"La confesión pública le hace bien al alma"
La culpa es un sentimiento que nace en nosotros como consecuencia de algo que hicimos o dijimos.
Cada uno de nosotros dirige su vida con lo que podemos llamar un código moral, de ética, o de conducta, que no es más que un conjunto de de reglas que marcan nuestro comportamiento.
Con él tratamos de conducir nuestra vida por el sendero que nos han enseñado, nuestros padres, abuelos, guía espirituales y que han ido madurando y creciendo con nosotros.
Cuando hacemos o decimos algo que va en contra de estos principios, entonces sentimos culpa o remordimientos.
La culpa que sentimos es el resultado del propio juicio, entre lo que hemos hecho y lo que creemos que deberíamos haber hecho.
Los sentimientos propios de culpa llevan a la idea de castigo y la culpa ajena, a la venganza.
El psicoanálisis ha revelado que cargamos con la culpa para no sentirnos impotentes. Porque la omnipotencia consiste en creer que podemos evitar todos los hechos.
Teorías sobre la culpabilidad hay muchas. Resumiendo, Freud decía que esa sensación de malestar y pena era una manera bastante humana de regular el comportamiento social, de marcar parámetros entre lo bueno y lo malo y añadía que de alguna manera nos ayudaba a ponernos límites entre lo que podemos o no hacer. Sin embargo, en la cotidianidad, la realidad es que es imposible tener ese tipo de análisis y después de haber actuado de una manera que siempre hemos imaginado como incorrecta, nos invadirá una culpa agobiante, sin duda.
Los ejemplos están por todos lados. Es común que en cualquier medio en el que nos desenvolvamos escuchemos decir "no sé por qué dije eso" o "quizá se me fue la mano, no sé cómo pedir perdón" y esta no es sino una manera bastante personal de castigarnos. Pensar todo el día en lo que ya sucedió y no se puede remediar únicamente logrará crearnos conflictos internos, personales e incluso podría ser la causa de algún tipo de depresión.
Sea conciente de sus creencias y valores, actuar fuera de ellos le creará conflictos futuros.
Reconozca sus capacidades y limitaciones, de esa manera podrá reconocer cuando ha actuado mal y también se perdonará a usted mismo.
Hágase responsable de sus actos. Si las decisiones que ha tomado afectan a los demás, actúe de tal manera que su sensación posterior sea de responsabilidad, no de culpa.
Aprenda a valorarse. Sepa que usted es capaz de decir que no cuando crea que sea necesario y que tenga la libertad de terminar con relaciones o situaciones que bajo su criterio no lo están haciendo crecer como persona.
Recuerde que no hay recetas exactas para dejar de lado el remordimiento por no haber hecho esto o aquello.
Sin embargo, la autorreflexión y la comunicación con un especialista en caso de ser necesario ayudarán a matar al juez implacable que muchos llevan dentro.
7 comentarios:
Què tema tomson¡Estoy reflexionando con tu post, todavìa no pude superar la culpa de estar viva....hasta de las discusiones con mi hermana,que ya no està,me llenan de remordimiento,y,sì, tambièn de impotencia.Què loco no?
ESTOY PASANDO UN MOMENTO MUY DIFICIL DONDE LO PREGUNTO!
que tema!!!! yo soy una mujer tan culposa!! por todo me echo las culpas, un horror...
Soy una bolsa repleta de culpa!!!! Hago terapia desde los 18 años, ya tengo 45, y sigue viva y me arruina la vida!!! Pero seguiré en la lucga xa ganarle, besos y buen finde Tomson!!! Tota.
Hola Lidia!! La autorreflexíon y la comunicación con un buen terapeuta, puede ayudar, para sacar del medio al juez implacable que uno tiene dentro. Para poder vivir en paz y armonia contigo y tu entorno. Un beso grande!!
Gallega si yo te puedo ayudar desde mi amistad conta conmigo!!! Un beso!!
Betty es muy tipico de nosotras las mujeres ser culposas! es un sello, que se hace dificil superar.
Un beso!! Buen finde Para todo el mundo!
GRACIAS QUERIDA AMIGA..
Tota hay que seguir y no bajar los brazos. Un beso!! Buen finde.
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