica. Esto es debido a que la función de los psicólogos en estos momentos es la de dar apoyo a los pacientes, que no se sientan solos, saber que alguien los escucha y apoya. La gravedad de las crisis económicas llega hasta tal punto que puede desectructurar y romper familias enteras por los agobios entre los padres y adolescentes que se enfrentan por la imposición de normas y límites.
Las personas deberían mantener la calma en estas situaciones, no deberían alarmarse, pero todo esto es complicado ya que los problemas económicos son los que más preocupan a las personas ya que de la economía depende su modo de vivir y de subsistir y es lógico que las personas se muestren de esta forma en estos tiempos. De todos modos, lo que debemos hacer es tranquilizarnos un poco y pensar en que todo se va a solucionar muy pronto, no encerrarnos, hacer una vida tranquila, con pensamiento positivo, controlando los gastos.
"Un mar calmado no hace buenos marineros"
“Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él”.
Madre Teresa de Calcuta
“Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él”.
Madre Teresa de Calcuta
2 comentarios:
Me encantó tu forma de resaltar la importancia del optimismo...eso si...lo de dios...ya de cada uno, prefiero pensar que soy ''victima de mis circunstancias'' que son las que han creado la gente que esta en el poder
Todo de alguna manera esta convulsionado, debemos más que nunca tener calma, pensamiento positivo, para ayudarnos y tender una mano a quien lo necesite.
Besos buena vida!!!
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