La muerte ha estado presente en nuestras vidas desde hace millones de años. Es un tema límite y tabú que nos sorprende y aparece intempestivamente. Nos enfrentamos a ella con negación y resistencia; desde lo contra transferencial surgen mis propios miedos, y una especie de defensión maníaca al pensar en ella.
Hablar de Tanatologia es necesariamente referirse a la muerte y remontarnos a su etimología griega: Tánatos, era la personificación de la muerte no violenta, su venir era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, referirme al origen o historia del término, hacer una aproximación de la Tanatologia a la clínica de hoy, desde la pulsión de vida.
Hablar de Tanatologia es necesariamente referirse a la muerte y remontarnos a su etimología griega: Tánatos, era la personificación de la muerte no violenta, su venir era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, referirme al origen o historia del término, hacer una aproximación de la Tanatologia a la clínica de hoy, desde la pulsión de vida.
En lo contra-transferencial, percibía que en mi familia había dos temas innombrables: uno era el aborto y el otro la muerte. Esto no se permitía, ni siquiera por acto fallido; hay una sensación de que también la psicología hace sus acting out frente al tema, tal vez porque independiente del momento histórico en que vivamos la muerte siempre será el fin de nuestro ser y nuestra identidad desde el imaginario social.
En la sociedad de hoy, se ha avanzado significativamente en lo relacionado con los pacientes terminales. Por un lado el aporte de la ciencia médica y por otro la terapia del dolor. Sin embargo, pareciera que ambas no dan abasto en los cuidados paliativos del enfermo en su fase final. La Tanatologia como rama de la medicina se preocupa de los procesos relacionados con la muerte, por medio de un equipo interdisciplinario, asiste al paciente y a su familia antes, durante y después de la muerte del paciente, en esta última etapa, apoya a los familiares en la elaboración del duelo.
La Tanatologia ha hecho que resurja el interés y respeto por la muerte, su praxis se centra en la calidad de vida del enfermo, desde que se declara la enfermedad incurable hasta el último minuto de vida, trabajando con el paciente y sus conflictos, su transición a la muerte, sus sufrimientos y sus deseos. Esta disciplina está orientada a establecer entre el paciente terminal, su familia y el personal medico un vínculo de confianza y esperanza con la finalidad de que el enfermo tenga una muerte adecuada y digna. Una de las tareas nobles de la Tanatologia es la de darle un significado a la muerte desde la subjetividad del paciente, desde el ideal del ego de éste, mostrándole que la muerte puede ser un agente de cambio en lo que quede de vida.
Según la Tanatologia los pacientes que padecen una enfermedad terminal, pasan por cinco estadios antes de morir:
1) Rechazo y aislamiento
2) Cólera
3) Negación
4) Depresión
5) Aceptación.
Es aquí donde más sentido cobra la labor del psicoanalista y su praxis, ofreciendo al paciente un acompañamiento compasivo, comprendiendo que este sujeto necesita desprenderse de sus culpas, sus conflictos y de su sociedad que no lo preparó para vivir desde lo espiritual sino desde lo corpóreo.
El analista puede mostrar a su paciente que es capaz de resignificar su sufrimiento y rearmar su biografía a partir de ese quiebre físico, emocional y psíquico que implica saberse como sujeto terminal, que no quiere renunciar al cuerpo ni la búsqueda frenética de lo que ya tiene y que siente la falta de lo que no podrá realizar. Ojala pudiéramos comprender al enfermo terminal, reconociendo a ese otro que existe escindido entre la dualidad de morir y vivir, sucumbir y trascender, sufrir y sublimar, poseer y desapegarse. Cómo no sentirse afectado en la práctica clínica frente a un paciente moribundo.
Freud se movilizó frente al tema cuando en el siglo XIX habla de muerte, como algo que no puede ser representado en lo inconsciente, algo que probablemente nunca se elaborará completamente. Más aún, al autoanalizarse descubre cómo la muerte constituye una nebulosa en su psiquis. Entonces es necesario trabajar con el individuo en su posición de sujeto terminal, entendiendo la ecuación patológica sociedad-hombre-vida, donde la muerte queda fuera del mundo cotidiano, real, y el sujeto le teme a la muerte igual como le teme a la vida. Es necesario vivir y morir un poco cada día, recuperar en lo que quede de vida el deseo de encontrar las posibilidades en ellos mismos, todo lo que buscan los pacientes en el mundo externo lo encontrarán en su Yo vívido desde el amor, en un alter que muere para la sociedad y no para si mismo.
El paciente necesita vivir su proceso de muerte, no explicárselo. La palabra carece de sentido dando paso a la experiencia subjetiva, entonces, se asume con dignidad la tarea última y más importante: morir.
