domingo, 29 de noviembre de 2009

La Depre


“Deprimidamente" anda la gente sin saber muy bien por qué. La depresión es una palabra dominante en nuestra cultura, contraseña que abre puertas en una sociedad que tiene miedo a llamar las cosas por su nombre. La depre está en boga y en boca de todos. Parece que quiere expresar un cierto malestar y a la vez disimularlo: estar deprimido es socialmente correcto pero estar triste o sentirse mal, no.

Esa depresión que está por todas partes no existe curiosamente como enfermedad psíquica para el Psicoanálisis. Existen ciertas personas que sufren síntomas depresivos con los cuales intentan, sin saberlo, decir algo de ellas mismas que desconocen. Ante esto podemos optar por una de estas dos actitudes: escuchar o diagnosticar. Escuchar el conflicto que encierran esos síntomas o banalizarlo con ese diagnóstico de depresión que, tan a menudo, funciona como una etiqueta universal que nos lleva a preguntarnos si no es eso, precisamente, el origen de tantos deprimidos.

Lo que se llama depresión toma varias formas. Existen estados de tristeza y de dolor por la caída de ciertos ideales, de nuestra propia imagen ideal o por la pérdida de nuestros puntos de referencia; también estados de tedio y apatía por la imposibilidad de rebelión en un mundo conformista. Distintas son esas experiencias de pérdida que atraviesa todo ser humano a lo largo de su vida, la muerte de un ser querido, un fracaso amoroso, el duelo por deber abandonar un país... A las que a menudo no les damos tiempo para que se vaya elaborando un duelo y es entonces cuando pueden traducirse por estados depresivos o por conductas autodestructivas, por ejemplo, ciertos pequeños accidentes extraños y repetidos.

La depresión se manifiesta por la inhibición o por síntomas somáticos que irrumpen de manera paradójica e inexplicable justo antes de alcanzar un objetivo importante y muy anhelado.

No hay que confundir estos síntomas depresivos con la melancolía, ese estado rigurosamente diferenciado por Freud, que se caracteriza por una sensación de vaciamiento, de invasión de la nada, de sinsentido radical, de atracción por la nostalgia, con autoreproches sádicos y fustigamientos culposos que puede llegar hasta la postración e incluso a la idealización de la muerte.

La depresión también puede servir de coartada o como cajón de sastre donde entra todo y no dice nada, un remiendo que tapa la boca por dónde podría hablar el malestar. La depresión es entonces una respuesta que pone fin al preguntar. ¿Por qué preferimos arrastrar durante años nuestra depresión, en lugar de hacer frente al conflicto que la está causando?

Si usted está deprimido: Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta inútil, desvalido, desesperanzado. Estos pensamientos y sentimientos pueden hacer que se dé por vencido. Es importante conocer que estas ideas negativas son parte de la depresión y generalmente no reflejan con exactitud su estado de ánimo. Los pensamientos negativos desaparecen conforme el tratamiento empieza a hacer efecto. Pero mientras tanto:

No se fije metas difíciles.
No espere demasiado de sí mismo, si lo hace sólo aumentará su sensación de fracaso.
Procure estar con otras personas, generalmente es mejor que estar solo.
Participe en actividades que le hagan sentirse mejor: ejercicio ligero, ir al cine, espectáculos...
No tome decisiones importantes en su vida, tales como cambiar de empleo, casarse...
No espere salir de su depresión de inmediato, rara vez sucede, ayúdese a sí mismo cuanto le sea posible y no se culpe por no encontrarse totalmente bien.

Si usted quiere ayudar a una persona deprimida, ayúdela a obtener un diagnóstico y un tratamiento adecuado. Por supuesto es igualmente importante su apoyo emocional.

Ello requiere comprensión, paciencia, consideración y ánimo. Converse con la persona deprimida y escúchela cuidadosamente. Si escucha comentarios relacionados con suicidio no los ignore coménteselos siempre al Psicólogo.

Invite a la persona deprimida a caminar a ir de excursión, al cine... insista suavemente y si su invitación es rechazada insista pero sin exigirle mucho de inmediato, eso podría aumentar la sensación de fracaso.

No acuse a la persona deprimida de aparentar enfermedades o de debilidad, ni espere que salga inmediatamente de la depresión. Sometiéndose a tratamiento, la persona deprimida, mejorará. Téngalo siempre presente y asegúrele continuamente que con tiempo y ayuda, se sentirá mejor.

En eso estoy por estos días mi esposo esta depresivo, esa es la razón por la cual no estoy muy activa con mi querido blog… Donde me encuentro con todos ustedes mis amigos virtuales.

2 comentarios:

gallega dijo...

vamos a pedir por todos y por tu esposo para que esa depresion se vaya,querida amiga!

gallega dijo...

HOLA TOMSON AMIGA QUERIDA,QUE ESTE TODO MUY BIEN CON DIOS Y JESUS!!!!!!!