Es una enfermedad porque tiene una forma psíquica y un origen cerebral que el electroencefalograma ha permitido precisar.
Se trata de una descarga en masa de un grupo de neuronas cerebrales, o de su totalidad, que se manifiesta con crisis convulsivas (caída brusca del tono muscular y de la conciencia), que desestructuran el pensamiento y produce modificaciones de la personalidad asociadas con ese trastorno.
Existen distintos tipos de epilepsia, se trata de las crisis de gran mal y de pequeño mal.
La crisis de gran mal es un estado de coma que se inicia con una caída de frente con espasmo tónico que da lugar a la mordedura de la lengua o de los labios e interrumpe la respiración. Durante un minuto las sacudidas musculares rítmicas, simétricas, generales, van aumentado en intensidad en tanto que disminuye su frecuencia, hasta que el sujeto queda fláccido con una reanudación respiratoria y un relajamiento esfinteriano. El coma dura unos minutos y la conciencia se recupera en forma progresiva quedando un estado somnoliento. El afectado no guarda ningún recuerdo de su crisis.
La crisis de pequeño mal es la serie de accidentes que sobrevienen cuando la descarga generalizada es muy breve. Sus manifestaciones son esencialmente las ausencias, que es un breve eclipse de la conciencia, de uno a quince segundos. La mirada está fija y vaga y la cara pálida. Si el sujeto estaba hablando se calla y si está ocupado se detiene pero no pierde el tono muscular. No se observan convulsiones ni desorden del lenguaje, pero a veces se aprecia un estremecimiento y se escapan de la boca algunas gotas de saliva. El afectado no tiene conciencia de lo sucedido, son los demás que se lo revelan.
Las epilepsias parciales que permanecen localizadas tienen posibilidades quirúrgicas, no en muchos casos.
Las crisis epilépticas vienen precedidas de áureas, o experiencias vividas al comienzo de las crisis, fenómenos olfativos, gustativos, vegetativos, afectivos, visuales, auditivos etc.
La mayoría de los epilépticos quedan indemnes de trastornos mentales graves.
La epilepsia es una enfermedad frecuente. Se considera que hay diez millones de epilépticos en el mundo.
Con frecuencia, la epilepsia es una secuela de una encefalopatía infantil, debidas a enfermedades fetales o a las malas condiciones del nacimiento. También pueden generar epilepsia las encefalitis virósicas o de carácter infeccioso.
La epilepsia de esta naturaleza se puede manifestar hasta los veinte años, después de esa edad se puede descartar este diagnóstico.
En cuanto al carácter de la persona epiléptica, la perseveración es el rasgo sobresaliente, que consiste en una pérdida de rapidez en la adaptación sensorial o motriz, con tendencia al automatismo. Puede presentarse, tartamudeo y seseo en el lenguaje.
Pueden encontrarse todos los niveles de eficiencia en cuanto al nivel intelectual, desde la debilidad hasta la inteligencia superior. Algunos de ellos muestran rasgos brillantes, como muchos personajes históricos que la padecieron.
El tratamiento del epiléptico se centra en mantener una forma de vida ordenada, sin excesos, evitando la ingesta de excitantes, tóxicos y en especial de alcohol, siendo recomendable una alimentación más bien ácida dado que se atribuye a la alcalosis el desencadenamiento de las crisis.
Los medicamentos se ajustan a cada caso.
En la práctica, la gran mayoría de los epilépticos puede seguir una vida familiar y profesional normal, con la condición de respetar algunas medidas de prudencia.
Se impone en todos los casos el tomar en consideración los aspectos psicosociales. Algunos de estos aspectos justifican un abordaje psicoterápico individual, son aquellos casos en los cuales la observación muestra una particular sensibilidad a las dificultades afectivas, sociales o laborales.
Se trata de una descarga en masa de un grupo de neuronas cerebrales, o de su totalidad, que se manifiesta con crisis convulsivas (caída brusca del tono muscular y de la conciencia), que desestructuran el pensamiento y produce modificaciones de la personalidad asociadas con ese trastorno.
Existen distintos tipos de epilepsia, se trata de las crisis de gran mal y de pequeño mal.
La crisis de gran mal es un estado de coma que se inicia con una caída de frente con espasmo tónico que da lugar a la mordedura de la lengua o de los labios e interrumpe la respiración. Durante un minuto las sacudidas musculares rítmicas, simétricas, generales, van aumentado en intensidad en tanto que disminuye su frecuencia, hasta que el sujeto queda fláccido con una reanudación respiratoria y un relajamiento esfinteriano. El coma dura unos minutos y la conciencia se recupera en forma progresiva quedando un estado somnoliento. El afectado no guarda ningún recuerdo de su crisis.
