sábado, 14 de noviembre de 2009

Perdón



El ser humano comete errores durante toda su existencia, porque es imperfecto.
Las personas se pueden equivocar pero pueden pedir perdón.

Perdonamos a quien nos ha hecho algún daño y nos produjo sufrimiento, y nos sentimos aliviados, cuando nos perdona alguien por haberle hecho daño.La ira, el resentimiento, la aflicción, la amargura, el rencor y el desengaño provocan estrés e impactan la salud del ser humano. El sentimiento de culpa también.Cuando las personas recuerdan un episodio de desdicha o agravio aumenta la presión arterial, el pulso y el tono muscular. Mientras que al perdonar o sentirse perdonado, además de recuperarse los estándares normales de salud, las personas se sienten calmadas y tranquilas.

Todos hemos sido agredidos alguna vez de alguna forma, a veces conscientemente y otras, las menos, inconscientemente.
Las primeras heridas del alma las recibimos desde nuestro nacimiento. Nacer requiere esfuerzos y sufrimiento; y el camino de la niñez está poblado de contrariedades y dolor, pero también, en la mayoría de los casos afortunadamente, de alegría y momentos felices.

Sin embargo, acostumbramos a guardar muy ocultos dentro de nosotros mismos, los agravios. Son las manchas del alma que también contaminan el cuerpo.
El odio es la emoción que más nos destruye por dentro y por fuera. El orgullo es un pariente cercano y la soberbia es el peor de los males.

Perdonar desde el fondo del corazón, para que no haya nunca más ni resentimientos, ni odios ni venganza, es sublime; porque no sólo permite seguir viviendo normalmente con otros sino que también hace posible reanudar los vínculos perdidos, recuperar el equilibrio y recobrar la paz y la tranquilidad.

El odio y el resentimiento interrumpen el libre flujo de la vida, contamina las horas con el sabor amargo de los recuerdos que no nos permiten disfrutar, nos quita la libertad y nos enferma; porque las enfermedades son expresiones de odio y resentimiento enquistadas en el cuerpo y la depresión es un ejemplo.

Distintos autores han encontrado que después del perdón, personas que habían padecido de dolores de espalda, nauseas, insomnio, pérdida de apetito, dolores de cabeza, entre otros síntomas, dejaron de percibirlos.Perdonar es sanarse, una cura tanto psicológica como físicamente, es hacer las paces con uno mismo.

Para que el perdón sea verdadero y por tanto produzca los beneficios psicológicos y espirituales, Tiene que darse algunas cuestiones;

Inmediatez:
Antes de que se asiente el resentimiento.
Totalidad: Hay que perdonar sin reservas, todo, hasta lo aparentemente imperdonable.
Reiterado: Hasta setenta veces siete dice el Evangelio.
Realista: perdonar, no es ingenuidad. Hay que saber mirar la ofensa y otras veces el pecado como lo que son.
Humilde: Condición imprescindible para perdonar. El orgulloso no perdona realmente y si lo hace, difícilmente su perdón sea auténtico y profundo.
Generoso: Hay que estar dispuestos a lograr una “salida airosa” a quien ofendió.

"El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Usted se acuerda del frío del invierno, pero ya no tiembla porque ha llegado la primavera".

4 comentarios:

gallega dijo...

MIRA,POR RESPETO,DIRE QUE ALGUIEN ME HIZO MUCHO DAÑO,SIN EMBARGO ME LO HACIA Y NO ME SALIA EL PERDON NI EL ODIO,NUNCA SALIO NINGUNA DE LAS DOS COSAS!!

Unknown dijo...

Hola Gallega todos sabemos el porque de las cosas, es bueno de repente poder sacarlo, para poder sentir paz.
Te mando un beso Grande Buen domingo!!!!

Frasemania dijo...

yo lo supere cuando aprendí a perdonarme a mi mismo.

Unknown dijo...

Frasemania es buenisimo! es dificil de lograr ya que uno tiende a victimizarse. Saludos cordiales!!!