Probablemente hay dos cosas que un paciente terminal no necesita recuperar: su narcisismo y sus mecanismos de defensa. Ya no va a andar por la vida agradando a otros y menos retando a la propia muerte diciéndole que no le va a ganar. El cuerpo del paciente se prepara para el momento final al igual que el psiquismo; es casi un escenario de ensayo y error.
Encontrarse con pacientes irreverentes, coléricos e intransigentes y esto tiene sentido, la muerte les está poniendo límites que el yo y sus defensas no pueden tolerar, por eso hay que entender sus descargas y hablar hasta el cansancio de la muerte con el paciente y sus familiares.
La Tanatologia en la psicoterapia probablemente ayude al sujeto terminal, a desprenderse de la explicación del por qué nos toca la muerte, para dar lugar al para qué nos toca la muerte.
Es quizás en ese momento cuando acepta su vida verdadera, sin máscaras., sin defensas ni resistencias: ya no hay dualidades por lo tanto desaparece el conflicto, vida y muerte son lo mismo al igual que amor y odio.
Freud se movilizó frente al tema cuando en el siglo XIX habla de muerte, como algo que no puede ser representado en lo inconsciente, algo que probablemente nunca se elaborará completamente. Más aún, al autoanalizarse descubre cómo la muerte constituye una nebulosa en su psiquis. Entonces es necesario trabajar con el individuo en su posición de sujeto terminal, entendiendo la ecuación patológica sociedad-hombre-vida, donde la muerte queda fuera del mundo cotidiano, real, y el sujeto le teme a la muerte igual como le teme a la vida. Es necesario vivir y morir un poco cada día, recuperar en lo que quede de vida el deseo de encontrar las posibilidades en ellos mismos, todo lo que buscan los pacientes en el mundo externo lo encontrarán en su Yo vívido desde el amor, en un alter que muere para la sociedad y no para si mismo.
El paciente necesita vivir su proceso de muerte, no explicárselo. La palabra carece de sentido dando paso a la experiencia subjetiva, entonces, se asume con dignidad la tarea última y más importante: morir.
Probablemente hay dos cosas que un paciente terminal no necesita recuperar: su narcisismo y sus mecanismos de defensa. Ya no va a andar por la vida agradando a otros y menos retando a la propia muerte diciéndole que no le va a ganar. El cuerpo del paciente se prepara para el momento final al igual que el psiquismo; es casi un escenario de ensayo y error.
Encontrarse con pacientes irreverentes, coléricos e intransigentes y esto tiene sentido, la muerte les está poniendo límites que el yo y sus defensas no pueden tolerar, por eso hay que entender sus descargas y hablar hasta el cansancio de la muerte con el paciente y sus familiares.
La Tanatologia en la psicoterapia probablemente ayude al sujeto terminal, a desprenderse de la explicación del por qué nos toca la muerte, para dar lugar al para qué nos toca la muerte.
Es quizás en ese momento cuando acepta su vida verdadera, sin máscaras., sin defensas ni resistencias: ya no hay dualidades por lo tanto desaparece el conflicto, vida y muerte son lo mismo al igual que amor y odio.
Es necesario, humano y profesional, saber qué es para el analista la muerte, cómo siente, piensa y actúa frente a ella desde lo real, desde esa falta de la que habló Lacan, sin recurrir a la palabra o al lenguaje, invocando al Yo que también sufre, que se afecta, que es sensible, compasivo y amoroso frente a un otro que le antecede en este viaje desconocido.
Hablar de la muerte con los pacientes no terminales también, sobretodo con ellos; se debe mostrarles que sus deseos no pueden quedarse en interpretaciones oníricas, que pueden vivir su alquimia en la vida, en el amor; esta es la única vida que conocemos en lo consciente, por eso hemos de buscar en el análisis de lo inconsciente aquello más deseado para poder cumplirlo en el aquí y el ahora.
A los pacientes: no esperen estar en la posición de muerte, para comenzar a vivir.
2 comentarios:
EXCELENTE LO ULTIMO.,MIRA MI MAMITA ESTABA YA EN LA ULTIMA RESPIRACION,NOSOTROS Y MI HERMANA LLORABA,MI MADRE ABRIO LOS OJOS LA MIRO Y LE DIJO "DEJAME MORIR EN PAZ" QUIERO DECIR QUE MAMA NO LE TENIA MIEDO A LA MUERTE,Y NOS RETO,PARA QUE LA DEJARAMOS LIBRE,PERO NO TODOS SOMOS IGUALES !
Es altamente dificil, que podamos despojarnos del amor y por sobre todas las cosas del egoismo, con nuestros seres queridos, no estamos preparados para la muerte, de nuestros padres, de los seres mas amados.
Besos Gallega!!
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