La crisis de pequeño mal es la serie de accidentes que sobrevienen cuando la descarga generalizada es muy breve. Sus manifestaciones son esencialmente las ausencias, que es un breve eclipse de la conciencia, de uno a quince segundos. La mirada está fija y vaga y la cara pálida. Si el sujeto estaba hablando se calla y si está ocupado se detiene pero no pierde el tono muscular. No se observan convulsiones ni desorden del lenguaje, pero a veces se aprecia un estremecimiento y se escapan de la boca algunas gotas de saliva. El afectado no tiene conciencia de lo sucedido, son los demás que se lo revelan.
Las epilepsias parciales que permanecen localizadas tienen posibilidades quirúrgicas, no en muchos casos.
Las crisis epilépticas vienen precedidas de áureas, o experiencias vividas al comienzo de las crisis, fenómenos olfativos, gustativos, vegetativos, afectivos, visuales, auditivos etc.
La mayoría de los epilépticos quedan indemnes de trastornos mentales graves.
La epilepsia es una enfermedad frecuente. Se considera que hay diez millones de epilépticos en el mundo.
Con frecuencia, la epilepsia es una secuela de una encefalopatía infantil, debidas a enfermedades fetales o a las malas condiciones del nacimiento. También pueden generar epilepsia las encefalitis virósicas o de carácter infeccioso.
La epilepsia de esta naturaleza se puede manifestar hasta los veinte años, después de esa edad se puede descartar este diagnóstico.
En cuanto al carácter de la persona epiléptica, la perseveración es el rasgo sobresaliente, que consiste en una pérdida de rapidez en la adaptación sensorial o motriz, con tendencia al automatismo. Puede presentarse, tartamudeo y seseo en el lenguaje.
Pueden encontrarse todos los niveles de eficiencia en cuanto al nivel intelectual, desde la debilidad hasta la inteligencia superior. Algunos de ellos muestran rasgos brillantes, como muchos personajes históricos que la padecieron.
El tratamiento del epiléptico se centra en mantener una forma de vida ordenada, sin excesos, evitando la ingesta de excitantes, tóxicos y en especial de alcohol, siendo recomendable una alimentación más bien ácida dado que se atribuye a la alcalosis el desencadenamiento de las crisis.
Los medicamentos se ajustan a cada caso.
En la práctica, la gran mayoría de los epilépticos puede seguir una vida familiar y profesional normal, con la condición de respetar algunas medidas de prudencia.
Se impone en todos los casos el tomar en consideración los aspectos psicosociales. Algunos de estos aspectos justifican un abordaje psicoterápico individual, son aquellos casos en los cuales la observación muestra una particular sensibilidad a las dificultades afectivas, sociales o laborales.
5 comentarios:
ay yo tenía un compañero en la facu que tenía eso. pobre.
ES VERDAD QUE HAY GENTE QUE LA TIENE Y NO SE HACE EVIDENTE!!
muy interesante
y cierto
un abrazo
HOLA SOY UNA MADRE PREOCUPADA POR EL FUTURO DE MI HIJA QUE TIENE EPILEPSIA DESDE LOS 7 AÑOS Y HA SIDO DE DIFICIL CONTROL, NO HA PODIDO ESTUDIAR SOLO HACER CURSOS MANUALES, ESTUDIAR CON UNA PSICOPEDAGOGA, PERO ME ENTRISTECE QUE NO CAPTA MUCHO, NO SE SOCIABILIZA CON NADIE PUES SIEMPRE ESTA ENFERMA CON EFECTOS COLATERALES A SU PROBLEMA, Y ULTIMAMENTE DICE COSAS QUE PARA MI ESTAN FUERA DE LA REALIDAD NO SE QUE HACER A QUIEN CONSULTAR PORQUE TRATAMIENTO TIENE AUNQUE LE SIGUEN DANDO CRISIS ANTES Y DESPUES DEL PERIODO, PERO SON SUS ESTADOS DE ANIMO Y LA PREPARACION PARA EL FUTURO QUE ME ANGUSTIAN PUES NOSOTROS SUS PADRES NO SOMOS ETERNOS, PODRIAS MANDARME TUS COMENTARIOS GRACIAS
Hola mi hija hace hace 8 meses que comenzo con convulsiones y esta en tratamiento ella tiene 16 años , estos datos me ayudan mucho gracias
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