La
dependencia emocional se produce cuando una persona siente y cree que no puede
vivir sin otra, y deja en manos de su pareja, la toma de decisiones de prácticamente todas
las áreas de su vida.
Además,
busca agradar excesivamente, haciendo cualquier cosa por obtener la aprobación
de los demás, esto incluye, soportar humillaciones y malos tratos.
El origen
suele ser la falta de aprobación (¡haces
todo mal!), de amor (si no haces eso
no te querré más) o de valoración (¡mis hijos sólo puede obtener notas
perfectas en la escuela!) cuando éramos pequeños, lo que genera adultos
sumisos, dependientes y demasiado complacientes. Por lo general, una persona
criada de este modo busca a alguien que le repita el mismo patrón con el que
creció, es lo que tuvo en su hogar.
Hay ciertas características que suelen presentarse en las personas que sufren este tipo de dependencia:
Temor
desmedido a la soledad, que hace que en caso de una ruptura, enseguida se
busque otra pareja con características similares.
La
necesidad imperiosa de aprobación y de afecto, a cualquier costo. Sólo se
sienten validados si agradan y hacen felices a otros, aún a costa de sus
propios deseos y necesidades.
Se
sienten responsables (o culpables) por la felicidad (o la falta de ella) de
quienes les rodean.
No pueden
tolerar el rechazo, por eso no dicen lo que realmente piensan, e incluso hacen
cosas contrarias a sus creencias para no ofender a nadie. Precisan la opinión
positiva de otros para lograr su propia autoestima.
Creen que
la sumisión evita el abandono.
Lógicamente,
como en toda interrelación entre personas, las dos partes tienen su
responsabilidad. Quien depende, espera de algún modo que el otro le solucione
conflictos intrapersonales (internos) irresueltos, que cubra todas sus
carencias, la mayoría, emocionales y de larga data, tal vez incluso que cambie
y deje esa manera de ser tan poco demostrativo, egocéntrico, irrespetuoso,
infiel por ejemplo.
El
dependiente relega sus necesidades a un segundo plano, lo que secretamente
resiente. Suelen agobiar a sus parejas con demandas de atención desmedida, al
punto de hacer escenas de celos o de invadir su privacidad.
Quienes
generan dependencia en su pareja también tienen su grado de responsabilidad.
Quieren tener gente al lado que baile al compás de su música (descartando o
menospreciando la ajena), buscan tener el control sobre la otra persona (serán
más o menos permisivos, pero no darán libertad de acción). Suelen ser
manipuladores y narcisistas, y tener un ego exacerbado.
Si dejas
que otra persona maneje tu vida, y sientes que relegas tus necesidades en
función de los demás, sistemáticamente, sin darte tu lugar, probablemente
formes parte de una relación de dependencia emocional. Una cosa es pedir ayuda
y aceptarla cuando la necesitamos, otra es no poder tomar decisiones
importantes de manera personal, estar pendiente de qué decimos o hacemos para
no enojar al otro, pensar que sin esa persona nuestra vida no tendría sentido.
Compartir
la vida en un terreno de igualdad es hermoso, someter o ser sometido, una
tortura que implica infelicidad asegurada. Para salir de una relación como la
que describí, es esencial que la persona quiera realmente modificar esta
realidad, asuma los riesgos que eso puede implicar (cambios en su relación de
pareja actual, que pueden culminar en una ruptura), sepa que existe y es bien
posible acceder a la felicidad emocional, que mucha gente ha dejado esta manera
de ser atrás, e iniciar un tratamiento con un profesional responsable. Tu
equilibrio es valioso.
2 comentarios:
HAY MUJERES QUE SON SUMISAS, PIERDEN SU DIGNIDAD, PERO A COSTA DE SU LIBERTAD
Si es verdad amiga, por necesidad algunas mujeres caen en esa dependencia, otras por comodidad a pesar de todo lo que les toca vivir.
Un beso buen finde!!!!!!
Publicar un comentario