Cuando una persona se siente amada, su aspecto exterior lo refleja. Todo eso se trasluce en nuestros ojos y en nuestra cara, que son como el espejo del alma. Así mismo también se puede deducir cuándo una persona no se siente querida sino sola, así lo refleja su tristeza y vacío.
El amor, en cierto modo tiene un efecto milagroso sobre las personas.
Una persona puede sobrevivir a base de alimentos, agua y abrigo, pero el fin en esta vida no es sobrevivir, sino que nuestra vida tenga un sentido, y en gran parte ese sentido nos lo da el amor. Amor de cualquier tipo: amor de pareja, de familia, de amistad, etc.
Todos necesitamos un amor basado en la comunicación fluida, intimidad, afecto demostrado, aprecio, etc.
Toda relación de amor, debe aportarnos seguridad, y un sentimiento de ser valoradas y estar conectadas. Sin esa sensación, muchas personas recurren a otros elementos como la comida, las drogas, el alcohol, el trabajo, etc.
Como en cualquier relación, de pareja o de amistad, es importante que nos preocupemos por cómo le va a la otra persona e incluso si es posible podemos ofrecernos para ayudarle a solucionar sus angustias, una mano amiga nunca viene mal.
No resulta complicado regar una relación diariamente, basta con tomar una serie de pautas a tener en cuenta y los demás vendrá solo. Los ingredientes que hacen que la planta siga creciendo son tres básicamente: afecto, aprecio y atención. El afecto: alimenta la relación, da igual del tipo que sea. Se trata de una experiencia de intimidad muy gratificante. Aprecio: o estima, reconocer el valor, el mérito o las cualidades de esa persona.
Atención: se trata quizá de la más importante de las tres, ya que prestar atención a la otra persona es indispensable. Concederle toda la atención es una forma de valorarla totalmente.
La buena comunicación, pasar tiempo juntos, la fidelidad en todos los sentidos, ser capaz de aclarar los problemas y acercarse a la otra persona, son cosas que nos ayudan a alimentar y reforzar la relación de amor y cariño.
El amor es algo que sienta bien a cualquiera.
El amor, en cierto modo tiene un efecto milagroso sobre las personas.
Una persona puede sobrevivir a base de alimentos, agua y abrigo, pero el fin en esta vida no es sobrevivir, sino que nuestra vida tenga un sentido, y en gran parte ese sentido nos lo da el amor. Amor de cualquier tipo: amor de pareja, de familia, de amistad, etc.
Todos necesitamos un amor basado en la comunicación fluida, intimidad, afecto demostrado, aprecio, etc.
Toda relación de amor, debe aportarnos seguridad, y un sentimiento de ser valoradas y estar conectadas. Sin esa sensación, muchas personas recurren a otros elementos como la comida, las drogas, el alcohol, el trabajo, etc.
Como en cualquier relación, de pareja o de amistad, es importante que nos preocupemos por cómo le va a la otra persona e incluso si es posible podemos ofrecernos para ayudarle a solucionar sus angustias, una mano amiga nunca viene mal.
No resulta complicado regar una relación diariamente, basta con tomar una serie de pautas a tener en cuenta y los demás vendrá solo. Los ingredientes que hacen que la planta siga creciendo son tres básicamente: afecto, aprecio y atención. El afecto: alimenta la relación, da igual del tipo que sea. Se trata de una experiencia de intimidad muy gratificante. Aprecio: o estima, reconocer el valor, el mérito o las cualidades de esa persona.
Atención: se trata quizá de la más importante de las tres, ya que prestar atención a la otra persona es indispensable. Concederle toda la atención es una forma de valorarla totalmente.
La buena comunicación, pasar tiempo juntos, la fidelidad en todos los sentidos, ser capaz de aclarar los problemas y acercarse a la otra persona, son cosas que nos ayudan a alimentar y reforzar la relación de amor y cariño.
El amor es algo que sienta bien a cualquiera.
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